Serafín Romero Agüit
Presidente de la Organización Médica Colegial
2 de junio de 2020
Intervención
Buenas tardes, señor presidente de la Comisión. Buenas tardes, señoras y señores diputados, miembros de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados. Permítanme que mis primeras palabras en nombre de la profesión médica sean de condolencia y afecto a todas las víctimas de la pandemia por coronavirus y a sus familiares, y muy especialmente quiero hacer un recuerdo a los profesionales sanitarios fallecidos, a nuestros cincuenta y nueve médicos que siempre estarán en nuestra memoria, a los que aún se debaten entre la vida y la muerte, a los que intentan superar las complicaciones y a los que siguen en primera línea asistencial, para ellos dignidad y respeto.
Nos encontramos ante una situación de enorme complejidad que genera gran incertidumbre y sobre la cual tenemos aún mucha ignorancia. Nos enfrentamos a un virus que tiene una gran facilidad de expansión y una alta capacidad de producir infecciones graves, y además tiene un armamento genético que ocasiona una catástrofe terrible. No sabemos de su variabilidad, ni cuánto puede persistir en los próximos meses, ni cuáles son los mecanismos por los que se produce un rápido empeoramiento brusco del paciente. No sabemos aún cuál es el tratamiento adecuado, ni cuál es la vacuna ni si la tendremos y en qué tiempo. Pero no quiero ocultar que son el futuro y el presente lo que más reto supone desde el punto de vista organizativo y donde más se precisa la contribución experta, comprometida y creativa de la profesión médica, porque el regreso a la normalidad va a ser presumiblemente un camino complejo, con altibajos, con idas y venidas, y porque esa normalidad va a ser diferente necesariamente de la que antes existía. Tenemos que apostar por una nueva oleada reformista que facilite cambios institucionales y organizativos para atrevernos a cambiar lo que todos sabíamos que debería haber cambiado y también para prepararnos para futuras amenazas, porque ya somos dolorosamente conscientes de nuestra vulnerabilidad ante pandemias en un mundo globalizado que no habían sido consideradas ni atendidas convenientemente.
Hoy no les voy a hablar de un pacto por la sanidad, un pacto de Estado por nuestro Sistema Nacional de Salud, aunque nos reafirmemos en la necesidad clara del mismo -al igual que los ciudadanos que no solo lo piden sino que lo sienten como suyo-, hoy les quiero trasladar que tienen una deuda moral con la sanidad y con los sanitarios. Nuestra intervención en esta Comisión para la Reconstrucción pretende trasladar el papel de palanca que debe ejercer la profesión médica para interferir y sortear la excesiva interferencia política. Nuestra aportación irá encaminada a la exposición de un conjunto de reformas selectivas que desencadenen dinámicas de mejora aún más amplias y que se sustenten en amplios consensos. La sanidad, lo sanitario, no puede seguir tratándose como un gasto; la sanidad y lo sanitario es una inversión y abogamos por la capacidad de generar grandes acuerdos desde un núcleo central que apueste por un modelo sanitario sostenible. Debemos preguntarnos -deben preguntarse- si estamos dispuestos a asumir diagnósticos y propuestas externas, poner nombre a un informe que estudie las propuestas, como sucedió con el informe Abril que luego no se tuvo en cuenta, y acordar quién participa en él. La retórica política de estos años solo ha servido para adormecer la demanda creciente de reformas, dirigiendo la atención a los sueños de lo que el Sistema Nacional de Salud es o debería ser, en vez de asumir decisiones y costes y empezar a introducir cambios. Están las hemerotecas llenas de diagnósticos y tratamientos y encontrarán un gran vacío en el espacio destinado a la puesta en marcha de estos. No debemos salir de esta crisis de salud pública para volver a encontrarnos con la misma realidad que dejamos en marzo: un Sistema Nacional de Salud sin recursos económicos suficientes para seguir manteniendo los criterios que nos hicieron ser referente; unos estándares de resultados de alto nivel, a pesar de lo anterior, pero, no nos engañemos, consecuencia del trabajo y el esfuerzo de los miles de profesionales sanitarios, los mismos que han sido capaces de doblegar una amenaza como nunca podíamos imaginar; la vuelta a unas listas de espera que van a suponer otro reto asistencial; la precariedad en el empleo y la falta de políticas de recursos humanos en salud; las bajas y deterioradas retribuciones y un personal abatido, indignado y cansado tanto física como emocionalmente. Toca recordar a Ramón y Cajal cuando nos decía: «Las ideas no duran mucho, hay que hacer algo con ellas». No solo ha habido falta de voluntad política a lo largo de estos años, hay hasta pánico de los propios responsables políticos y gestores para enfrentar conflictos y reacciones en la propia opinión pública y hoy en día en el mundo de las redes sociales. Subyace una expropiación de competencia a las autoridades sanitarias por parte de las económicas y de Función pública. Ministros y consejeros de Sanidad dan la cara, pero casi todo acaba dependiendo de otros que no aparecen en el escenario. A veces nos preguntamos si es más oportuno dirigirnos a Hacienda o a Economía que a nuestro propio Ministerio de Sanidad. Necesitamos un discurso sanitario desde lo político, una apuesta política por lo sanitario, un modelo explicativo que ilusione y que estimule el compromiso y la participación real de la profesión médica. En este escenario no puede obviarse que los profesionales sanitarios constituyen la piedra angular del Sistema Nacional de Salud. Sin su compromiso, esfuerzo, competencias y vocación sería impensable que España tuviera una sanidad como la que tenemos y, sin lugar a dudas, el abordaje de esta pandemia hubiera desembocado en una tragedia aún mayor.
Es una apuesta difícil para los profesionales de la medicina, porque remamos contra corriente, porque a veces se nos pide que sigamos siendo islotes de virtud, porque incluso se abusa de nuestro compromiso con el paciente para pedirnos una austeridad autoinfligida, porque se nos piden sacrificios apelando a nuestra vocación, mientras otros escapan de las estrecheces con menor valor añadido social y con una mucho más liviana dedicación a su quehacer en comparación con las agotadoras y comprometidas jornadas que la gran mayoría de los médicos deben cubrir cada día. No estamos contentos con la situación actual. La profesión médica se siente maltratada y exige a los responsables políticos e institucionales que repongan la desinversión, que incrementen el músculo profesional y que aporten retribuciones y calidad de empleo para que podamos seguir centrados en nuestra tarea, mejorando la medicina y el Sistema Nacional de Salud.
Hace algo más de tres meses, y en este mismo escenario, escenificábamos la renovación del contrato social de la profesión médica ante la presidenta del Congreso y un recién nombrado ministro de Sanidad. Lo hacíamos con la leyenda «Comprometidos con la sociedad y con el médico», en un año de centenario para el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, y sentábamos nuestro histórico compromiso con la sociedad afirmando nuestros posicionamientos como organización de representación profesional. Por todo ello, el Conejo General de Colegios Oficiales de Médicos, en representación de la profesión médica de nuestro país, se siente legitimado como un interlocutor principal para contribuir a reforzar y transferir el legado sanitario recogido de las generaciones que nos precedieron, constitutivo de un gran pacto de solidaridad entre todos los agentes sociales. Por eso no queremos ser meros colaboradores; queremos comprometernos hoy y aquí.
Permítanme que de forma enunciativa les haga una exposición de las medidas o propuestas que queremos hacer llegar a esta Comisión. Se las hemos hecho llegar con antelación a su presidente para su distribución y, por factor del tiempo, tan importante para que el trabajo, lógicamente, sea eficiente, paso a reiterar, puntualizando algunas de ellas.
De forma general, reiteramos, como antes hemos comentado, que es necesario una nueva oleada reformista -hace ya muchos años de aquellas leyes de sanidad que supusieron cambios de estructura y que tanto necesitamos ahora- para generar grandes acuerdos. No estoy pidiendo un pacto por la sanidad, sino grandes acuerdos políticos al máximo nivel, que faciliten las reformas necesarias en nuestro Sistema Nacional de Salud mediante ese acuerdo sanitario y social. Por lo menos pónganle fecha -diez años- para gestionar la crisis sin descapitalizar los servicios sanitarios públicos y la medicina. Quiero recomendar que el Congreso de los Diputados, a propuesta de esta Comisión para la reconstrucción y tras escuchar a todos los actores del sistema sanitario, designe una comisión para sintetizar los principales problemas de organización y funcionamiento del Sistema Nacional de Salud, proponiendo un conjunto articulado de medidas de mejoras específicas.
Estamos ante una situación de desescalada y, por ello, es muy importante plantear algún escenario en las estrategias de transición y preparación para las amenazas de salud pública. Consideramos esencial potenciar en este momento, en esta fase de evolución, con el fin de minimizar el alcance de los brotes que, inevitablemente, irán apareciendo, los siguientes parámetros: control de la transmisión, rastreo e identificación de casos y sus contactos, capacidad diagnóstica suficiente, aislamiento de positivos, capacidad asistencial suficiente, control de focos y medidas de protección. Y España tiene que asegurar una reserva estratégica de material de protección al personal sanitario y a los ciudadanos, así como de equipamientos médicos con la finalidad de poder incrementar unidades de cuidados intensivos y otros materiales para situaciones epidémicas. En el ámbito de redefinir y reformar el Sistema Nacional de Salud, consideramos la necesidad de mantener el liderazgo del Ministerio de Sanidad en el seno del Consejo Interterritorial de Salud sobre la pandemia de COVID-19. Será oportuno aprobar con carácter de urgencia esa estrategia nacional contra el virus que nos va a acompañar durante un tiempo.
Queremos aquí dejar claramente definido que hay que potenciar el papel del Ministerio de Sanidad, que debe de reagrupar otra vez una nueva denominación que sería la de Ministerio de Sanidad, Salud Pública -en mayúsculas- y Política Social, potenciando el carácter ejecutivo de las decisiones del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud como órgano clave para el impulso de medidas y actuaciones de salud para los ciudadanos y para el fomento de la cooperación entre las comunidades autónomas y el Gobierno de España. Entendemos que para eso es necesaria una nueva arquitectura estratégica del sistema nacional con la creación orgánica y funcional a nivel operativo de un sistema multiagencia. No estamos hablando de una centralización de nuestra sanidad, pero sí de la necesaria creación de un sistema multiagencia, especialmente en los siguientes escenarios: en el escenario de la salud pública y la política de salud; en la evaluación sanitaria; en los sistemas de información sanitaria; en la estructura de capitalización compartida; en la modernización, reformas y dinámicas de cambio compartidas; en las garantías públicas sustentadas en los derechos subjetivos constitucionales -esos derechos sustantivos de la ciudadanía-, como la cohesión social, y en las políticas de solidaridad; en la humanización de todas las políticas sanitarias y en el buen gobierno; en el desarrollo de la política científica, biomédica y de la innovación, incardinada orgánica y funcionalmente en el Instituto Carlos III y con coparticipación de las comunidades; en la cooperación internacional en las políticas sanitarias y de salud; en el desarrollo de la política farmacéutica, y en la cartera de prestaciones y servicios sanitarios.
Hoy toca hablar de un hecho que creo que ha llamado la atención a todos y que ha sido el gobierno clínico de la pandemia. Por eso, tras lo observado en esta pandemia, reivindicamos el valor clínico generalista para coordinar a equipos interdisciplinares. Necesitamos la figura de un profesional de la medicina más polivalente, capaz de atender y/o apoyar en especialidades que no son las suyas. En ese sentido, debería existir una figura formativa de capacitación específica, de carácter voluntario y eminentemente práctica que permita obtener las competencias precisas para prestar esta ayuda que se ha demostrado tan necesaria. Cuando la asistencia abocaba a un colapso, cuando más complejidad teníamos y más incierta era la situación, se ha demostrado que la ruptura de los equipos estancos, las brechas competenciales, la falta de coordinación y el hospitalcentrismo pueden ser revertidos hacia un nuevo horizonte asistencial. Lo que parecía imposible se ha logrado cuando se ha confiado, por necesidad, en la flexibilidad y en la autogestión. Es hora de fortalecer la confianza en los profesionales sanitarios, en su compromiso y en su capacidad de autogestionarse desde el profesionalismo y la asunción de responsabilidades. Es hora de despolitizar la gestión de los sanitarios, potenciar la formación médica continuada y la acreditación de la misma en un entorno internacional libre de conflictos de intereses, así como las competencias en materias transversales del médico, que deben priorizarse en los proyectos de desarrollo profesional.
En relación con la política farmacéutica y tecnológica, es necesario seguir garantizando el acceso a todos los ciudadanos a los medicamentos esenciales y, muy especialmente, a las innovaciones terapéuticas que intenten vencer a este virus y a una vacuna que vendrá y que pondrá fin a este problema de salud. Además, lo tenemos que hacer como país, con una visión solidaria y cooperante en un mundo global e impulsar el desarrollo de los recursos propios y la puesta en marcha de experiencias como la llevada a cabo en el ámbito de las terapias avanzadas, que puede servir de referencia y que se puede explorar para otro tipo de tratamientos. Debemos fijar sin ningún tipo de contrariedad más el marco de relación con la industria farmacéutica innovadora y con la de la tecnología sanitaria que permita la mejor incorporación de los fármacos y las tecnologías que aporten valor. Abogamos por un ejercicio transparente tanto en lo que respecta a la fijación de precios y a la financiación de medicamentos y tecnologías sanitarias, como a la financiación pública de los mismos.
En relación con la gestión de la tecnología, hay que poner en marcha un plan específico que permita la renovación de la infraestructura tecnológica. En la producción y estímulo nacional de los bienes de equipo y de tecnologías tenemos que aprender de lo que se nos ha presentado con esta pandemia. Una de las enseñanzas más dolorosas de esta crisis ha sido la comprobación impotente de nuestra dependencia en aspectos básicos de bienes de equipo y tecnología común que se han demostrado esenciales. Hay que desarrollar la telemedicina promoviendo una cultura desde lo ético y deontológico y preservando la relación médico-paciente que, como todos saben, estamos abogando para que sea reconocida como patrimonio inmaterial cultural de la humanidad, y una historia clínica electrónica compartida con un repositorio nacional y europeo de datos de salud del paciente en las condiciones de seguridad exigibles por la legislación actual. Y permítame un apunte también en el campo de la investigación: hay que definir una estrategia específica y aumentar los recursos para I+D+i, y si no los hubiera, al menos que se ofrezcan en un formato utilizable por los investigadores; una gran parte de lo que se presupuesta no se ejecuta. Se necesita una regulación en materia de recursos humanos que permita flexibilidad en los contratos y que facilite las incorporaciones necesarias y las remuneraciones dignas, así como compatibilizar tareas asistenciales e investigadoras, la conocida carrera del investigador médico.
Un punto importante para poder avanzar es el debate de la financiación, viabilidad y sostenibilidad, definir o redefinir un nuevo modelo de financiación estable, suficiente y respetuoso con el principio de estabilidad presupuestaria y consolidación fiscal y que sea coherente con los principios de cohesión territorial, igualdad y equidad en el acceso a las prestaciones sanitarias de acuerdo con una cápita adecuada. También hay que incrementar los recursos destinados al Sistema Nacional de Salud alcanzando una inversión en estos servicios públicos propia de otros Estados de la zona euro y propia de un país como España. Esto supondrá pasar del actual 6 % del PIB en sanidad a un mínimo del 7 % del PIB. Hay que inyectar con carácter de urgencia un montante económico para afrontar los gastos derivados de la pandemia, los derivados para mantener el sistema sanitario en estado de alerta y los destinados a la puesta al día de la actividad asistencial demorada que va a tener que coexistir con la atención a la COVID-19. Esta inyección económica debe priorizarse especialmente en consolidar el empleo sanitario y que tenga para esto un carácter finalista. Sería muy conveniente de una vez por todas garantizar en el Boletín Oficial del Estado la solvencia de nuestro Sistema Nacional de Salud. Nos lo merecemos, se lo merecen nuestros ciudadanos.
Con relación a los recursos humanos y a la profesión médica, hay que afrontar de una vez por todas la planificación de las necesidades de recursos humanos en salud y consolidar el empleo médico y sanitario de calidad, recuperar los derechos retributivos perdidos como consecuencia de las medidas puestas en marcha en la crisis económico-financiera, una mejora retributiva acorde con la competencia, dedicación y responsabilidad del ejercicio de esta profesión; si no, lógicamente el panorama al que vamos a vernos abocados es a más de lo mismo. Por eso es obligado un plan integral de recursos humanos en sanidad con participación real del Foro de la Profesión Médica en el Foro de las Profesiones Sanitarias, para desarrollar un registro de profesionales de una vez por todas del Sistema Nacional de Salud, para desarrollar de una vez por todas cómo se tienen que formar nuestros médicos de hoy y del mañana, con un continuo formativo que camine de la mano, desde el grado, la formación especializada, el desarrollo profesional continuo, la carrera profesional y la acreditación de certificación de sus competencias, con un plan de evaluación continuada y reconocida del ejercicio profesional del médico. Es mucho esfuerzo lo que significa ser médico y muy poco lo que vale la evaluación de un desarrollo competente.
En relación con la vinculación jurídica del médico, ha de suponer que el médico ocupe un papel fundamental en la gestión y gobernanza del Sistema Nacional de Salud para avanzar en la eficiencia, seguridad y calidad de la asistencia sanitaria. Queremos estar en la gestión clínica y en la gestión y buen gobierno de los sanitarios, renovar ese necesario contrato social de la profesión médica hoy aquí ante un gran acuerdo con el Ministerio de Sanidad y la profesión médica para que nos cubra esos diez años que antes comentábamos. Y queremos también -parece mentira- pedir un reconocimiento de la contingencia profesional de la infección por el SARS-CoV-19. Se lo merecen nuestros médicos y todos los sanitarios. Por eso hemos pedido también que la profesión médica en particular y la sanitaria en general -abogo por las profesiones sanitarias hermanas-, que han estado trabajando y que también han presentado y tienen muchas víctimas, sean reconocidas como profesiones de riesgo.
Estamos muy preocupados porque -¡quién nos lo iba a decir!- empezamos a ver un escenario de judicialización de la práctica médica en esta pandemia. No quisiéramos pasar de los aplausos a la presunción generalizada de culpabilidad ni a la pena de banquillo. Es fundamental facilitar los sistemas de resolución extrajudiciales de conflictos ante la situación actual de crisis y profundizar en el lado humano de las relaciones, buscando soluciones alternativas en base al diálogo y a la negociación. Vuelvo a reivindicar, y es fundamental, la aprobación de un baremo de daños sanitarios.
Con relación al primer nivel asistencial, y de forma también rápida, quisiera comentar que la postergada agenda de mejora de la atención primaria debe avanzar y consolidarse tanto en recursos humanos como en financiación, plantillas orgánicas, reforzamiento de puestos estructurales, sistema justo de sustitución interna, así como modelos de autonomía de gestión, fomento de la figura y función directiva del equipo, de su desarrollo y carrera profesional y de otras mejoras en organización, actividad y dotaciones. En este proceso de desescalada hemos puesto encima de la mesa la necesidad de priorizar la seguridad del personal y de los pacientes, rediseñar la accesibilidad a los centros de salud, los cambios de organización y roles profesionales, el desempeño de funciones de vigilancia epidemiológica y la reducción de las cargas burocráticas. Es imprescindible reforzar la coordinación entre los sistemas social y sanitario para mejorar la calidad conjunta de los servicios que prestan ambos sistemas en personas con limitaciones en su autonomía y para poder gestionar de manera satisfactoria futuras pandemias y emergencias sanitarias. Y también se lo debemos a nuestros mayores, a aquellos que han hecho e hicieron posible que tuviéramos un sistema nacional de salud como el que gozamos y que pretendemos -hoy estamos en ello- poder legar a nuestros hijos y a nuestros nietos. Y debe hacerse desde la coordinación -no me voy a extender-, esencialmente en aspectos fundamentales como una planificación conjunta de los cuidados de larga duración; el desarrollo de un sistema de información integrado en lo referente a la prestación de servicios a personas con un determinado perfil de salud y autonomía; creación de infraestructuras de coordinación entre los servicios sanitarios y los servicios sociales en su parte de promoción de la autonomía y atención a la dependencia, y a la implicación de los servicios sanitarios públicos en la atención sanitaria y seguimiento directo de la residencias de mayores. Y hay que desarrollar y potenciar la Ley de Salud Pública de 2011 -no nos puede pasar lo que nos ha pasado- y extender, junto con ella, la especialidad de medicina preventiva y salud pública, invertir en el capital humano aumentando el número de plazas de formación médica especializada y aumentar la plantilla de los servicios de salud y su desarrollo profesional.
Quiero comentarles también que tendremos que encajar el debate del sistema privado de salud. No podemos estar continuamente planteándonos debates esquinados, porque coexistiendo con el sistema público de salud la previsión privada ha jugado y juega un rol sustitutivo y/o complementario a lo largo de su existencia en todas las comunidades autónomas y con volúmenes de actividad bastante estables. La colaboración del sector privado con el público es muy transversal y se extiende a todas las comunidades, por encima del signo político de los Gobiernos. Es obligado destacar el importante papel que ha tenido la sanidad privada en el abordaje de la pandemia de la COVID-19. Es necesario, por diferentes motivos, y se lo digo desde el punto de vista estrictamente médico, establecer canales de comunicación que eviten la duplicidad de pruebas diagnósticas y terapéuticas, con sus consecuencias derivadas de posible iatrogenia y especialmente relevante en la duplicidad de costes. Y se hace obligado fomentar y desarrollar toda la normativa relativa a la autorización de centros sanitarios y sociosanitarios en función de criterios objetivos y reclamar transparencia y publicidad de datos sanitarios.
Acabo, y permítanme que haya intervenido brevemente para respetar los tiempos. Quisiera destacar el papel de los colegios de médicos de España en el abordaje de esta pandemia. He podido comentar muy ligeramente -lo tienen ustedes en el documento- a lo largo de esta exposición parte de la actividad desarrollada por la profesión médica y por sus órganos de representación, que son los colegios de médicos, y hemos intentado exponer propuestas que necesariamente demandan respuestas urgentes, por compromiso social, porque el rol que tienen los colegios profesionales y el de médicos en particular es garantizar al ciudadano una asistencia de calidad con los profesionales más competentes. Llevamos cien años demostrando en la práctica que los colegios de médicos y el Consejo General de Médicos son excelentes plataformas para hacer que la medicina sea más segura, de calidad y decente y para que los sistemas sanitarios sean más efectivos y sostenibles, y en eso vamos a seguir trabajando, para que se aborden todos los temas pendientes desde la lealtad con las instituciones, pero con la firme convicción en la defensa de una asistencia sanitaria de calidad, en la defensa de los ciudadanos y en la defensa de los médicos.
Muchas gracias por su atención.
Preguntas de los grupos parlamentarios
Muchas gracias, doctor Serafín Romero, presidente de la OMC, por su presencia, y muchas gracias, sobre todo, por el documento que nos ha entregado y por su exposición. Creo que hoy todos los que estamos aquí queremos que transmita a todos los profesionales nuestro agradecimiento y nuestras condolencias por todos los compañeros que han fallecido y a sus familias y, sobre todo y especialmente, a todos los contagiados, a todos los profesionales -más de cincuenta mil-, a todos los sanitarios que han sido contagiados en esta pandemia. Desde aquí le transmitimos nuestra gratitud con ellos y, aunque solo sea por eso -aunque hay muchas otras razones-, presidente, tiene que saber que vamos a trabajar todos en esta Comisión para intentar aportar soluciones y que esto nunca nos vuelva a pasar. Me gustaría también agradecerle todo lo que ha hecho la institución que preside a lo largo de esta pandemia. Quiero agradecérselo y que se lo traslade a todos los profesionales.
Como usted es médico especialista en medicina familiar y comunitaria y conoce a fondo la atención primaria, es el motivo por el que yo le voy a realizar algunas preguntas, porque sé el conocimiento no solo como presidente de la institución, sino como médico en ejercicio y, especialmente, en la medicina rural. Voy a empezar por la medicina rural, porque creo que es un tema sobre el que tendríamos que plantear también medidas para conseguir esa recuperación del país. Algunas cosas tienen que ver directamente con la pandemia y otras tienen mucho que ver con cómo tenemos nuestro sistema sanitario. La primera es: ¿qué piensan ustedes con respecto a adoptar un sistema de incentivos y retributivo para todos los profesionales sanitarios que ejercen su función en el medio rural de nuestro país? Me gustaría mucho conocer su opinión. También me gustaría preguntarle algo, porque ustedes, en un comunicado el 19 de abril, manifestaron -palabras textuales-: la necesidad de un gran acuerdo político y social que garantice una atención sanitaria de calidad, que refuerce nuestro modelo sanitario universal y solidario. ¿Cuáles cree, doctor, que deberían ser los puntos fundamentales de ese gran pacto político, al que algunos que creemos en ese pacto llamamos Cajal? ¿Cómo valora la propuesta -dentro de lo que usted ha advertido sobre el reforzamiento del sistema de vigilancia epidemiológica y salud pública- de la creación de una agencia nacional de salud pública y calidad asistencial que incluya una unidad de pandemias? Porque uno de los problemas que hemos detectado sobre la gestión de la pandemia fue, por ejemplo, la falta de EPI, primero, y después la utilización de EPI defectuosos. ¿Cree que es importante que esa agencia incluya, igual que otras organizaciones como el NICE inglés, una parte de calidad asistencial?
Siguiente tema. Según su opinión, y tras haber analizado la situación hasta el día de hoy con el detalle y conocimiento que ustedes, los sanitarios, los médicos, tienen, ¿piensa que se podría haber evitado el alto número de sanitarios contagiados? ¿Por qué cree que no ha sido así y somos el país del mundo que mayor porcentaje de profesionales sanitarios contagiados tenemos? ¿Hubo falta de previsión, tal vez, o de adquisición de EPI a tiempo?
De acuerdo con su experiencia, doctor, ¿qué puede decirnos sobre el papel que debe asignársele a la atención primaria y comunitaria y, especialmente, el papel que vienen desarrollando los médicos centinelas hasta ahora? ¿Cómo se puede reforzar y hacer, además, parte imprescindible del sistema de vigilancia de salud pública a los médicos de atención primaria y comunitaria? Siguiente pregunta: ¿Cómo mejorar la situación de los profesionales sanitarios en la pandemia y en la pospandemia? Usted ha hablado de la I+D+i, ¿piensa que España, además de tener magníficos investigadores y tener en este momento abiertas varias líneas de trabajo muy avanzadas en materia de vacunas, necesitaría ser autónoma en la producción de vacunas? Y en último término, para que el presidente no me riña -es muy amable, señor presidente-, ¿cuantas reuniones han mantenido ustedes con el Ministerio de Sanidad, cuántas reuniones con la Comisión asesora de la COVID-19 de la OMC? ¿Se podrían haber evitado errores de haber contado con sus consejos? El consejo -leo también sus palabras- ha reprochado en comunicados de prensa que las autoridades sanitarias no hayan contado con el conocimiento, asesoramiento y capacidad de reacción de ustedes, de los profesionales sanitarios, en este caso de los médicos.
Muchísimas gracias por su tiempo y, sobre todo, traslade los agradecimientos a todos los médicos de nuestro país.
Tomás Guitarte Gimeno (GP Mixto, Teruel Existe)
Yo quería hacer una reflexión, al hilo de lo que usted ha comentado, sobre si cuando hablamos de la importancia de la atención primaria somos conscientes de que existe una España rural totalmente abandonada a su suerte en recursos sanitarios. Está abandonada en cuanto a instalaciones, está abandonada en cuanto a dotación de tecnología -en la mayoría de ella hay que irse hasta los años ochenta para ver su filiación- y también está abandonada en cuanto a la escasa posibilidad de dotación o de conseguir que acudan profesionales especialistas a la misma. Ahí tenemos un problema muy grave donde nadie sabe acertar cuál es la razón última por la que el Estado no consigue que acudan profesionales a estos medios, cuestión que es importantísimo solventar. En esta reciente epidemia hemos tenido la suerte de que no se ha cebado con esta España. De haberlo hecho allí, los recursos insuficientes habrían provocado una catástrofe. Hemos de aprender la lección.
Quiero hacer otra reflexión en cuanto a la financiación de estos servicios. Nuestra comunidad autónoma, por poner un ejemplo, defiende un modelo de sanidad asimétrica solidaria que en definitiva viene a consistir en que todos los servicios están concentrados en un único punto y todos los demás tenemos que desplazarnos aunque sean 100, 200, 300 kilómetros. Y eso, en última instancia, no es porque el Gobierno de Aragón tenga malas intenciones; es porque son unos servicios infrafinanciados probablemente desde el momento en que las transferencias obligan a la comunidad autónoma a concentrar recursos en un punto porque no puede ponerlos en más puntos. La financiación es un elemento sustancial a tratar y creemos que debemos hacer fuerza desde esta Comisión en esa dirección. No parece tener sentido que haya localidades como Teruel que no dispongan de servicio de radioterapia, que haya hospitales en Teruel que no tengan UCI. Son elementos a subsanar, creemos, de forma urgente.
Ana María Oramas González-Moro (GP Mixto, Coalición Canaria)
Señor Romero, quiero expresar una emocionada solidaridad con todo el sector médico, que ha estado a una altura en este país donde a veces no hemos estado otros. Yo hago mías todas las manifestaciones que ha hecho la señora Pastor, y seguramente hará la señora Carcedo, que saben muchísimo más que yo en materia médica. Yo solo le voy a hacer tres preguntas. Tengo familiares del sector sanitario -unos contagiados, otros no; lo he vivido en la familia- y quiero hacer una reflexión sobre los 51 000 sanitarios contagiados. Si los sanitarios no se hubieran contagiado, ¿habríamos llegado en este país a los 200 000 infectados? ¿Que los sanitarios se contagiaran fue por no haber tomado las precauciones y los protocolos adecuados y por no tener material? ¿Fueron el principal foco de infección? ¿Se ha podido acceder por fin a la información desglosada sobre qué sanitarios y en qué puestos fueron infectados? Yo creo que esta información es fundamental para trabajar en protocolos, para trabajar en prevención.
Segundo, ante el posible rebrote o no en el mes de octubre, mezclado con una gripe, mezclado con el tiempo del invierno, ¿tiene conocimiento sobre si el Gobierno de España está haciendo acopio para una campaña masiva de vacunación de gripe y si en este momento las comunidades autónomas tienen el material necesario para afrontar un rebrote?
Y una última pregunta, porque no tengo más tiempo. ¿Cree usted que se tiene que institucionalizar y hacer un tratamiento psicológico a todos los médicos que han estado en la batalla antes del mes referido que pudiera ayudar a que tengamos unos profesionales médicos en plenas condiciones físicas y psíquicas?
Íñigo Barandiaran Benito (GP Vasco)
Señor Romero, muchísimas gracias por su comparecencia, por sus palabras. Con ellas, va, por supuesto, también mi agradecimiento, primero, a todo el ámbito sanitario, a todos sus profesionales, también a los médicos. Soy nieto, sobrino, ahijado, hermano y padre de investigador y médico, o sea, que conozco perfectamente su idiosincrasia. Y permítame que le diga otra cosa más. Ante el informe de la Organización Médica Colegial tan completo que ha presentado, casi merecería la pena que nos calláramos, nos retiráramos y reflexionáramos sobre ello. No obstante, me gustaría hacer dos o tres pequeñas valoraciones, que me gustaría que usted también tuviera en cuenta.
En primer lugar, pesar de todo, a pesar de todos los pesares que seguramente muchos de los intervinientes le vayan a señalar, quiero afirmar que el sistema ha reaccionado bien, es decir, con sus defectos, las faltas de material y de capacidad para reaccionar en el momento adecuado, creo que es importante destacar, para el propio sistema y también para los propios sanitarios, que han existido recursos propios, recursos humanos suficientes para haber reaccionado de una forma adecuada. Es importante destacarlo porque es poner en valor al propio sistema.
Decían algunos médicos vascos entrevistados que entendían que las infraestructuras habían respondido, pero que de cara al futuro habría que considerar de alguna manera el agotamiento de los profesionales sanitarios. Y esta es otra cuestión de la que habría que hablar. Estamos en una situación concreta, pero también tenemos el riesgo de un futuro incierto, respecto del que el agotamiento de quienes han estado trabajando hay que constatarlo, para que a futuro se pueda tener en cuenta una reacción más eficaz. Esto es algo que me gustaría destacar.
Cuando hablamos del sistema sanitario, estamos hablando también -y usted ha hecho referencia a ello- de la coordinación entre comunidades autónomas de diferentes sistemas sanitarios. Es decir, algunos tienen más fortalezas que otros, y, en particular, debo señalar que en Euskadi el sistema sanitario ha reaccionado, a pesar de que, como ha señalado la señora Oramas, el principal foco inicial fue el de un hospital concreto, en el que hubo una concentración de infecciosos. Hay que destacar que son diferentes sistemas dentro del mismo, y me gustaría que señalara cuáles son los caracteres que de ellos se deben poner en valor, para reaccionar mejor a futuro.
Y este aspecto hay que relacionarlo con otra cuestión. Estamos hablando de sistema sanitario en España, pero también hay que considerar el ámbito europeo. Es decir, es imposible contemplar a futuro una pandemia como la que todavía estamos atravesando sin tener en cuenta la perspectiva no ya globalizadora, sino específica del ámbito europeo, también sanitario, en el que entiendo que ha habido un defecto de coordinación importante, también con relación a la producción de algunos elementos, bienes de equipos, vacunas, que me parece que no es excesivamente acertado plantear simplemente a nivel local o estatal. Debemos de cambiar esa perspectiva, porque vivimos en la sociedad en la que vivimos y tenemos una perspectiva europea.
Y falta un último elemento, al que usted ha hecho referencia y yo también quiero destacar. Hay que poner sobre la mesa el debate -hay que abordarlo y saber encajarlo- relativo a la sanidad pública y la sanidad privada. La sanidad pública y universal es la premisa, pero en ella se debe señalar la necesidad de contar también con elementos de la sanidad privada, que no se deben descartar. Por tanto, no se la puede excluir de inicio, creo que hay que saber incluirla. Entiendo que esta cuestión forma parte de un debate general sobre el sistema de salud, también se puede integrar en él, y creo que este debate hay que ponerlo encima de la mesa ya, pero sin dramatismos y sin exclusiones.
Guillermo Díaz Gómez (GP Ciudadanos)
Muchas gracias, señor Romero, por su comparecencia y el informe tan exhaustivo que nos ha enviado, sobre el que estoy de acuerdo con el portavoz del PNV en que deberíamos retirarnos a estudiarlo, porque es muy completo.
Quería empezar por dar las gracias, aprovechando su presencia aquí, por el trabajo que han hecho todos los médicos durante esta pandemia; a todo el personal sanitario, pero especialmente a los médicos, ya que está usted aquí hoy, porque la entrega y el sacrificio que han tenido durante todo este periodo van mucho más allá incluso de lo exigible, y mira que se les exige.
Nos ha hablado de una excesiva politización de la sanidad, de injerencias políticas en el ámbito sanitario. Coincido con usted plenamente en el diagnóstico, pero querría saber si estas injerencias en todo este periodo se han manifestado en algo en concreto, si la gestión de esta pandemia ha tenido injerencias políticas que hayan dificultado o hayan hecho peor esta gestión de la pandemia.
Por otro lado, respecto a cuando habla usted de historias clínicas compartidas y la necesidad de articular mejor, coordinar mejor las diferentes administraciones sanitarias que hay en España, querría saber qué opinión le merece a usted la implantación de una tarjeta sanitaria única y, a su vez, de la cartilla de vacunación europea. ¿Cómo valoraría la existencia de un documento de esta naturaleza?
Respecto a las cifras de contagiados entre los sanitarios, querría hacerle una pregunta. ¿Cree usted que España ha tenido peor profilaxis que otros países? ¿Por qué hay más contagiados entre los sanitarios españoles?
Otra cuestión que quería plantearle es cómo valora la movilización de médicos, de los sanitarios, en general, durante la gestión de esta pandemia, en la que se ha recurrido a médicos jubilados y a estudiantes, y cómo valoraría usted, aparte de esa reserva estratégica a la que hace referencia en el documento remitido, una reserva médica o sanitaria, de carácter humanitario, que esté preparada en un momento determinado para movilizarse ante situaciones como esta.
Joan Baldoví Roda (GP Plural, Compromís)
Muchas gracias por su comparecencia y por su documento. Creo que es fundamental que un documento sea claro, tanto en el diagnóstico como en las medidas que propone, y la verdad es que a mí me ha parecido muy claro.
Podemos mirar al pasado para aprender, y me parece perfecto. Pero también creo que una de las funciones de esta Comisión de Reconstrucción es mirar hacia el futuro. Solo voy a hacer una pregunta, porque tengo poco tiempo y quiero quedar bien con mi presidente. Mi pregunta es: ¿Usted cree que se debería blindar la sanidad pública en la Constitución, para que en el futuro no siguiera avanzando gotita a gotita la sanidad privada, como hace cada día más? Viendo lo que está pasando en Estados Unidos, creo que nos deberíamos curar con tiempo.
Ferran Bel Accensi (GP Plural, Junts)
Muchísimas gracias al doctor Serafín Romero por su comparecencia hoy aquí. Deseo trasladarle en su persona nuestra solidaridad y afecto hacia todo el trabajo que han hecho los profesionales sanitarios, especialmente los médicos, así como nuestro recuerdo a esos cincuenta y nueve médicos que nos han dejado en esta última crisis sanitaria.
Le agradezco el trabajo que nos presentan hoy, las propuestas y el desarrollo de las mismas. Presentar propuestas es relativamente fácil, pero presentarlas desarrolladas se agradece muchísimo. Nosotros nos comprometemos a estudiarlas profundamente y valorarlas, a pesar de que en algunas cuestiones estamos plenamente de acuerdo, pero en otras no tanto, también por la experiencia acumulada.
Ustedes hablan de redefinir y reformar el Sistema Nacional de Salud, y apuntan algunos aspectos con los que nosotros, de entrada, discrepamos, por ejemplo respecto a cuando intentan potenciar el papel del Ministerio de Sanidad y el papel ejecutivo de las decisiones del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, que tiene las mayorías que tiene. Cuando a nosotros, históricamente, se nos ha hablado en el ámbito de la salud, como en cualquier otro, de cogobernanza y cogestión, automáticamente se nos ha dicho que eso no era recentralización, pero la realidad es que, al cabo de un tiempo, sí acaba siendo una recentralización. Por tanto, este es un tema que deberemos tratar y estudiar con mucho detenimiento.
La cuestión de la financiación entendemos que es uno de los grandes temas pendientes en nuestro sistema sanitario. Evidentemente, está pendiente un nuevo modelo de financiación, con una capita adecuada y diferentes variables dentro de ella. Pero aquí podemos estar de acuerdo, porque, desde nuestra óptica, la infrafinanciación de la sanidad es histórica en este país, y se consolida cuando se hace el traspaso a las comunidades autónomas y no queda resuelto desde ese momento.
Hay dos aspectos más que quiero señalar. Por una parte, el encaje del sistema privado de salud nos parece superinteresante y necesario, y también el apartado referente a la necesidad de reforzar la atención primaria, así como el papel de las residencias de mayores.
Para terminar, señor presidente, me referiré a una cuestión que no está en el informe y es en relación con esta última crisis del COVID. ¿Creen ustedes, en su organización, que se han realizado suficiente número de test en el momento oportuno? Y si no se ha realizado suficiente número de test, ¿a qué ha sido debido y qué consecuencias ha podido conllevar?
Inés Sabanés Nadal (GP Plural, Más País)
Muchas gracias por su intervención y documentación. Como todos los portavoces de los grupos, le traslado nuestra solidaridad y apoyo a todo el personal sanitario. Solo voy a hacer un planteamiento y dos preguntas.
En primer lugar, desde el criterio de Más País-Equo, lo que garantiza la atención universal, sin discriminaciones en el ámbito rural, en los distintos distritos, en las zonas ricas, en las pobres, es la sanidad pública. Por tanto, me gustaría que nos explicara cuáles son los problemas que ha tenido la sanidad pública, porque eso es determinante en este momento, y especialmente la atención primaria. Hablaba el representante de Teruel Existe del problema de las zonas rurales; yo le hablo del problema de los centros de salud de atención primaria y de la falta de cobertura antes, durante y después. Eso es muy importante en la prevención, así como el problema con las listas de espera y la falta de médicos. Llevamos años hablando de la falta de atención primaria, y me gustaría que profundizara un poco en ello.
La segunda cuestión importante es que la Ley de salud pública no ha llegado a reglamentarse ni a hacerse su trasposición, y eso es absolutamente imprescindible, lo vemos ahora en el caso de esta pandemia. Nos gustaría saber cómo cree que debería potenciarse el despliegue de esta reglamentación y dar respuesta en un caso tan grave como el que hemos vivido.
Pilar Vallugera Balañà (GP Republicano)
Yo también soy de la opinión de leerlo con calma y hacerle llegar algunas de las consideraciones que nos va a merecer este informe. Hay unos cuantos aspectos que me gustaría comentar, lo que pasa es que ya han sido esbozados por mis compañeros. Esta mañana, hablando con Amnistía Internacional, precisamente nos ponía sobre la mesa el papel de los sanitarios y nos comentaban un par de cosas que me parecen relevantes -lo ha comentado la señora Oramas-. ¿Ustedes creen que los sanitarios contagiados han sido un vector decisivo de transmisión? Por otra parte, comentan que en la información de que disponen no hay datos desagregados que permitan analizar y detectar cuáles han sido los agujeros negros producidos en todo el Estado. La pregunta es si ustedes comparten esta opinión, o si tienen algún otro tipo de información. Ha habido un comentario que me ha parecido especialmente relevante y sobre el que quería preguntarle acerca de los equipos de protección individual. Nos comentaban que el mayor impacto en cuanto al contagio a mujeres respecto a todos los equipos sanitarios tenía que ver con que el diseño de los EPI estaba hecho para hombres y eso las ha hecho más vulnerables al contagio. Quisiera saber si esto ustedes también lo tienen contrastado.
Un par de temas más, porque el blindaje de la sanidad pública como bien para los ciudadanos, como derecho fundamental, y salvaguardar su salud me parece que concita, al menos por nuestra parte, un acuerdo total. Las preguntas son dos. En cuanto a la primera, ha hablado usted de atención primaria y hospitalaria, pero no ha salido en ningún momento la salud mental. Tenemos la percepción de que va jugar un papel muy destacado cuando se llegue a la fase de desescalada plena y que está muy mal financiada, dentro de lo mal dotada que está toda la sanidad pública, en general. Quisiéramos saber si usted cree que es necesario algún plan para este punto concreto.Por otra parte, quiero hacer referencia a que cuando hablamos de sanitarios bien retribuidos, empleos no temporalizados, no fragilidad en la vinculación laboral, seguramente también esta
mos hablando de captación de talento. Esta es una cuestión que tampoco sale, y me gustaría que nos diera su opinión sobre cómo el sistema público -qué retribuye y cómo retribuye- puede captar y quedarse el talento que no hay duda que tenemos en las universidades.
Quiero compartir la idea de que, cuando se habla de muscular o fortalecer el papel del ministerio, todas las alarmas nos saltan. Nosotras creemos que no todas las comunidades autónomas están en el mismo momento ni han dedicado los mismos esfuerzos a una sanidad pública importante, por lo que somos poco asertivos con la cogobernanza, porque los resultados que ha tenido hasta ahora han sido francamente muy defraudantes.
Para terminar, usted habla de transversalidad y subsidiaridad, en el sentido de que a veces la sanidad privada reemplaza a la pública. ¿Tienen algún tipo de propuesta más concreta sobre este tema? Una de las grandes posibilidades que otorgaba el estado de alarma en su momento era la capacidad de poner los medios privados al servicio de lo público y esa es la lógica que creo que debe imperar siempre en el cuidado de la salud, que, al final, es el primero de los derechos, para poder ejercer los otros. Por tanto, en este ámbito, la convivencia de los dos sistemas quizá se tendría que articular de acuerdo con este principio del cuidado de la sanidad pública.
Rosa María Medel Pérez (GP Confederal UP)
Ha dicho usted que la sanidad y los sanitarios son una inversión, y no un gasto, y me parece que tiene muchísima razón. Diría más, es un derecho que recoge la Constitución, el derecho a la salud, artículo 43.
Creo que estoy de acuerdo con casi todo lo que ha dicho usted, excepto quizá sobre una cuestión que ha puesto encima de la mesa y que me gustaría plantearle, y es la colaboración público-privada. Durante todos estos años de recortes -y esto que le estoy diciendo está publicado en revistas y libros- y privatizaciones un poco especiales, que es, en realidad, lo que supone la colaboración público-privada, como son los modelos de iniciativa de financiación privada, los modelos de concesión administrativa, los conciertos o los modelos de adscripción de un área sanitaria, por ejemplo, a un hospital puramente privado, es decir, adscribir el área de los ambulatorios de especialidades a los de primaria, etcétera, como ha pasado, por ejemplo, en Madrid y en otras comunidades autónomas como la mía, la valenciana, todos esos modelos no han consistido más que en desviar dinero público a empresas privadas, y, además, sin ningún tipo de control, ninguno, incluso en comunidades donde había figuras que deberían controlar esa gestión -porque el dinero es público- no se hizo jamás. Empresas que fracasaron, como pasó con el hospital de Alcira en Valencia, fueron rescatadas y se les pagó lucro cesante, cosa que no existía ni siquiera en los contratos previos. Vamos a ver, aquí la colaboración público-privada consiste en que yo, el Estado, doy el dinero, una empresa privada construye un hospital -según los modelos, el personal depende de ellos o no- y luego va pagando una cuota per cápita, por proceso o por lo que sea. Al final, resulta que todo eso es muchísimo más caro que si lo hace el propio hospital. Y encima esa empresa tiene asegurado el paciente, que es un cliente, porque es una empresa privada y busca el beneficio, y el dinero, porque si fracasa la rescatan. Si eso es la colaboración público-privada, nos sale carísimo. Si esos son los modelos de colaboración público-privada que plantea la Organización Médica Colegial, como usted ha expuesto aquí, me parece una ruina absoluta, porque no es más que un fraude encubierto, por mucho que la Ley 15/1997 lo plantee de esa manera, desde mi punto de vista. Voy a plantearle un caso hipotético con respecto a este tipo de colaboración. ¿Qué opina usted de que un jefe de servicio del Hospital Ramón y Cajal -hipotéticamente, repito- sea, además, jefe de servicio del grupo Quirónsalud de la misma especialidad? En su opinión, ¿hay conflicto de intereses? ¿Cree que eso entra dentro del código deontológico de la Organización Médica Colegial? ¿Cree que hay una incompatibilidad? Finalmente, durante estos veinte años de pérdida de inversión pública, sobre todo en la atención primaria, ¿qué ha hecho la Organización Médica Colegial para controlar esas pérdidas de ratio tanto de enfermería como de médicos? ¿Cuáles han sido sus gestiones para evitar eso?
José Luis Steegmann Olmedillas (GP Vox)
Muchas gracias, doctor Romero. Como colega suyo, diputado de VOX y diputado nacional, le doy las gracias en mi nombre y en el de todos nosotros para que las transmita a todos los médicos, que con su sacrificio han podido paliar los efectos de esta epidemia.
Yo no le voy a poner problemas a usted, doctor Romero. Entiendo que nos ha ilustrado mucho y no creo que sea mi función cuestionar nada de lo que ha dicho, lo estudiaremos. Por lo que ha manifestado, estamos muy en la línea del documento. Por eso le doy las gracias.
Efectivamente, tenemos una deuda con todos los sanitarios. España tiene un Sistema Nacional de Salud muy efectivo. Pero es muy efectivo a costa de ser una eficacia mal retribuida. Ese es nuestro diagnóstico, y supongo que usted está de acuerdo. Me uno a las preguntas que han hecho especialmente la doctora Pastor y la señora Oramas y sus reflexiones sobre los test sanitarios. Nosotros hemos preguntado específicamente qué porcentaje de distintos estamentos sanitarios se han infectado. ¿Cree usted que el sistema actual -no vamos a hablar del pasado, porque bastante hablo con el señor Illa todos los jueves en la Comisión de Sanidad y nos referimos mucho al pasado, y le reprochamos, pero a usted no- en estos momentos, en vistas -Dios no lo quiera- a un futuro rebrote de la epidemia, el procedimiento de actuación, de detección de contactos, de examen microbiológico de los contactos es el adecuado? Ítem más, ¿usted cree que en el momento actual el procedimiento de detección de casos en el personal sanitario, aislamiento y realización de test PCR es el adecuado? Ustedes mismos lo criticaron mucho cuando criticaron la forma de dar el alta a los sanitarios, y nosotros lo apoyamos. Esta es una primera pregunta.
La segunda pregunta viene al hilo de una reflexión. En nuestro grupo no nos parece que esta sea una crisis de la sanidad pública, es una crisis -como usted ha dicho- de la salud pública, sobre todo de la salud exterior, desde nuestras fronteras exteriores en cuanto a la importación, con la globalización, de las epidemias. Le pregunto sobre una cuestión muy específica. Usted sabe que antes de 2013 la Organización Mundial de la Salud definía como pandemia el contagio sistemático entre humanos de una comunidad en dos países de una misma región y en una nación de otra región. A partir de 2013 ya no hay criterios que cumplir, sino que, basándose en las evaluaciones nacionales de cada país, la OMS decide que es pertinente convocar a un comité de expertos de emergencia -donde estaba el doctor Simón-, que valoraba la información, calculaba los riesgos y estimaba si era conveniente declarar la pandemia. ¿Cree usted que esto no es algo así como una declaración que depende demasiado de los Gobiernos? Esta es la pregunta.
Y en el sentido de reforzar nuestras fronteras microbiológicas, en cuanto al documento de 30 de enero de 2019 del ECDC, Centro Europeo para la Prevención y Control de las Enfermedades, un experto, curiosamente también del Hospital Ramón y Cajal, decía: En cuanto al cribado de enfermedades infecciosas, fronteras y emigración, es posible realizarlo en nuestro medio, aunque no hay documentos de aplicación nacional, y depende bastante de la comunidad autónoma. Tercera pregunta, ¿cree usted que esto debería ser acometido en esa comisión que usted propone para el futuro?
Por último, querría saber si está usted de acuerdo, como parece que también propone el Partido Popular, en la elaboración de un plan nacional contra epidemias de virus respiratorios y los centros correspondientes.
Le doy efusivamente las gracias. Y, una vez más, transmita nuestra solidaridad y condolencias a nuestros compañeros de profesión. Gracias.
Ana Prieto Nieto (GP Socialista)
Doctor Romero, bienvenido a esta Comisión de Reconstrucción.Nuestras primeras palabras sean en recuerdo de todas las víctimas de esta pandemia, y nuestro dolor con las familias y los seres queridos de todos los fallecidos. Gracias, doctor Romero, por su presencia en esta Comisión y por sus aportaciones y reflexiones sobre los principales retos a los que ha de hacer frente nuestro Sistema Nacional de Salud, agravados por esta emergencia sanitaria mundial sin precedentes. La manera en que el sistema y sus profesionales han respondido ante esta crisis ha sido impresionante. Queremos reconocer y poner en valor el papel de la profesión médica y el del resto de profesiones sanitarias, trabajando hasta la extenuación, en difíciles condiciones, demostrando una increíble entrega en esta pandemia. Gracias, sanitarios. Quiero expresar también nuestra solidaridad con quienes, en el ejercicio de su trabajo, han contraído la enfermedad, y nuestra profunda tristeza por todas y todos los profesionales que han fallecido; nuestras condolencias también a sus familias y sus seres queridos. Somos muy conscientes del terrible impacto del virus en la salud, tanto física como emocional, de nuestros profesionales; ahora debemos atenderlos específicamente. Mi grupo está muy satisfecho porque el Gobierno de España haya ampliado la cobertura de la Seguridad Social a los profesionales sanitarios y sociosanitarios que hayan contraído COVID, considerándolo contingencia profesional derivada de accidente de trabajo. Sabemos que ha sido una de sus principales reivindicaciones. También tendremos en cuenta su petición relativa al reconocimiento de los riesgos de la profesión médica y, en su caso, la declaración de profesión de riesgo. También observamos las reflexiones de la Comisión asesora COVID-19-OMC, ya que consideramos de interés la importante función pública de los colegios profesionales, sobre todo, en situaciones en las que es relevante poner en evidencia el compromiso con todos y con la sociedad. Nuestro grupo considera que la crisis del COVID ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de fortalecer nuestro sistema sanitario público. Debemos abordar tanto los problemas y necesidades surgidas durante la pandemia como los retos históricos de nuestro Sistema Nacional de Salud. Mi grupo defiende un Sistema Nacional de Salud fuerte, de acceso universal, cohesionado y sostenible donde esté garantizada la equidad frente a las desigualdades sociales y territoriales. Pretendemos llevar a cabo una renovación del sistema que contemple mayor financiación, mejores condiciones laborales para los profesionales, una reforma de la arquitectura institucional bajo la premisa de la lealtad y la cooperación, un impulso a la atención primaria, la adaptación tecnológica y digital, el fomento de la innovación terapéutica y de la investigación.
Señorías, doctor Romero, uno de los retos principales a los que nos enfrentamos es la arquitectura institucional del Sistema Nacional de Salud. Quisiéramos conocer su opinión sobre las fortalezas y debilidades de la gobernanza en el conjunto del sistema, qué propuestas le parecen más adecuadas para avanzar en colaboración, cooperación y coordinación en el marco del Estado autonómico.
Otro de los temas que nos preocupan es que, en comparación con otros países de nuestro entorno, existe una gran formación de entrada en el ejercicio de las profesiones y de las especialidades y, sin embargo, se produce una notable ausencia de rectificación de competencias, con problemas de formación continuada y actualización. Por eso, tanto nuestro grupo como el Gobierno, planteamos retener y potenciar el talento, mejorar la motivación e incrementar las capacidades de las distintas profesiones. Nos gustaría saber también qué proponen ustedes al respecto.
Para terminar, quisiera decir que, por mi trayectoria como presidenta de un colegio profesional sanitario que fui, valoro como quien más el papel de las organizaciones colegiales y, desde esa posición, quisiera hacerle una última pregunta para acompañar con eficacia a las propuestas de futuro que usted nos ha trasladado aquí y que quiero agradecer. ¿Cómo debe evolucionar la Organización Médica Colegial para ser un organismo acorde con estos nuevos tiempos y ese sistema sanitario al que ustedes aspiran? ¿Cómo lo ven los médicos? ¿Cómo cree que los poderes públicos pueden ayudar en esa evolución, en esa transformación y en ese fortalecimiento de la Organización Médica Colegial?
Señor Romero, quiero darle las gracias de nuevo por su presencia hoy aquí y reiterar mi compromiso y el de mi grupo con el mandato y el trabajo de esta Comisión de Reconstrucción, en la que estamos en el ánimo constructivo de buscar acuerdos, donde nos toca recibir lo mejor de cada comparecencia para acertar en el encargo que tenemos todos, porque a todos los presentes se nos brinda la oportunidad de trabajar por un pacto general en materia sanitaria que prepare al sistema para proteger la salud de toda la población en el presente y en el futuro. Pongámonos a ello. Muchísimas gracias, presidente.
Respuestas
Lo primero es agradecer a todos los grupos el emotivo mensaje que trasladan a la profesión médica en particular y a todas las profesiones sanitarias en general. Lo hacemos nuestro, muchas gracias. Quisiera hacer una segunda reflexión. Vengo a comparecer a una Comisión para la reconstrucción, pero no tengo ningún problema en dar repuesta a posibles preguntas que tienen que ver con la evaluación de cómo hemos abordado la crisis. No tengo ningún tipo de problema, ningún tipo de problema. A lo mejor mi condición de médico de familia me puede permitir tener una opción transversal ante tantas cuestiones que voy a intentar resumir.
Voy a empezar por el Grupo Popular -realmente, son preguntas de todos- y la atención primaria, especialmente en el entorno del Teruel rural y no solamente de Teruel. Llevamos un siglo XXI en el que la atención primaria ha sufrido mucho. En una primera década -ocho o nueve años-, la fascinación tecnológica y el hospitalocentrismo cogieron mucha fuerza y en una segunda década, de crisis económica y financiera, quien realmente se vio afectada fue la atención primaria, en un entorno sociodemográfico que es el que es, nos guste más o menos, con comunidades muy envejecidas y con núcleos de atención de muy pocas personas, con una esperanza de vida muy corta y no hemos puesto en marcha ni una sola medida. La última iniciativa fue hace un año, a propuesta del Ministerio de Sanidad y de forma rápida apareció en el Boletín Oficial del Estado un plan para atajar estas consecuencias que arrastraba la atención primaria, con lo cual lo primero que tenemos que comentar es que, lógicamente, no es cuestión de hace unos días, sino que llevamos mucho tiempo dejando de mirar a la primaria. Y por eso estamos donde estamos.
Es obligado incentivar la atención primaria, me da igual que sea urbana o rural, pero especialmente la rural, claro. Incentivar la primaria tiene que ver con aspectos retributivos, pero también con aspectos de desarrollo profesional. Que dé lo mismo esté donde esté, va a conllevar que uno quiera estar donde quiera estar. Si no existe ningún tipo de desarrollo profesional que tenga alguna diferencia, posiblemente yo no voy a optar por irme a algunos sitios y sobre todo si irme a algunos sitios supone perder -lo digo para todo el ejercicio profesional de la medicina- fortaleza terapéutica, innovadora e investigadora. La primaria también es investigadora y es capaz de producir innovación, por cierto, una investigación e innovación bastante asumible, que además se podría ejecutar el próximo lunes. Estar todos estos años que llevamos de siglo sin atender este tema tiene sus consecuencias.
Necesitamos medidas urgentes y algunas pasan por crear una discriminación positiva en el entorno rural. Lo hemos venido pidiendo desde hace tiempo: más puntuación, un contrato R4 plus y un año de compromiso, pero de todas las comunidades, no seis meses de una y un año de otra, ni una que dé 6000 y otra que dé 12 000. Por favor, que haya un gran acuerdo; pónganse de acuerdo. Ahora era una oportunidad, precisamente, cuando habíamos forzado al ministerio para que diera el título a todos los MIR del último año, resulta que lo que iba a ser una prolongación ahora cada comunidad va a establecer escenarios diferentes. La atención primaria necesita una política específica y urgente y pasa por un entorno retributivo, una media del 16 % del total de la tarta conlleva deficiencias.
La atención primaria se ha portado muy fuerte, porque hablamos de 250 000 casos testados, una gran cantidad de casos que han sido atendidos en hospitales. Multipliquen por ocho si quieren y esos son los que hemos atendido en domicilio, muchos sin testar, muchos teniendo la única relación y cordón umbilical con nosotros, con lo cual esta es una parte en la que hay que ponerse las pilas. Me podría extender. Y además nos toca hacer algo que es de la primaria, porque hay algo que nos tenemos que achacar. Curiosamente, pusimos nombre a una especialidad y la llamamos familiar y comunitaria, pero la hemos reconvertido en asistencial. Yo soy, para los que no lo saben, médico de familia; no, yo soy médico rural, medico de asistencia pública domiciliaria, médico titular, y he convivido toda mi vida y sigo teniendo mi plaza en un pueblo. Pues bien, hemos perdido lo familiar, lo comunitario y el compromiso social.
Lógicamente, toca hacer atractiva la primaria. Por cierto, qué poco hemos cambiado desde que yo empecé a estudiar Medicina, porque si alguien me llega a decir que iba a acabar de médico rural y a descubrir una gran medicina, le hubiera dicho que no estudiaba Medicina. Ahora les pedimos el máximo a nuestros estudiantes, después los sometemos a un examen horrible y encima les damos luego un escenario posiblemente sin ningún tipo de esperanza. Ahora toca lógicamente hacerlo. No me quisiera extender, pero es que quien realmente tiene que llevar la vigilancia de salud pública, quien tiene que hacer eso del ‘rastreador’, es la atención primaria. ¡Pero si está en su seno! ¿Quién va a conocer mejor a los contactos en esos ámbitos que el médico y el enfermero de atención primaria?
Me comentaba -también me lo ha pedido el Grupo Parlamentario VOX- si podría hacerse un sistema de vigilancia a través de una agencia nacional de salud pública. Claro, desde el concepto de análisis de la profesión médica -no desde el punto de vista político- necesitamos un entorno nacional de vigilancia a través de diferentes agencias, como yo decía. Eso daría respuesta a esa idea equivocada, porque yo no la he dicho nunca, de centralizarlo todo. Yo estoy diciendo que hay ciertas cosas que es de obligado cumplimiento centralizarlas. ¿O es que vamos a seguir todavía subastando qué comunidad pone una vacuna y cuál pone otra? ¿Saben qué efectos tiene esto en la salud? ¿Realmente hay fronteras o nos las queremos inventar cuando tenemos que abordar una pandemia? Por cierto, si no estamos en ciertos Estados, qué dificultad hay para movernos, ¿verdad? Necesitamos una agencia, o como quieran llamarla -le pueden poner hasta un apellido si quieren, yo no tengo inconveniente-, pero necesitamos políticas de reforma para que ciertos entornos estén con una política común, solidaria y leal. No le llamen de otra manera, si somos un país; claro, si entendemos que somos un solo país. Estoy hablando en esta parte desde un entorno profesional, porque, si no, va a ser muy difícil abordarlo y, además, la equidad, que es un término muy semejante a la igualdad, se va a romper. ¿Es que nuestro sistema no ha sufrido la inequidad? ¿Es que vivir en cualquier sitio de España es igual en prestaciones y en equidad? Esto es lo que estamos pidiendo, porque que hay que ser solidario, y en este abordaje de la pandemia a veces hemos tenido dificultades no solo de solidaridad entre comunidades, sino hasta dentro de una propia comunidad, entre provincias. Por tanto, sí que creo en este tema.
Ha habido otra pregunta común casi evaluativa que tiene que ver con el alto índice -estoy aprovechando la primera intervención y después intentaré centrar algunas respuestas- de contagios en los sanitarios. Esto es innegable, los datos están ahí. Lo dijimos también hablándolo directamente con el ministerio, y ahora responderé. Nosotros ya preveíamos en febrero -tenemos un primer comunicado del 5 de febrero y otro todavía más específico- un contagio alto en entornos sanitarios y entre los sanitarios, pero no porque fuéramos muy listos, sino porque ya estaba ocurriendo. El 29 de febrero un comunicado del Consejo General de Médicos les dijo claramente a los médicos que no acudieran a congresos médicos. En aquellas fechas, y estoy mirando ahora al País Vasco, dos hospitales de Vitoria tenían un número alto de profesionales infectados que había llevado casi al cierre de los servicios. En aquel momento Vitoria era uno de los focos principales, aparte de otros casos en los que no me voy a extender porque todos los conocen. El primer caso que tuvo Sevilla fue un médico. Ya preveíamos un escenario claro y ya decíamos que había que proteger a los sanitarios precisamente teniendo el material suficiente de protección. Pero no solo por ellos -y ahora estoy contestando a otra pregunta- y por sus familias, aunque también, sino porque eran fuente de contagio de equipos asistenciales y mucho más si lo estaban pasando de forma asintomática y no estábamos en circuitos COVID -después todo fue COVID y también habrá que hablar de esto- eran una fuente de contagio para los demás. Luego, no se trata de parcelar si hemos sido un riesgo o no. No, perdón, la no protección nos ha conllevado a ser un riesgo y nos obligó a ir comentándolo semanalmente en nuestros comunicados hasta que en un momento determinado tuvimos que decir «ni un día más sin protección». Esto salió porque hoy en día en las redes sociales se mueve mucho el hashtag. ¿Por qué? Porque los datos estaban ahí. Además, entendíamos -y contesto con esto a la pregunta de los test- que tampoco teníamos que estar sin un test menos, porque no conocíamos la realidad, especialmente en el personal sanitario. Luego, ¿podríamos haber evitado algunos supuestos casos -esta pregunta venía de Coalición Canaria- de contagio? Claro, pero necesitábamos material de protección y test.
No voy a entrar, aunque si quieren puedo ser más exhaustivo, en dónde están los déficits, pero desde luego nos ha cogido con el paso cambiado seguro, y hemos visto escenas dantescas en nuestros profesionales sanitarios. No debería haber ocurrido, no puede ocurrir otra vez en este asunto. El portavoz de Teruel Existe comentaba también el tema de la financiación y de la equidad y este es un debate realmente importante para todo el mundo. En el asunto de la renta per cápita por persona para sanidad, yo no voy a entrar en el debate político. Pero deberíamos tener por lo menos una cartera de servicios comunes garantizada, independientemente de dónde uno viva con las posibilidades de acceso a la misma -no me voy a extender más- y después la comunidad autónoma -estoy hablando de Aragón- tendrá la posibilidad de hacer esa distribución equitativa para que efectivamente llegue. Tenemos que procurar ver dónde está esa línea con la fiebre de llevar los servicios a la esquina, sin ver si realmente tenemos los recursos necesarios para abrir al día siguiente y mantenerlos, especialmente de recursos humanos, cuando la movilidad y el acercamiento son importantes.
Comentaba la representante de Coalición Canaria también en relación con esto el tema de los rebrotes, si estábamos con material suficiente. Ahora mismo nos encontramos con material para atender lo que llega, y hemos pedido aquí que tenemos que tener el material suficiente para imaginarnos un escenario, como mínimo, igual que este, y todavía no sabemos si va a ser peor, lo comentaba al principio. Con lo cual, hay que hacer un gran esfuerzo, hay que ponerse a producir material y, ojo, hay que ser solidarios. La Organización Médica Colegial trabaja en un entorno internacional. Nosotros trabajamos con Europa, pero también trabajamos con la Confederación Médica LatinoIberoamericana, y están muy preocupados porque allí entran en invierno ahora y las condiciones sanitarias no son buenas. Tendremos que ser solidarios para que no ocurra lo que nos ha pasado aquí.
En cuanto al acopio de vacunación, por supuesto tienen que adelantar el abastecimiento todas las comunidades autónomas y el ministerio tendrá que hacer un gran esfuerzo, porque tendremos que adelantar posiblemente las necesidades de vacunas para evitar, lógicamente, esa etapa de solapamiento que parece que puede haber entre una y otra.
Hay algo que han comentado aquí. Yo ya lo he dicho: el personal médico y sanitario en general no es que esté indignado, es que está cansado. Todavía no ha podido romper emocionalmente porque todavía no se ha ido de vacaciones, que es cuando uno es capaz de analizar esas circunstancias. Hay una ventaja con la profesión médica y es que la profesión médica -y nace en Cataluña a través del Colegio de Médicos de Barcelona- tiene puesta en marcha desde hace más de veinte años un Programa de Atención Integral al Médico Enfermo, que además nos ha servido para asumir la responsabilidad que tenemos como profesión; casi cinco mil médicos han sido atendidos en estos veinte años en todo el territorio nacional de problemas relacionados con la salud mental y/o las adicciones. Y esto no ha sido solamente para ayudarlos a ellos, al conflicto familiar o a los de los equipos, ha sido para garantizar que quien atiende a los ciudadanos lo hace en las mejores circunstancias por responsabilidad profesional. Esto lo digo por si alguien no sabe para qué están los colegios de médicos. Pues están para eso, para decirle a un compañero que no puede seguir trabajando así. Por tanto, hemos puesto en marcha de forma extensiva en todas las comunidades el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime), pero también hemos firmado un acuerdo con el Ministerio de Sanidad y con la Fundación Galatea, que es la que lleva el programa en Cataluña, y con la Fundación la Caixa junto con enfermerías y psicólogos, para elaborar un plan general para todos los profesionales sanitarios, para las víctimas o los afectados por esta pandemia y para los profesionales sanitarios. Es algo que nos preocupa y estamos en ello. Gracias, además, por sacarlo aquí, porque no es solo físico el padecimiento.
El portavoz del PNV preguntaba si el sistema sanitario ha reaccionado bien. Mire, el sistema sanitario ha reaccionado, como dicen en mi tierra, de muerte, de verdad. Hemos estado al borde del colapso pero ha habido una capacidad de reconversión que he traído aquí y que ha puesto en valor el músculo de un sistema al que, miren por dónde, venimos años pidiéndole recursos, pero ha demostrado que hay que apostar por él, y especialmente por sus profesionales. Si me preguntan si ha habido una crisis de nuestro sistema sanitario, les diré que no. Aunque no sé lo que podría ocurrir mañana si nos tuviéramos que enfrentar otra vez a lo mismo y por eso hay que pedir prudencia. Hemos estado al borde del colapso, pero hemos hecho un enorme esfuerzo -esto es importante decirlo como país, como sistema sanitario y como profesionales- para dar el cien por cien. En Madrid se han multiplicado por seis los dispositivos de unidades de cuidados intensivos, hasta los gimnasios del hospital se han reconvertido y hasta un endocrino ha estado haciendo triajes en urgencias. El sistema ha respondido, otra cosa es no podemos estar solo pendiente de este tema.
Claro que tenemos diferentes sistemas sanitarios, pero ni para bien ni para mal. Me daría con un canto en los dientes si tuviéramos un escenario de lealtad, en el que compartiéramos y atendiéramos en igualdad a todos los españoles; otra cosa son las peculiaridades de cada espacio. Especialmente en este consejo interterritorial si solo hubiera debates sanitarios, deberían ser vinculantes. ¿Saben lo que ha paralizado el consejo interterritorial en política de recursos humanos en los últimos años? A veces no se han presentado los consejeros, y otras, no se han presentado los profesionales a un debate en el consejo interterritorial, precisamente por no tener criterios sanitarios.
Comentaba el tema europeo y mundial. Nosotros somos Europa y Europa debería tener políticas -por cierto, nos interesa ponernos de acuerdo- para solventar esto desde la solidaridad. Sé que en lo económico está, pero en lo sanitario también debería de estar, así como en el resto de políticas -en farmacéuticas, en tecnológicas, en historia común europea- para lograr ser interoperables. En el tema de interoperabilidad estamos intentando conseguir desde hace mucho tiempo que una persona no tenga que tener que estar contando sus problemas cuando cruza una frontera autonómica, y estamos avanzando pero con mucha lentitud. Esto no debería ocurrir. No sé si se podría hacer con una tarjeta única, como se comentaba, o simplemente con que nos reconozcamos. Si yo tengo el dinero en una caja rural provincial y viajo a Australia, puedo sacar mi dinero en un banco australiano. A ver si no vamos a ser capaces tampoco de tener una historia común.
Sobre sanidad pública y privada ha habido muchas interpelaciones. Yo no he hablado de colaboración público-privada, yo he dicho que hay que encajar el debate de la sanidad pública y privada. ¿Cómo? Háganlo. Yo no lo sé, pero las realidades están ahí. El número de personas que tienen seguros médicos privados ha crecido en la última década. Este no ha sido un problema de la profesión médica exclusivamente, yo creo que este es un debate que lo sobrepasa. Hay que tener en cuenta que tenemos una norma que viene ya desde hace mucho tiempo, la Ley General de Sanidad, que a lo mejor es el momento de revisarla, porque para bien o para mal recoge esa colaboración. Otra cosa es cómo la hayamos hecho, o cómo hemos permitido que el dinero público acabe gestionándose mal en esa colaboración públicoprivada. Pero eso no es lo que estaba escrito en la Ley General de Sanidad, estos son comportamientos que habrá que valorar detenidamente. Yo no tengo conflicto de interés, soy médico del sistema público. Estoy hablando en nombre de los setenta mil médicos que trabajan en la sanidad privada, y lo único que vamos a pedir como consejo general es que se mantengan los criterios éticos y deontológicos de la buena praxis. Efectivamente, los conflictos de interés habrá que declararlos y habrá que exponerlos, y para aquel que los esté revirtiendo ya está el código para recogerlo. Por tanto, esta organización no tiene un posicionamiento sobre el qué o hacia dónde se tiene que ir, lo único que tiene que dejar claro es que tiene que defender el ejercicio de la profesión, independientemente de dónde lo ejerza el médico, y garantizar, como hace el sistema público, que ese ejercicio se haga en las condiciones que marca la buena ética y el comportamiento profesional que tiene que tener. No me estoy evadiendo, es que no hay otro debate. No existe un posicionamiento colegial médico sobre lo que hay que hacer con la privada, lo único que estoy diciendo es que hay que encajarla. La Organización Médica Colegial -y me remito a los hechos del año 2012- abogó por la universalización de la atención sanitaria en España, pero no por conflictos sobre quién paga o quién no paga, de interior o de exterior, sino porque la profesión de médico exige no dejar a nadie atrás. Otra cosa es quién le tiene que poner el cascabel al pago o al copago. Y, sobre todo, lo hacíamos porque hay que tener una visión de salud pública, porque son precisamente en aquellos entornos de marginación dónde hay más problemas de contagio, generalmente de enfermedades infecciosas y la pobreza hace estragos en la salud de las personas.
Se ha hablado de la politización en la sanidad. Yo no estoy diciendo que tenga que haber una acción política, lo único que digo es que la gestión clínica profesional -y no me estoy refiriendo a la medicina- tiene que estar en manos de los profesionales y hay que generar otra vez un aumento de la confianza. Hay que romper algo que no hemos sido capaces de hacer desde que pusimos en marcha la Ley General de Sanidad.No sé si me estoy extendiendo, presidente, pero es que han sido muchas preguntas. El portavoz de Ciudadanos ha hablado de la movilización de los médicos y de una reserva estratégica. Los colegios de médicos desde el primer momento hicieron un llamamiento al voluntariado, y habíamos categorizado el voluntariado. En primer lugar, para nosotros lo más importante eran aquellos médicos que todavía están a la expectativa de coger sus plazas de MIR, que son grados de Medicina con un examen aprobado, en un número aproximado de casi siete mil médicos en toda España; aquellos, también, que se examinaron y no obtuvieron plaza, y estaríamos sobre los diez mil; más todos aquellos que no habían obtenido plaza en anteriores convocatorias por dos años, porque se está aumentando el número de médicos que salen de las facultades y que no pueden optar a una especialidad. En segundo lugar, les dijimos a aquellos médicos que tenían representación profesional -incluido el que les habla- que pusieran lógicamente cualquier otro tipo de interés en la asistencia. En tercer lugar, les dijimos a nuestros jubilados que había, para aquellos que quisieran, un papel importante precisamente para hacer un seguimiento telefónico. Llegamos a un acuerdo rápido con el Ministerio de Educación, con el Ministerio de Sanidad y con el Ministerio del Interior para homologar aquellos expedientes que estaban puestos encima de la mesa, que, por cierto, no han hecho falta y se han utilizado muy poco. Sin embargo, nos hemos quedado con las listas de voluntarios en la mano y tenemos posibilidades. No es que tengamos muchos, lo importante es que tengan la capacidad y el ánimo de moverse, porque una cosa es ser voluntario para quedarme aquí y otra es moverse dentro de la solidaridad. Ahí es donde tendríamos que hacer un esfuerzo.
El portavoz de Compromís me decía que había que mirar al futuro. Claro que estamos aquí mirando al futuro, no estaba evaluando qué ha ocurrido. Lo que pasa es que hay que mirar de dónde venimos para pintar el futuro. Queremos pintar el futuro, estamos aquí para pintar el futuro, pero el futuro tiene que ser mañana; no puede ser un futuro otra vez de tanto tiempo.
Hemos dicho que hay que blindar la sanidad pública. Yo he dicho que hay que hacerlo en el Boletín Oficial del Estado y en la Constitución, porque esto es lo que nos garantiza y lo que nos tranquiliza. Muchas familias han conseguido avanzar en una época de dificultad, que como país hemos sido capaces de avanzar en una crisis económica y financiera durísima, con la tranquilidad al acostarse de saber que si necesitaban un corazón su sistema se lo daba, al igual que también una aspirina. Esto es lo que tenemos que blindar. No sé si hay que hacerlo en la Constitución o en un boletín; no lo sé, pero, por favor, hagámoslo. No es cuestión de si una u otra, es que vamos a funcionar todos bien si tenemos un sistema blindado.
Más País me hablaba de sanidad pública, y yo no voy a reiterar más cuál es la postura de la casa. En cuanto a la atención primaria y falta de profesionales, no olvidemos que no hemos formado a todos los que deberíamos, pero tampoco tenemos cerrado el registro de profesionales en España. Los únicos datos que tenemos son los de la Organización Médica Colegial, pero necesitamos saber para tener políticas de recursos humanos cuántos se jubilan. Decíamos hace poco que en los próximos diez años nos vamos a jubilar un número cercano a cincuenta mil médicos en España, y tendremos que tener previstos estos.
Junts per Catalunya comentaba un tema, al que también se ha referido Esquerra, que creo que he podido responder, aunque no sé si vamos a estar de acuerdo. Seguro que vamos a tener matices, pero estamos hablando desde un punto de vista médico. No debe haber fronteras en el entorno sanitario y si hablamos de Europa, yo no quiero que exista ninguna frontera. Por eso, hay que blindar, en nuestra estructura de país, que los diecisiete sistemas tengan un entorno común. Llámenlo como quieran, agencia o le ponen otro nombre, pero debemos tener una lealtad y que no haya esas fronteras sanitarias artificiales, porque no es lo que piden los sanitarios.
La financiación es un tema clave. Yo he hablado de un porcentaje del PIB, pero habrá que plantearse realmente qué modelo, qué sistema vamos a querer y cuánto estamos dispuestos a pagar. ¿Queremos seguir teniendo innovación farmacéutica y tecnológica? ¿Hay que pagarlo todo al precio que nos impone un mercado o deberíamos tener como país un sistema para blindarnos de temas parecidos al de la hepatitis C, que, como todos saben, se engulló el presupuesto de la consejería? Había alguien de Galicia por aquí, ¿no? Creo que en Galicia, en el año 2016, tratar con un medicamento que era necesario se llevó el dinero de la Consejería de Pesca. Posiblemente tengamos que valorar cuánto estamos dispuestos a pagar como país.
En el tema de la residencias -también lo he pasado muy rápido- hay mucho de qué hablar y hay que hacer un debate sosegado, porque tenemos que hablar todos el mismo lenguaje. Hablar de lo sociosanitario en Cataluña no es lo mismo que hablarlo en Andalucía, estoy plenamente convencido. Tengo contactos con el Consejo catalán de colegios de médicos y sé que tenemos que ponernos a hablar el mismo lenguaje. Y, cuidado, no existe un sistema sociosanitario residencial, existe un sistema residencial; otra cosa es que nosotros pretendamos que sea sociosanitario.
Sobre si los test se han realizado en el momento oportuno, ya he hecho algún comentario. ¿Tenemos todos los test en este momento para abarcar a la población? Quizás es porque venimos de donde venimos, pero ahora mismo la atención primaria -y tengo constancia de ello por los presidentes autonómicos-, en todos los espacios, está teniendo pruebas y test diagnósticos y está diagnosticando aproximadamente en cuarenta y ocho horas. Hay desigualdad de fórmulas en las comunidades todavía, pero hemos dado un paso importante. El único problema es que vamos muy bien para el número de casos que hay ahora, pero, claro, si nos volvemos a desbordar, tendremos problemas. Tenemos que hacer un gran esfuerzo, porque -por favor, quédense con lo que he dicho al principio- desconocemos mucho y no sabemos qué nos va a pasar mañana.
Desde el Grupo Republicano se ha hecho referencia también a los EPI. A lo de hombres y mujeres yo no le puedo responder; no tengo este dato, con lo cual no me voy a atrever a hacerlo. No quiero hacer muchos comentarios al respecto, pero, yo, que conozco el ámbito rural, diré que hemos tenido a veces EPI, desde la solidaridad del mundo agrario, que eran, eso sí, impermeables; les puedo garantizar que esa era la única parte que cubrían bien. Y, después, según el estudio demográfico, parece que hay más mujeres afectadas que hombres, pero es que en nuestra pirámide demográfica, en el mundo médico, la proporción es 70 a 30 ya, por lo que también habrá que tener en cuenta esa evaluación.
En cuanto a la salud mental, creo que ya lo he comentado. En cuanto a la captación de talento, también he dado algunas claves. Si seguimos con el café para todos en el sistema compensatorio de los profesionales sanitarios… Ahí sí que nos tenemos que poner de acuerdo, porque este no es un tema de si privado o público, simplemente hay que favorecer el talento y el desarrollo profesional. La profesión médica ha apostado por eso, nuestros sistemas van por ahí. Estamos pidiendo precisamente un control de ese desarrollo profesional, que se reconozca. En este país hemos perdido mucho tiempo en la carrera profesional cuando la hemos asimilado; con todo mi cariño, diré que hemos hecho de los oficios profesiones. Yo creo que deberíamos haber planteado un escenario diferente, pero podemos plantearlo ahora.
También he respondido -y no me voy a extender más- al tema de la medicina privada, cuestión por la que me preguntaba el Grupo de Unidas Podemos también. En cuanto a la inversión, el gasto y el derecho a la salud, tampoco me voy a extender más. Y respecto a las gestiones de la ratio de personal, efectivamente también estoy de acuerdo. Por otra parte, la de la incompatibilidad es una pregunta que también he querido comentarles. Yo lo único que quiero decirles es que se queden tranquilos, porque el presidente de esta organización no tiene ningún conflicto de interés, pero es que, además, nuestro código marca dónde tienen que estar los conflictos de intereses.
VOX preguntaba por la situación actual y si la detección de casos es la adecuada. ¿Estamos al nivel en el que tendríamos que estar? Estamos al nivel que tenemos que estar para los casos que hay. Si tuviéramos que estar abordando otra situación, posiblemente no. Respecto a lo de la crisis y la dependencia excesiva del Gobierno y los entornos europeos, posiblemente habrá que plantear esos escenarios. Sobre la comisión centralizada de salud pública, creo que también he intentado responder.
A la portavoz del Grupo Socialista le agradezco la trayectoria colegial de compromiso, porque hemos coincidido y este mensaje no nos resulta extraño. Claro que hay que estar en la reconstrucción -ya estoy acabando; ahora sí que prometo acabar- y tenemos que hacerlo precisamente reconociendo el paso que se ha dado con el reconocimiento de la contingencia profesional. De verdad, les agradezco que valoren -por cierto, ahora o nunca- lo de profesión de riesgo, pero no porque queramos conseguir nada, sino porque efectivamente lo somos. No quiero mezclar el discurso de las agresiones en el ámbito sanitario en este tema, sino simplemente que esté ese reconocimiento, porque estamos expuestos precisamente en este caso a agentes biológicos, pero no los médicos exclusivamente. Respecto del talento y la valoración, también he dado respuesta.
Me preguntan qué tiene que hacer la organización médica colegial para captar esa, diríamos, sensación de pertenencia de los médicos. Pues, mire a lo mejor es inmodestia, pero yo creo que este debe ser el mensaje que tiene que emitir una organización profesional; sobre todo yo me quedaría con lo que aquí escenificamos en febrero, y es que hay que comprometerse con la sociedad. Ya hace tiempo que la asociación médica colegial -digo hace tiempo- ha dado un paso adelante en lo que ha sido hasta ahora nuestro principal compromiso, que estaba especialmente recogido en ese espacio individual de la relación médico-paciente. Ahora toca a las organizaciones profesionales y a la organización médica en particular tener un compromiso con lo económico, con lo social y también con lo político, porque es nuestra responsabilidad y nuestra razón de ser, es la renovación de ese contrato social que tienen que tener todas las profesiones, es la renovación que aquí escenificamos hace escasamente tres meses.
Muchísimas gracias. Creo haber respondido a las preguntas que me han hecho.