Jaume Padrós i Selma
Presidente del Col-legi de Metges de Barcelona (CoMB)
12 de junio de 2020
Intervención
Muy agradecido a esta Comisión, a todos los diputados y diputadas, por su asistencia, por haber pensado que mi participación, que no es tan importante por el hecho individual sino por el colectivo que represento, pueda ser de utilidad a las finalidades de esta Comisión. Sin más preámbulos, nosotros presentamos ayer a la opinión pública las grandes ideas que yo intentaré explicitar en esta Comisión. Cuando hablo de nosotros hablo en nombre de los Consejos de Colegios de Médicos de Cataluña, por tanto, de toda la profesión médica, de la profesión de enfermería, del Consejo de Colegios de Enfermería, de todas las sociedades científicas y de la Sociedad Catalana de Gestores, o sea, de los profesionales que están a cargo de la gestión.
Cada uno de nosotros hemos ido presentando informes, reflexiones, lecciones aprendidas durante esta epidemia y lo que hemos intentado es buscar un elemento de consenso. Creo que la clave fundamental para nosotros es el consenso, es el consenso en el diagnóstico y en la necesidad de saber identificar cuáles son las prioridades que el sistema sanitario, en este caso de Cataluña pero lo podríamos hacer extensible absolutamente al conjunto de España, como decía, esas prioridades que necesita el sistema. Son prioridades que ya fueron señaladas tiempo atrás, hace mucho tiempo, de hecho, yo diría que es el servicio público más superdiagnosticado en nuestro país. Recuerdo la comisión Abril Martorell o, en Cataluña, las comisiones Vilardell, 1 y 2, donde, repasando la documentación escrita, se dicen cosas que podían ser perfectamente plausibles de poner encima de la mesa en este momento.
Y esta es la primera consideración, llevamos muchos años en los que hay un estribillo político-mediático que afirma que tenemos el mejor sistema sanitario del mundo porque hacemos comparativas con los resultados en salud con los países más avanzados de nuestro entorno, que tienen modelos sanitarios parecidos. Y, efectivamente, tenemos resultados de salud muy buenos, pero esto es a costa del compromiso de los profesionales sanitarios. Ya cuando hubo la crisis económica, los recortes, los profesionales sanitarios señalaron aquellas líneas rojas que el sistema no podía permitirse, pero llevamos muchos años sin haber recuperado esos espacios de recursos y llegamos a la crisis de la COVID, que nos pone de manifiesto, de una forma descarnada, que todo aquello que intentábamos hacer ver a los responsables políticos, incluso también a los propios medios de comunicación, ese discurso de autosatisfacción no podía continuar de esta manera.
Nosotros hemos recibido el embate de una epidemia para la cual no estábamos preparados. El sistema no estaba preparado, estaba preparado para las pequeñas epidemias de gripe de cada año, pero no para esta epidemia. Y se ha puesto de manifiesto que tenemos una musculatura muy reducida, un sistema que en el momento en que baja la primera ola de afectación coge a los profesionales en una situación de cansancio físico, psíquico y emocional. Les puedo hablar en primera persona porque yo soy el responsable de haber puesto en marcha el servicio para toda España, para todos los profesionales sanitarios, de soporte psicológico, que ha permitido dar atención a muchísimos profesionales. En este momento yo les puedo decir que la situación es preocupante y que no estamos en condiciones de aguantar una segunda oleada si no se toman decisiones a corto, a medio y a largo plazo. Tenemos unos profesionales, además, con una situación de hipersensibilidad, porque han sido acompañados con gran empatía por parte de la población a las ocho de la noche de cada tarde, pero estos son los mismos profesionales que empiezan a recibir críticas porque la actividad no COVID, que quedó postergada durante la epidemia, pues hay que volver a ponerla en marcha, con lo cual las actividades quirúrgicas, diagnósticas, terapéuticas pues se han ido retrasando. Por lo tanto, nosotros desde la corporación advertimos, tanto al Gobierno como a la oposición, sobre el hecho de no volver a utilizar la sanidad, las listas de espera, porque todo esto se ha volatilizado y se ha volatilizado de tal manera que no es posible, sin que haya una rebelión de batas blancas, que se ponga más presión en el sistema. Pero, en cambio, hay unas necesidades objetivas.
Nosotros reivindicamos un pacto por la sanidad, nosotros lo hemos reclamado en Cataluña, lo reclamamos a nivel de Estado, un pacto, un acuerdo mayoritario de todas las fuerzas políticas, con el fin de habilitar los recursos para hacer las reformas necesarias. El sistema sanitario que tenemos fue pensado e ideado para las necesidades de una población de la década de los ochenta. La población española del año 2020 no tiene nada que ver con la población de los años ochenta, en parte, por el éxito de las políticas de salud anteriores. Nuestro país creo que es el primer país con la esperanza de vida más alta del planeta, por tanto, tenemos muchos pacientes mayores, mucha cronicidad, mucha dependencia, pacientes que requieren una mirada y una atención distinta, que también tiene que ver con la atención a las necesidades y las voluntades de los propios pacientes, pacientes que quieren decir cuándo, hasta cuándo, dónde y por quién quieren ser atendidos. Hemos tenido un sistema muy centrado en los hospitales y necesitamos un sistema más centrado en el ámbito de las necesidades comunitarias, por tanto, el refuerzo de la atención primaria, tanto sanitaria como comunitaria, nos parece esencial.
Por tanto, estamos hablando de cambios estructurales, cambios de orientación teniendo en cuenta las necesidades de la población española, pero yo, si tuviera que sintetizar el conjunto de propuestas que les he adjuntado aquí, diría que hay tres grandes ejes. Primero, la transformación de los modelos de organización para hacerlos más flexibles. Yo les pongo un ejemplo. La COVID ha hecho que los centros se hayan transformado. Los centros se han reinventado porque había un objetivo clínico. Esta experiencia, a pesar de haber sido negativa, es extraordinariamente positiva porque cuando hablábamos de autonomía profesional muchos profesionales no sabían lo que quería decir, pero cuando se han sacado las trabas burocráticas, se ha sacado la rigidez del sistema y se ha permitido empoderar a los profesionales, estos han reinventado el sistema y lo han liderado, y a pesar de que hemos tenido situaciones muy, muy, muy complejas (perdonen, porque cuando hablo de situaciones muy complejas me cuesta mucho no ser autorreferencial), hemos tenido situaciones que son muy difíciles de explicar, a pesar de que los medios de comunicación las han explicado, pero situaciones que no habíamos vivido nunca. Yo soy presidente de una organización y nunca había tenido la experiencia de tener que consolar a compañeros míos, jefes, directores asistenciales de grandes hospitales, por tanto, pueden imaginar que para nosotros esto ahora es una situación que necesita un revulsivo en positivo. Ellos han experimentado, en primer lugar, que han sido capaces de liderar esas transformaciones, y esto tiene que venir para quedarse porque esto ha sido tremendamente positivo. Cuando a la atención primaria se le han dado instrumentos, en el caso de Cataluña hubo un decreto que permitió incluso la intervención directa sobre el ámbito residencial, la atención primaria ha explotado en un sentido muy positivo, empoderando a los propios profesionales y a los equipos, que insisto en la idea del trabajo en equipo. Por tanto, tenemos que hablar también de flexibilidad, de la troncalidad. Ha habido muchos profesionales de especialidades distintas que han trabajado codo a codo con otros. Eso nos plantea que el sistema debe ser más flexible. Tenemos que sacar todas las rigideces que hay en el sistema y, en cambio, debemos apostar por la flexibilidad de esos centros para adaptarlos a las necesidades de la población, incluso entre niveles asistenciales distintos, flexibilidades de las organizaciones y flexibilidad de los profesionales. Por tanto, no solamente hay que acometer o dar respuesta a estos retos desde un punto de vista de organización sino también de profesionales.
Por lo tanto, hemos hablado de transformación de modelos de organización, empoderamiento de los profesionales y autonomía de gestión.
Asimismo, el sistema sanitario tiene que liderar todo lo que es la impronta tecnológica. La telemedicina ha venido para quedarse y para desarrollarse. Hay que hacerlo también de acuerdo con normas éticas, quiero decir que, como siempre pasa, cada paciente hay que individualizarlo y una visita telemática no puede sustituir a una visita presencial, y esto tienen que decirlo los clínicos. Y tercero, y no menos importante, lo digo porque en estas comisiones lo fácil siempre es hablar de recursos, pero el sistema sanitario necesita reforzar la musculatura, lo ha dicho la Comisión Europea, pero solo hace falta ver los números. Nosotros estamos a la cola de Europa, de acuerdo con el PIB, en inversión en sanidad, y el sistema sanitario necesita una inyección de dinero muy importante y además hay que hacerlo, si me permiten, no de forma anual, discutiendo los presupuestos año a año, sino que, a través de ese pacto de Estado, tiene que haber una planificación de necesidades de recursos plurianual y, si me apuran, hasta podría ser pensado para una década, con independencia de quien gobernara el país. Tiene que haber el mismo grado de consenso que hemos conseguido nosotros en el sector sanitario, de todos los profesionales, algo inaudito, sin precedentes, de todas las sociedades profesionales y académicas, de todas las sociedades representantes de los profesionales, tanto clínicos como gestores. Si nosotros hemos sido capaces, también es verdad que es menos costoso, pero no había precedentes de esos niveles de consenso, yo creo que nosotros tenemos en este momento la auctoritas ya que hemos liderado el combate contra la epidemia, creo que tenemos la auctoritas para exigir a la sociedad y, si me permiten, modestamente, al conjunto de fuerzas políticas para que lideren un pacto de consenso para el sistema sanitario.
Para que vean que tampoco nos sacamos un dato porque sí, el profesor López Casasnovas, catedrático de Economía de Salud en la Universidad Pompeu Fabra, uno de los referentes más importantes que tiene nuestro país en este terreno, publicó un estudio hace cinco meses, publicado por el Círculo de Salud en Cataluña, que estimaba las necesidades del sistema sanitario catalán en 5000 millones de euros más, que significa el 50 % más del presupuesto actual que tiene el sistema sanitario catalán. Por extensión, yo he tenido conversaciones con él porque sabía que venía a esta Comisión, él calcula que el sistema sanitario español, para tener un funcionamiento equivalente y comparable con los países más avanzados, que son a los que pretendemos parecer o asimilarnos, deberíamos estimar no menos de 20 o 25 000 millones de euros como el dinero que necesitaría el sistema sanitario de nuestro país para ponerse al día, para hacer estas transformaciones o, por ejemplo, luchar contra la obsolescencia de equipamientos. Yo les podría hablar de hospitales de todo el territorio nacional que tienen equipamientos que es preocupante el tiempo que hace que los tienen, y esto ha sido porque el sistema sanitario tiene unas necesidades que no han sido suficientemente cubiertas, y esto los profesionales lo piden.
Fíjense, a la hora de enumerar los puntos, incluso podríamos legítimamente decir que, de esos recursos, y es verdad, el 60 % debería dar respuesta a la situación de salarios absolutamente inadecuados, modelos retributivos absolutamente injustos y situaciones de precariedad. No podemos exigir ni pretender un sistema de excelencia, un sistema de primera división con salarios de tercera división. Tenemos profesionales que han estado al frente de la epidemia con salarios de 1200, 1300 euros. Ya sé que hay mucho apuro, que en la calle hace mucho frío, que hay mucha gente que lo pasa mal, pero si nosotros presumimos de tener un sistema sanitario de excelencia, fabricar un profesional, un médico, son diez años, con un sistema selectivo muy competitivo y que, después, su entrada en el mercado de trabajo acaba siendo dificultosa.
Es una profesión, déjenme hablar de mi profesión, es una profesión que se ha feminizado, con lo cual, el futuro de nuestra profesión son mujeres jóvenes. Y si ustedes me preguntan qué es lo que más me preocupa a nivel personal, respondo que es el futuro de estas mujeres jóvenes porque son el futuro de mi profesión, por tanto, el futuro de nuestro país. La precariedad se ensaña o se encarniza con las mujeres más jóvenes. Porque, a pesar de que hagamos el discurso políticamente correcto de la conciliación, la conciliación la acaban haciendo efectiva las mujeres. Son mujeres que entran más tarde en el mercado de trabajo, que tienen que formar una familia, y esto hace que muchas veces sea incompatible. Es un sistema en el que el tema de la conciliación no se ha tenido en cuenta. En cambio, yo defiendo que la conciliación, en lugar de ser un problema, como mucha gente lo ve, puede ser uno de los motores de cambio. Las organizaciones formadas fundamentalmente por mujeres, si se les dieran capacidad de autogestión de los equipos, en lugar de ser un problema, la conciliación acabaría siendo un motor de cambio, de transformación y de autoorganización.
El conjunto de propuestas que nosotros hacemos las tienen ustedes ahí más detalladas, yo no quisiera extenderme más porque supongo que muchos ítems ya se han ido repitiendo. Nosotros no hemos querido hacer un documento políticamente correcto, hemos hecho un documento políticamente posible. Las propuestas están muy razonadas y son razonables. Aquí han participado los principales líderes de la profesión médica en Cataluña, gente variada, porque nosotros tenemos un nivel de pluralidad y trasversalidad donde todo el mundo tiene algo que añadir. Podríamos hablar de otros aspectos, de las residencias, del ámbito sociosanitario, y si ustedes quieren, me lo pueden preguntar, pero aquí está todo detallado, y además tenemos unos anexos, que incorporaremos, tanto en atención primaria como en hospitalaria, como en sociosanitario, como en residencial, como en salud pública y salud mental.
No obstante, les tengo que advertir que, claro, nosotros somos unos interlocutores que buscamos el acuerdo, buscamos ayudar a los gobiernos a buscar el consenso. La sanidad es un patrimonio de todos y a todos nos corresponde buscar puntos de acuerdo porque la ciudadanía lo merece y porque, además, trabajamos para ellos. Que perdamos ahora la oportunidad que tenemos, que la COVID nos ha puesto encima de la mesa, de una forma descarnada pero con grandes posibilidades ante la crisis, y no aprovechemos estos consensos, nos situaría a los interlocutores en una situación de desautorización pública. Y también les tengo que advertir que, con el malestar que hay en la calle, pues se puede llegar a una rebelión sin precedentes de las profesiones sanitarias, y cuando les hablo de rebelión estoy hablando también de una rebelión de los líderes, no estoy hablando de una rebelión de los que puedan estar en situación precaria desde un punto de vista salarial. La indignación, la preocupación no es solamente por condiciones salariales o de trabajo, sino que son las de ver un proyecto asistencial con viabilidad para ellos.
Y quiero acabar, si me permite, señora presidenta, diciéndoles que nosotros defendemos –y no porque sea un problema gremial– que apostar por sanidad es lo que hacen los países ricos. O digámoslo al revés. Los países son ricos porque apuestan por la sanidad. Apostar por sanidad, invertir en sanidad es invertir en personas sanas, es invertir en personas protegidas, es invertir en bienestar. Claro, si les preguntan a los ministros de Economía, les dirán “esto es una carga de gasto”, pero la sanidad es una generadora de puestos de trabajo directos y, con las oportunidades que se nos dan ahora, puede ser incluso una fuente generadora de puestos de trabajo en la industria paralela, de capacidad de organizaciones que pueden generar también riqueza en el sentido más material. Es un sistema basado en valores: la justicia, la universalidad y, por tanto, la protección de los ciudadanos. Es un sistema que genera conocimiento. Quiero recordar que en las universidades españolas, el impacto del ranking internacional sobre su prestigio, el 95 % de su producción está en el ámbito o proviene del ámbito biomédico. El sistema sanitario, por tanto, genera conocimiento que es aplicable y es generador también de innovación, y el tema telemático o de las tecnologías es un ejemplo.
Y déjeme acabar con un último punto, para mí, más intangible pero tan importante como los demás. El sistema sanitario lo conducen profesionales sanitarios, que nuestro denominador común o nos regimos por un código de ética que sitúa a las personas en el eje de nuestra atención. El sistema sanitario debe basarse en esto, en poner a las personas en el centro de nuestra atención. Definir eso también es definir no solamente un modelo de sistema sanitario sino también un modelo social. Muchas gracias.
La señora PRESIDENTA (Borrego Cortés): Muchísimas gracias, señor Padrós. A continuación tienen la palabra los representantes de los grupos políticos y luego usted, si lo considera, hará las observaciones que considere oportunas. (El señor Padrós: “Perdón ¿Uno a uno, o…?”). Si le parece, todos al final. Por el Grupo Nacionalista Vasco, por favor.
La señora GOROSPE ELEZCANO: Gracias, presidenta. Gracias, señor Padrós i Selma, por todas las explicaciones y por la presentación de las propuestas que ustedes hacen.
Empezaré por el final de su intervención. Planteaba, de nuevo, esa dicotomía que parece que existe. Nosotros no compartimos lo que usted decía, que probablemente, si plantean esto que estoy diciendo al ámbito de la economía, entenderán que la sanidad es un gasto. Nosotros lo que pensamos es que la sanidad es fundamental para una sociedad cohesionada y que protege en primer lugar a las personas. Es clave de la igualdad, la sanidad junto con la educación son fundamentales para una sociedad igualitaria y cohesionada. Pero es que, además, también consideramos que es el mejor sistema para generar riqueza y para proteger a la economía, y se ha visto en esta pandemia clarísimamente. No va a haber ninguna economía que funcione, y anteriormente lo hemos oído, si no tiene un buen sistema sanitario. Yo creo que esa es una de las virtudes que se ha evidenciado a lo largo de la epidemia.
Me alegra personalmente, y nos alegra como grupo por nuestro ideario, que incorpore el papel determinante de las mujeres, de las mujeres jóvenes en el ámbito de su especialidad, de la medicina, y la importancia que podría tener su incorporación en esa transformación del concepto problema de la conciliación a entender que la conciliación es un motor de cambio, y me parece una reflexión interesante sobre la que tenemos que avanzar.
Usted sabe que nosotros defendemos las competencias sanitarias exclusivas en las comunidades autónomas. Entendemos que la descentralización ha sido un valor, una de las fortalezas del sistema sanitario, porque entendemos que los sistemas sanitarios avanzan y crecen con una buena financiación y con una política de proximidad. Entendemos que aquellas administraciones competentes y más cercanas son las más eficaces y resultan más eficientes en los resultados. No sé qué opina usted al respecto, si no considera que esta es una de las apuestas.
Y cuando estamos hablando de políticas públicas y de políticas sanitarias, muchas veces se hace referencia a los diferentes planteamientos y singularidades que hay en distintos lugares. Nosotros consideramos, no sé lo que opina usted, que el sistema sanitario que está articulado en cada uno de los sitios, además de por la financiación que existe y de las especificidades de cada uno de los sitios, también es fruto de una serie de apuestas por las políticas públicas de los gobernantes que en cada lugar han estado, que han apostado por unas determinadas políticas públicas y las han puesto en marcha. Quiero decir, nosotros tenemos, y usted ha empezado a decir que uno de los problemas era la autocomplacencia y no quisiera caer en eso, he procurado a lo largo de todas las intervenciones no hacer ejercicio de esa autocomplacencia de “tenemos un excelente sistema sanitario”, pero sí es cierto que, al final, los sistemas sanitarios que tenemos en nuestro caso (Osakidetza en Euskadi, Osasunbidea en Navarra) son fruto de una apuesta por esa política sanitaria durante décadas, o sea, no es algo que de repente ha estado ahí, entonces, yo creo que eso también hay que ponerlo en valor. Estamos en un marco político y cada uno de nosotros nos presentamos a las elecciones con unos proyectos políticos que apuestan por unas políticas públicas, y eso hace que haya hechos diferenciales en los distintos lugares.
Entiendo que tenemos que avanzar por lograr que los distintos colectivos profesionales mejoren su situación. Yo espero que ese agotamiento, esa extenuación a la que usted se refería pueda ser superada y que se consiga mantener a lo largo del tiempo la motivación que durante la pandemia ha habido para salir de ésta y disfrutar del trabajo, que en los primeros procesos, en los procesos de nacimiento de todos los sistemas, la gente siempre trabaja con mucha más motivación porque los propios sistemas están impregnados de esa ilusión y esa motivación. Ojalá persista en adelante. Gracias.
Preguntas de los grupos parlamentarios
Concep Cañadell Salvia (GP Plural – Junts)
Gracias, presidenta. Benvingut, doctor Padrós, y gracias por aceptar formar parte de este grupo de trabajo, con las distintas sesiones que se han planteado a lo largo de los días. Felicitarle inicialmente por el documento que nos ha presentado y también por el consenso al que usted nos dice que se ha llegado dentro de todo el mundo sanitario a nivel catalán.
La pandemia del COVID ha ocasionado unos 20 000 muertos en residencias, en todo el Estado, si no me equivoco con los números. Hasta el momento no se había previsto una atención sanitaria con el sector residencial. Agradezco de antemano todo el trabajo que han hecho los profesionales que han trabajado en las residencias. Y la pregunta es: ¿Es básica la integración social y sanitaria para dar mejor servicio y atención a los más vulnerables y a la gente mayor?
Por otra parte, el COVID ha generado gran tensión y desgaste psicológico en los profesionales de la sanidad. ¿Se debe trabajar en un documento para diagnosticar y recoger las consecuencias de este estrés, de este desgaste psicológico? Y también, ¿debemos trabajar en planes estratégicos para poder planificar cómo trabajamos con los distintos profesionales ante un posible rebrote, en un futuro? Porque se habla de que mejor que no venga, pero en septiembre o en octubre puede haber un posible rebrote y si ya encontramos al sistema sanitario tensionado, ¿cómo lo podemos enfocar?
¿El cambio del modelo sanitario pasa por dotar de más recursos económicos en investigación también y que esta investigación esté ligada a un feedback con la industria para poder cubrir necesidades del sector sanitario?
Durante su intervención me ha quedado claro qué papel tiene que jugar la atención primaria, pero, concretamente, en el post COVID, ¿qué papel y qué importancia debemos dar a la atención primaria?
Le agradezco también, como ha dicho mi compañera del PNV que me ha precedido, la mención que ha hecho a las mujeres jóvenes, en definitiva, a las mujeres y al tema de la conciliación. También me quedo con la reflexión del consenso a nivel político para dotar presupuestariamente a la sanidad. Creo que este grupo de trabajo no tiene sentido si nosotros, y en definitiva el Estado, no somos capaces de, luego, llegar a un consenso y plasmarlo para mejorar en sanidad. Y nada más. Muchas gracias.
Pilar Vallugera Balañà (GP Republicano)
Bon dia, doctor Padrós, i gràcies per estar aquí. Buenos días.
En las comparecencias suelo ser muy breve porque lo que es interesante es que nos hablen los comparecientes y nosotros aprendamos de su experiencia y de su saber. Por tanto, solo voy a hacer algunos apuntes sobre cosas que me parecen interesantes que ha comentado.
Empiezo por el tema de la conciliación porque creo que es una parte del relato no solo de lo que pasa en la profesión médica, y me explico. Cuando decimos conciliación en realidad queremos decir si somos capaces de perseverar en la vida. Es decir, de la misma manera que el aparato de sanidad, el aparato de salud, el residencial, el de cuidados, tiene como objetivo que pongamos la vida en el centro y seamos capaces de garantizar que se haga con dignidad, lo que está sucediendo en el perfil profesional que usted comentaba es posible que también sea esta versión. Esto tiene que ver con el valor social que atribuimos a todo lo que tenga que ver con los cuidados, es decir, a lo que llamamos la economía reproductiva, no tanto la productiva. Si fuéramos capaces de poner esta visión en el centro de todas las políticas públicas, probablemente las personas, las mujeres que se están formando como doctoras, como médicas, como las garantes de la salud, tendrían menos problemas porque simplemente vivirían, no conciliarían, vivirían, y creo que se trata de llegar a este punto. Entonces, desde esta perspectiva, entiendo que es también este relato de fondo el que explica su visión de la salud. Por lo tanto, cuando usted habla de flexibilidad, no está hablando de desregulación, ¿verdad? Bien. Pues convendría que se aclarara y que nos explicara esta flexibilidad cómo se va a incorporar en los equipos asistenciales.
Por otra parte, cuando hablamos de autonomía de gestión, y aquí es importante porque va a ser una de las críticas que van a salir y me gustaría mucho saber su opinión en sede del Congreso, entre la prestación privada, o sea, la prestación de servicios por entidades privadas pero con financiamiento público, ¿cómo ligamos lo público con lo privado sin que socialicemos las pérdidas e integremos las ganancias? Creo que me parece que me he explicado perfectamente.
Otro tema que me interesa, al que usted no ha hecho referencia pero me gustaría conocer su opinión, tiene que ver con lo que estamos disponiendo respecto de la trazabilidad del virus en transportes, en lugares públicos y demás, junto con el big data. ¿Puede llegar a influir en derechos fundamentales, como la intimidad? ¿Puede vulnerar de alguna manera este tipo de derechos que tenemos?
Tercera consideración, ha hablado usted de pacientes que quieren decidir sobre la dignidad tanto de sus procesos de enfermedad como de la finalización de su vida. Me parece una aportación en el ámbito de la ética fundamental. ¿Cómo lo articulamos? ¿Es suficiente con los testamentos vitales que tenemos? ¿Deberíamos reforzarlo? ¿Debe estar residente en la primaria el conocimiento de qué tipo de paciente es y qué es lo que desea para el tratamiento de su salud?
Termino. Usted sabe perfectamente que respecto al tema de la infrafinanciación coincidimos al 200 %, de hecho, es más, nuestro proyecto político pasa por cambiar la estructura del Estado y tener uno propio. Si eso fuera así, ¿cree usted que sería sostenible? ¿Y cree usted que interferiría, por ejemplo, en una eventual coordinación con lo que quedara del Estado? ¿O esas coordinaciones ya debemos imaginarlas a nivel europeo? Muchas gracias, doctor Padrós.
Joan Mena Arca (GP Confederal UP)
Gracias, presidenta. Gràcies, señor Padrós, i bon día, també agrair la seva compareixença avui aquí.
Primero, le quería pedir encarecidamente que le trasladase nuestro agradecimiento a toda la profesión médica como colectivo porque pensamos que se han dejado la piel y algunos, desgraciadamente, también la vida por salvarnos a todos y a todas. Ahora es cierto que nosotros, desde la responsabilidad pública, tenemos que estar también a la altura de lo que ellos y ellas han hecho para devolver desde la política el compromiso por el bien común que tan magníficamente han demostrado en estos días.
Yo le quería formular una serie de preguntas básicamente centradas en dos temas, la financiación del sistema sanitario y también el papel de lo público, que usted ha tratado en su intervención inicial. Hablaba, evidentemente, de la importancia de la financiación del sistema sanitario. Es importante, como usted decía, ese gran acuerdo estatal por la financiación de la sanidad pública. Por desgracia, usted y yo venimos de una comunidad como es Cataluña que es donde más se ha recortado la inversión sanitaria en los últimos años. Nos gustaría saber también la opinión del Colegio de Médicos de Barcelona por el hecho de que el sistema sanitario catalán sea el que presente la financiación más baja de todo el Estado. También si piensa usted que esa infrafinanciación del sistema sanitario ha podido influir en lo que hemos vivido en Cataluña con la COVID. Simplemente a modo de datos, Cataluña invierte 1192,83 euros por habitante y año en inversión sanitaria, y la penúltima comunidad, es decir, la segunda por la cola es la Comunidad de Madrid, que invierte 1236 euros también por habitante y año. Quería saber si usted piensa que esa infrafinanciación del sistema sanitario nos puede haber dejado con menos herramientas para hacer frente a una pandemia como la que se nos ha presentado.
Hablando también de financiación, usted sabe que el Govern de la Generalitat ha impulsado un decreto donde se establece un pago de 43 400 euros a centros hospitalarios concertados y privados por cada alta por COVID-19 con estancia en la UCI. En el decreto se establece también un pago si el paciente no ha pasado por cuidados intensivos de 2500 euros por estancias de un máximo de 72 horas y de 5000 euros por estancias más largas. Quería saber, desde su conocimiento y experiencia en el ámbito sanitario, qué le parecen esos importes, porque la segunda comunidad que más va a pagar a la sanidad pública y concertada va a pagar prácticamente la mitad.
Quería también abordar el tema del papel de lo público, del papel del bien común que usted expresaba en su intervención inicial. En esa misma línea de negocios inexplicables, en la sanidad pública también hemos conocido que en Cataluña se pretende externalizar a los rastreadores de contactos de casos de COVID, nada más y nada menos que 17 millones de euros, contratados con Ferrovial. Se externaliza así lo que nosotras entendemos que tiene que ser una función propia de la atención primaria, cuando esta pandemia, y usted lo ha expresado, precisamente lo que nos ha dejado claro es que hace falta fortalecer el sistema público y la primera necesidad que tenemos en España, y también en Cataluña, es el fortalecimiento del sistema sanitario público. Después de haberse tomado esa decisión, es cierto que sin haberse hecho ningún tipo de concurso público y amparándose en el estado de alarma que precisamente el Govern de la Generalitat es quien más lo ha criticado en los últimos tiempos, pero después de dar marcha atrás, con una clara gesticulación y, además, con la amenaza también por parte de la consellería de la obligación de tener que pagar una indemnización por rescisión de contrato con Ferrovial, quería saber, también desde su experiencia, cómo cree usted que se tendrían que gestionar este tipo de sistemas, si tiene que ser lo público, si lo público tiene capacidad para dar respuesta a estos retos que tenemos, o si además tendremos que hacer una inversión considerable para que lo público sea quien dé respuesta a estas necesidades.
Y acabo, si me lo permite, presidenta, con una pregunta, muy rápida, que también tiene que ver con Cataluña y es este anuncio de compensación económica que parece ser que se va a ofrecer a los profesionales de la sanidad. Yo le quería preguntar si además de esa compensación económica, que, evidentemente, creo que todos pensamos que está bien merecida por los profesionales de la sanidad, si usted cree que, además de eso, la mejor recompensa para la profesión médica sería precisamente una mejor inversión en sanidad pública, mejorar las condiciones laborales de los profesionales de la sanidad y, en este caso, dotarnos de una red de sanidad pública que esté al servicio de los retos que tienen Cataluña y España en el siglo XXI. Gracias.
Luis Gestoso de Miguel (GP Vox)
Buenos días. Estamos de acuerdo con usted, lógicamente, en que la riqueza y la prosperidad de un país son imposibles sin el bienestar que puede suponer la inversión en sanidad y también, en cierto modo, en la gestión de emergencias.
También estamos de acuerdo en que en esta crisis hemos padecido una insuficiente e imprecisa aportación en cuanto a los datos epidemiológicos se refiere. Además, también ha habido una carencia absoluta, bajo nuestro punto de vista, de la recolecta de datos, que solo hubiese sido posible con que esa base de datos única que tantas veces hemos reclamado, única y transparente para todas las regiones, fuese realmente efectiva y no viéramos ese espectáculo bochornoso de que el uno tapa cifras, el otro no las da, el otro las recorta y el otro aporta en función de su, digamos, beneficio político. Hemos llegado a barbaridades como incluso ocultar, como están ocultando, decenas de miles de muertos, que, francamente, sus familias no se lo merecen, en cuanto a los datos que se aportan. Así se lo hemos dicho al Ministerio en todas las comisiones donde hemos estado.
Le quería preguntar a usted concretamente lo siguiente, como médico que es, como cargo importante y responsabilidad que tiene y sobre todo porque vive usted en Barcelona y ejerce su actividad ahí, en esa parte de España. En Barcelona se suspendió el Mobile World Congress, ¿no cree usted que entonces se minusvaloró la importancia de la epidemia? ¿Por qué no detectaron las direcciones de salud pública autonómicas catalanas la emergencia de microbrotes epidémicos? Eso también es aplicable a otras comunidades. ¿Coincide usted con el doctor Balcells en que también hubo fallos importantes a nivel regional en Cataluña? ¿Cómo cree usted que se debe mejorar en un futuro?
¿Cómo debe ser la vigilancia epidemiológica de las enfermedades respiratorias? ¿Cree usted que el protocolo del Ministerio de Sanidad de detección de la enfermedad en profesionales sanitarios, es decir, el protocolo del Ministerio de Sanidad referente a la detección de infecciones profesionales en sanitarios cuando han tenido contacto con un caso de COVID, es el adecuado? Se lo digo porque desde Vox hemos propuesto que se les realice PCRs de forma inmediata y periódica y no centrarse exclusivamente en el aislamiento, como se ha hecho. Además, hemos comprobado con satisfacción que las comunidades de Madrid y el País Vasco se han rebelado de facto contra el protocolo del Ministerio de Sanidad, como se demuestra en la actuación que han tenido en los brotes del Gregorio Marañón y del Hospital de Basurto.
¿Está de acuerdo con el modo de contabilidad que tiene el Ministerio de los fallecidos, excluyendo los casos compatibles? ¿O está de acuerdo con la organización médica colegial y la Organización Mundial de la Salud? Muchas gracias.
Ana Pastor Julián (GP Popular)
Muchas gracias, presidenta. Muchas gracias, doctor Padrós. Muy bienvenido al Congreso de los Diputados y muchas gracias por su exposición.
Quiero que mis primeras palabras, doctor Padrós, sean para todos los sanitarios de la Comunidad Autónoma de Cataluña, que, como en el resto de España, han demostrado profesionalidad y han trabajado hasta la extenuación, teniendo, sin embargo, muy poco apoyo, y me estoy refiriendo a que dentro de todos los afectados de nuestro país, han fallecido compañeros nuestros y les trasladamos a sus familias todo nuestro reconocimiento, pero más del 20 % de los afectados han sido profesionales sanitarios. Le escuché a usted en sus declaraciones, que he seguido, que le sigo siempre, como sabe, el 17 de marzo le escuché decir: “No se puede asegurar la protección individual de todos los profesionales”. Entonces, yo la primera pregunta que le haría es cómo valora el trabajo que ha hecho el Gobierno de España, que, como sabe, es autoridad única, así se declaró en el estado de alarma, para hacer frente a la protección de los profesionales, siendo uno de los países del mundo que tenemos más porcentaje.
Ha hablado usted de consenso, y me consta que ha sido siempre una persona comprometida con el consenso, y ha hablado de que el sistema sanitario está, yo lo llamo hiperdiagnosticado, muy diagnosticado. Ha dicho: “Ojalá haya consenso también en el diagnóstico”. Yo lo del consenso en el diagnóstico lo veo bastante complicado porque escucho discursos que tienen mucho que ver no sé si con sesgo de contenido o sesgo de apreciación, pero, desde luego, no basados en datos objetivos, y no hay nada peor que basar tus argumentos en datos que no son objetivos. Pero sí que tiene que haber consenso aprovechando lo que hemos aprendido todos, humildemente, de esta crisis gravísima, que es una crisis, por cierto, de salud pública y de vigilancia epidemiológica, no es una crisis del sistema sanitario, ha devenido en un problema gravísimo del sistema sanitario pero no es una crisis de nuestros hospitales o de nuestros profesionales, y nos ha hecho reflexionar también a todos sobre el tema de la atención primaria, por tanto, yo estoy con usted, con sus declaraciones también de que ojalá sirva esto para, aunque sea en las cinco o seis cosas gordas, ponernos de acuerdo porque, si no, no nos lo podría perdonar nadie, no nos lo podría perdonar fundamentalmente un nombre que se dice muy poco en este grupo y que es el paciente, que el paciente no se nos puede olvidar que es el centro y que nos está mirando a los políticos para pedirnos que, por favor, lleguemos a acuerdos, porque hay cosas que desde luego creo que las pensamos todos.
Le quiero también felicitar, doctor Padrós, por lo que usted ha hecho a lo largo de su trayectoria por el soporte psicológico a los profesionales. Creo que esto es una cosa importantísima y que todos deberíamos aprender. Pero también por algo todavía más relevante que es el soporte que hay que dar ahora a los profesionales. Fíjese, hay comunidades autónomas que van a sacar ahora las OPEs, ahora, justamente cuando los profesionales están agotados, que muchos de ellos llevan en interinidad un montón de años, y a alguno se le ocurre sacar las oposiciones ahora, cuando los médicos, los sanitarios están agotados. ¿Qué opinión le merece?
Usted ha hablado de modelos de organización, de autonomía de gestión. Efectivamente, los hospitales han tenido una respuesta fantástica, con profesionales de todas las áreas clínicas que se han volcado en COVID. Y ha hablado usted de algo que sabe que me afecta especialmente que es la troncalidad y las áreas de capacitación específica, que aprovecho para decir que tiene también sello de la Comunidad Autónoma de Cataluña porque fueron muchos los profesionales catalanes que, como sabe, colaboraron tanto conmigo en esta ley. Me gustaría que nos diera su opinión sobre hacer unas áreas de capacitación específica para enfermería y para médicos sobre áreas de capacitación específica en el manejo de patología infecciosa y de patologías como la que hemos vivido.
También ha hablado de la impronta tecnológica y ha hablado de financiación, a ver si me da tiempo a decirlo muy rápidamente. Creo que una parte importantísima o yo soy partidaria de que los médicos de atención primaria y aquellos que prestan sus servicios, y antes una compañera hablaba de la isla de El Hierro, que prestan sus servicios en condiciones extraordinarias tengan una retribución más alta, médicos, enfermeros. Esto lo he defendido, lo he defendido en Teruel, en la provincia de Teruel y en la provincia de Huesca, pero lo puedo decir para la de Zamora o para la de Pontevedra. Por tanto, ¿cómo vería usted que hubiera incentivos para los profesionales que ejerzan su profesión en condiciones más complicadas?
Ha hablado usted de todo lo que tiene que ver con financiación y ha señalado unas cantidades. Esto daría para otra comparecencia entera porque es mucho lo que se ha hablado de la financiación sanitaria. Se manejan los números con una alegría tremenda, pero no hay nada mejor que ver los datos que tiene publicados el Ministerio de Hacienda, ahí están. Antes eran las cuentas satélite de la Seguridad Social, cuando la financiación era mixta, y ahora están publicadas las cuentas, por lo tanto, lo que se gasta el sistema sanitario está reflejado. Y soy, desde luego, partidaria de destinar más recursos al sistema sanitario y hacerlo con eficiencia. Creo que también en esto nos tendríamos que poner de acuerdo.
Y dos últimos comentarios, con permiso de la señora presidenta, que para mí son fundamentales. Uno es sobre la coordinación de los servicios sanitarios y sociales. Aquí se han escuchado distintas intervenciones de distintos profesionales, unos nos hablan de que hay que medicalizar las residencias, otros nos hablan de todo lo contrario. Yo ya sabe cuál es la postura que he defendido siempre, que es el espacio sociosanitario, del que hemos hablado todos durante años y no hemos avanzado, que tenemos una financiación de la dependencia escasísima, por tanto, lo que ha reflejado esta crisis es que ese espacio sociosanitario es inexistente o tendente a la inexistencia.
Agradecerle todo lo que ha dicho y preguntarle, por último, qué haría usted si estuviera al frente de un gobierno para mejorar el sistema de salud pública y, fundamentalmente, de vigilancia epidemiológica. Cómo es posible que en el siglo XXI, donde vamos a un cajero en cualquier lugar del mundo y sacamos nuestros ahorros, cómo es posible que no tengamos un sistema de información único y que haya alertas para cuando nos pasa lo que nos ha pasado, que teníamos una alerta en el mes de enero, a final de enero, de la OMS, que hemos tenido alertas del CDC, no del de Atlanta, del europeo también, y que se hayan tomado decisiones en este país tarde. Muchas gracias.
Ana Prieto Nieto (GP Socialista)
Muchas gracias. Bienvenido, doctor Padrós, a este Grupo de Trabajo de Sanidad y Salud Pública, perteneciente a la Comisión de Reconstrucción Social y Económica de España.
Quería, antes de nada, mostrarle las condolencias de mi grupo por el fallecimiento de los profesionales afectados por la COVID, dar ánimos a los que están afectados por esa enfermedad y, sobre todo, agradecerles su trabajo, siempre, pero en estas semanas, en estos meses, pues muchísimo más porque lo han dado todo, nos han curado, nos han cuidado, nos han acompañado, y no queda más que agradecérselo. También decirle que nuestro grupo está en la mejor disposición de buscar acuerdos y de buscar acuerdos incluso a pesar de que haya quien busque en esta Comisión hacer juicios sobre culpabilidades, pidiéndoles a los comparecientes que se conviertan en jueces de la gestión realizada.
Me gustaría hacerle varias preguntas, bueno, muchas, pero no me va a dar tiempo, con lo cual voy a intentar resumirlas. Usted ha hablado de financiación y me gustaría que profundizase un poco en cómo debe asegurarse una financiación suficiente y equitativa para la sanidad y qué medidas nos propondría.
También ha hablado usted de que el paciente es el centro, algo que comparto totalmente. ¿Cómo cree usted que debe ser el papel de los pacientes en el Sistema Nacional de Salud, ¿De qué manera se podría promover el autocuidado y la autonomía de los pacientes? ¿Y qué ventajas nos plantearían las tecnologías al respecto? Y también si cree usted que se debe impulsar la telemedicina y de qué manera debería impulsarse.
Para terminar, para acompañar con eficacia las propuestas de futuro que usted nos ha trasladado, además, en este decálogo tan bien organizado y tan claro y que yo quiero agradecer, decirle, desde el punto de vista colegial, que he sido presidenta de un colegio sanitario y valoro como el que más el papel de las organizaciones colegiales, y desde esa posición querría hacerle una última cuestión. Bueno, antes una reflexión de la que me gustaría conocer su opinión. Usted ha hablado de las mujeres en las profesiones sanitarias. Es verdad que las profesiones sanitarias tienen un alto porcentaje de feminización, sin embargo, en los cargos directivos esto no se traslada, en los cargos directivos el porcentaje puede ser casi al revés. Me gustaría conocer su opinión al respecto. Asimismo, conocer cómo ve usted la evolución que deben tener las organizaciones médicas colegiales para ser organismos acordes con estos nuevos tiempos. Y ya finalizando, ¿cómo cree que los poderes públicos podrían ayudar en esa evolución que usted nos proponga? ¿Y cuál cree usted que debería ser el papel de los colegios médicos en asuntos que todavía tendremos que afrontar, como son la planificación del curso escolar o la planificación de la vuelta a la nueva normalidad en el sector del turismo? Muchísimas gracias, doctor Padrós.
Respuestas
Muchísimas gracias. Intentaré dar respuesta y estar a la altura del nivel de las preguntas que me han hecho todos ustedes, que agradezco muchísimo, pero, al mismo tiempo, me lo ponen difícil porque yo no tengo respuesta para todo lo que me han planteado. Podría ser políticamente correcto y decir lo que ustedes esperan que yo diga, pero yo no tengo ningún problema.
Yo tuve una época en la que también fui político y una cosa que me sorprendía a veces era encontrar compañeros que eran capaces, o sea, nos toca u os toca a veces hablar de todo, pero a mí me costaba mucho y me suponía un estrés cuando tenía que hablar de cosas que yo no entendía, que no eran del campo de mi dominio. Con los años, siempre he querido reconocer la meritocracia, y en el ámbito político es muy importante también, si no, a veces parece que pueda quedar secuestrado. Lo digo porque una cosa que encontramos desde la profesión médica, al menos desde el ámbito del que yo provengo, es que los debates, y es claramente legítimo hacerlo, muchas veces se producen antes de tener los datos, y en esto coincido con la señora Ana Pastor. Tenemos tendencia a discutir sin tener datos. Lo digo porque ahora empezaré siendo un poco desordenado. Como soy un poco…, bueno, es igual, iba a decir una cosa que no es políticamente correcta, pero como yo tengo lo que se llama tendencia a la dispersión, me cuesta un poco disparar así.
El tema de las residencias. En el tema de las residencias necesitamos tener un debate tranquilo, sereno. Se han hecho y he oído muchas declaraciones sin base científica, además, muchas con prejuicios. Tenemos que tener los datos bien corroborados. Yo he visto centros residenciales privados gestionados de forma extraordinaria y centros públicos que han dejado mucho que desear. El debate de las residencias hay que situarlo, por ejemplo, en un debate mucho más general que tiene que ver con cómo hacemos compatible el derecho de las personas mayores a poder vivir donde ellos quieran y a recibir los apoyos que puedan necesitar, y en esto saldrá la necesidad de poner encima de la mesa el fortalecimiento de los servicios comunitarios de atención domiciliaria. Porque digámoslo todo, parte de los colapsos que hay cada invierno y cada verano en urgencias hospitalarias tienen que ver con esto, tiene que ver con que son personas que viven solas, sin soporte comunitario, que cuando se ponen enfermas en condiciones normales, si no hay nadie que las pueda cuidar, acaban ocupando un espacio que no les corresponde.
Cuando hablamos, por ejemplo, del debate, peligroso pero que habrá que abordar, sobre si tener en cuenta la edad, bueno, se pontifica como si el hospital fuera el reservorio de las soluciones de todos los problemas cuando alguien enferma. No es cierto. Hace meses entró en esta Cámara la discusión sobre la Ley de la Eutanasia. (…) ante un problema de este tipo el debate tiene que ser social. Pero lo que preocupa realmente a la sociedad es que abordemos, y hay formas de objetivarlo, qué personas pueden beneficiarse objetivamente de intervenciones agresivas, y cuando digo agresivas me refiero pues ir a urgencias de un hospital. Pero es que en este momento sabemos perfectamente que tenemos muchos pacientes que podemos predestinar que en tres, seis u ocho meses van a morir, y a esta gente lo que hay que procurar es que tengan un final digno. Y con la COVID se ha hecho un debate que era muy perverso, pero es que antes de la COVID este debate ya existía. Tenemos mucha gente con enfermedades crónicas, avanzadas, en situación terminal (yo me dedico a este tipo de pacientes) que cuando se descompensan yo no los llevo al hospital porque no van a recibir la mejor atención. La mejor atención es aquella que les proporciona, de acuerdo con sus posibilidades, la confortabilidad y la dignidad de un proceso final de vida. Pero para hacer esto no solamente hay que tener recursos, hay que tener formación de los profesionales y hay que tener capacidad de empatizar, cuando no es posible con el paciente porque muchas veces no puede tomar decisiones porque son enfermedades neurodegenerativas o enfermedades muy invalidantes, hay que hacerlo con las familias.
En segundo lugar, hay que decir que el COVID donde se encuentra cómodo o donde se ha encontrado cómodo ha sido en los hábitos de gente mayor viviendo en comunidad, y esto ha sido aquí, ha sido en el Estado de Washington y ha sido en todos los lugares del mundo. Miren, por favor, los datos que publicaban de Suecia, que eran unos datos muy buenos, un país cuya constitución prohíbe lo que el resto de países podía hacer, y, en cambio, se les desvió la morbimortalidad precisamente en el ámbito residencial. Por lo tanto, había una situación que se nos produce porque… Perdonen, pero si ustedes miran las cifras de los años que ha habido epidemias de gripe muy fuertes, verán que también el desvío de mortalidad es muy alto, con lo cual este debate hay que hacerlo de forma muy serena y preguntar. Hay muchos agentes, y aquí no tendrían que intervenir los profesionales sanitarios, aquí tiene que hablar la sociedad, tienen que hablar los pacientes y tenemos que poner encima de la mesa cuestiones también bioéticas.
La segunda cuestión es que yo soy un firme defensor, y además, cuando empezó la crisis, aplaudí la decisión del Departamento de Salud, hablo de la Generalitat, de instrumentar la tutela de las residencias por parte del Departamento de Salud, pero yo estoy en contra también frontalmente de sanitarizar las residencias, o sea, estoy a favor de la integración social y sanitaria. Porque si ustedes preguntan en la calle, y todos somos ciudadanos, las residencias empezaron siendo unos equipamientos alternativos al hogar. Eran equipamientos sociales, con perfiles de gente que tenía una expectativa de vida, recordémoslo, más corta pero eran más autosuficientes. Las políticas de salud de nuestro país han hecho que tengamos una prevalencia de personas con enfermedades crónicas discapacitantes muy altas. Uno de los precios de tener más esperanza de vida es tener uno de los países con, por ejemplo, mayor número de enfermedades neurodegenerativas, y esto es claramente discapacitante, y con pluripatologías. Tenemos pacientes, y yo me dedico a esto, frágiles, que es increíble que puedan continuar funcionando, y funcionan. Ha cambiado la sociología de las personas que integran esos equipamientos. Y ya no hace falta decirlo más, la Ley de Dependencia condiciona el tipo de ingreso. Son dependientes y frágiles, con lo cual tenemos un caldo de cultivo perfecto. Y esto seguramente no lo hemos sabido ver entre todos.
También tengo que decir que este debate es un debate lleno de minas y de hipocresías, hipocresías colectivas, políticas, individuales y familiares. Por eso entiendo que con muertos recientes es una irresponsabilidad abrir este debate, pero hay que preparar este debate porque la sociedad tiene que decidir. Perdonen, yo ya soy de los más mayores de aquí, creo, y me gustaría poder decidir, si puede ser, dónde puedo vivir y si tendré posibilidad de poder decidir que donde vaya a vivir voy a recibir los apoyos suficientes.
Empiezo ahora ya por el orden de las preguntas. Quería incidir en el tema de las residencias y del sociosanitario porque es un tema que a mí me ocupa. Sobre el tema que me planteaba la representante del Partido Nacionalista Vasco, yo estoy a favor de la descentralización y también en el tema sanitario, absolutamente. Obviamente, como siempre, pero más en este tema y después de la epidemia, el marco referencial debe ser también Europa. O sea, no puede pasar, ha sido una vergüenza, perdonen, para mí como ciudadano, cuál ha sido la respuesta del conjunto de Europa ante una situación en la que cada uno ha hecho lo que ha podido. Tendría que haber en ese sentido también un cierto acuerdo sobre qué modelos de sanidad podrían ser homologables. Es cierto que, por ejemplo, en Francia tienen un sistema distinto al nuestro, pero también continúa siendo un sistema público.
No hay una varita mágica, de hecho, a mí lo que me gustaría es que nuestro país dejara de entretenerse en debates, y ahora sí doy una opinión personal y de mi junta. Un debate que nos ha paralizado, al menos en Cataluña, durante mucho tiempo ha sido sobre la titularidad de quién presta el servicio. Si nosotros vamos a los países más avanzados de la Unión Europea, este debate es absolutamente antiguo. Lo que se está debatiendo es lo que le cuesta al ciudadano, cada euro que invierte, en un sistema, digámoslo todo, de bienestar social que muchos tildan de que está en bancarrota. Por lo tanto, tenemos la obligación de asegurar que la financiación es pública y la provisión es diversa. Es posible que haya zonas de Europa donde eso no sea posible, y en España, pero, por ejemplo, el modelo catalán se basa en esto. En el modelo catalán, la mayoría de profesionales no son estatutarios ni funcionarios, son laborales, y es un modelo público. Yo me canso de explicar constantemente que el Hospital de Sant Pau, el Hospital del Mar o el Hospital Clínico forman parte de la red pública y son hospitales públicos, pero no son propiedad de la Generalitat. Quiero recordar además que este modelo (fíjense, yo fui el ponente de la ley que definió este modelo) fue un modelo aprobado por la unanimidad de los grupos políticos en el Parlamento de Cataluña, desde la izquierda hasta la derecha, por tanto, es un patrimonio que, contestando a la representante del PNV, me parece fundamental de defender. Pero sí que también encuentro que tiene que haber sistemas de colaboración incluso yo diría que al revés. Hay instrumentos que tiene el Ministerio que deberían tener un componente federalizante. ¿Qué quiero decir? Por ejemplo, la Agencia Española del Medicamento podría estar ubicada en Pontevedra, es igual, en Galicia. Yo entiendo que donde tenemos que avanzar es precisamente en instrumentos de evaluación que sean objetivos, es obvio. Por ejemplo, un reto fundamental, tener agencias independientes de evaluación, pero que haya estrategias comunes y compartidas.
Por tanto, estoy de acuerdo. Yo lo que no soy es autocomplaciente, pero me gustaría mucho, en Cataluña existe un poco pero no lo que a mí me gustaría, tener el orgullo que tienen los británicos de su National Health Service. Me gustaría mucho que los ciudadanos españoles estuvieran orgullosos del sistema sanitario que tienen como los británicos lo están de su sistema. Ya saben ustedes que hay un terremoto cuando se tocan los pilares del National Health Service porque forma parte identitaria del propio país. Y el sistema sanitario catalán, ustedes lo saben porque hubo polémica en su momento, forma también parte identitaria, como lo es para los vascos el vuestro, de los ciudadanos. A ver, recordémoslo una vez más, el servicio más aprobado por la población es el sanitario, y es que en épocas de crisis el sistema sanitario es el servicio público que cohesiona más socialmente, con lo cual es lógico que haya un elemento de identificación.
También tengo que decir, abiertamente y es lo que pienso, que debemos reconocer que hay un 25 % de la población española que opta por una segunda cobertura y que, si no tuviéramos esta segunda cobertura, este sistema tampoco se podría soportar, y se la pagan de su bolsillo, o sea, aparte de pagar los impuestos para financiar un sistema público. Yo formo parte de estos ciudadanos, tengo otro sistema que es el mutualístico por el cual pago una cobertura complementaria. ¿Y esto por qué lo hacen? Bueno, pues porque forma parte de la cultura de este país. En el caso de Cataluña, es una cultura muy arraigada. Quiero recordar que, en el momento de la Transición, España optó por un modelo sanitario que era el británico, pero podía haber optado por el modelo francés, y que, por ejemplo, una parte muy importante de las sociedades en Cataluña y en el País Vasco optaban por un modelo público parecido al francés. Recuerdo que Santiago Carrillo y Tarradellas defendían este modelo y, en cambio, había otros políticos que defendieron lo contrario. Tiene que ver más con modelos culturales.
Esto me permite contestar al diputado de Podemos, que me preguntaba sobre el tema de la colaboración privada. Yo creo mucho en la colaboración público-privada, pero hay que hacerla transparente, o sea, yo creo mucho en la transparencia. En Cataluña, si no hubiera habido la colaboración, que, por cierto, no la había visto en mi vida a esa intensidad y a ese nivel, el sistema sanitario público se hubiera colapsado. En otros lugares se optó por hacer grandes instalaciones, allí se optó por aprovechar los recursos que había. Y esa colaboración ha sido muy leal, muy estrecha, y yo públicamente la voy agradeciendo. Sí, yo soy un defensor del sistema público, pero el sistema privado se ha comportado de forma muy a la altura de las circunstancias.
En el sistema privado, y aprovecho para decirlo porque a veces la gente cuando habla del sistema privado se imagina grandes lujos, en el sistema privado trabajan en Cataluña más de 7000 profesionales, médicos, por eso genera puestos de trabajo, genera también riqueza, o sea, cuando he dicho todos aquellos valores de riqueza también lo aplico en el sistema privado. Y yo tengo que recordar que las autoridades sanitarias también son autoridades sanitarias para el sistema privado. Quiero decir, en este momento, ya sea por las reglas europeas de la libre competencia, tenemos una guerra de compañías para ver quién produce la póliza más barata, pero esto está llevando a una precarización superior que la del sistema público, a una indefensión del ciudadano, y las administraciones en esto solo están mirando. En el documento verán ustedes que yo reclamo que haya reglas del juego dictadas por la propia administración y que se vigilen intensamente las situaciones de oligopolio de centros que hacen que la precarización y la laboralización sean aun superiores en este sector de la profesión.
Continúo. El tema de las residencias ya lo he dicho. El tema de las consecuencias del estrés sí que lo estamos abordando, de hecho, el programa que nosotros pusimos en marcha para todos los profesionales sanitarios lo iniciamos en Cataluña y después lo hicimos en colaboración con el Ministerio y la Caixa. Y hemos tenido una donación de la fundación del rey Balduino, no me vayan a preguntar ustedes por qué, pero se ve que el rey Balduino tiene una fundación que hace donaciones a iniciativas europeas, de hecho, la revista British Medical Journal puso la iniciativa del Colegio de Barcelona como referencia europea en la atención a los profesionales sanitarios. A nosotros nos está preocupando el post, la post oleada, y de hecho estamos reforzando estas áreas.
Aprovecho para decir también que cuando yo pido un mínimo de 20 o 25 000 millones lo que he hecho es la extrapolación del cálculo que hizo el doctor López Casasnovas. Es obvio que tiene que haber aquí un pacto plurianual sobre el incremento del IPC, pero yo ahora me refiero a las que tienen que venir de Europa. Porque los países del norte pretenden que para los países del sur esta destinación de recursos sea finalista y sobre todo para la sanidad. Y yo reclamo aquí que ustedes me ayuden con todos los otros lobbies que lo querrán para otras cosas, lobbies absolutamente legítimos, pero si resulta que ahora a nuestro país llegan cantidades significativas, que la apuesta decidida, más allá de que la Comisión Europea ha dado un toque al Estado español, sea invertir fuerte en sanidad.
El papel de la atención primaria en el post COVID me parece importantísimo, pero yo soy un defensor del modelo autogestionado. Yo no trabajo en ninguna EBA, pero en Cataluña, donde saben ustedes que hay un modelo de autogestión, 25 o 30 experiencias son entidades, de hecho, son cooperativas de profesionales que tienen un presupuesto cerrado, por tanto, al propio erario público le supone que no hay desvío de cantidad, que tienen que rendir cuentas igual y que tienen que seguir el plan de salud igualmente. En resultados en salud están entre los 30 primeros centros de atención primaria en Cataluña. El nivel de satisfacción es de los más altos y en el nivel de satisfacción de los pacientes también. Pero este debate resulta que no se puede hacer en nuestro país porque hay prejuicios, porque hay gente que aún piensa que esto es privatización, y que yo sepa, y llevo mucho tiempo en el sector sanitario, en España no se ha privatizado, al menos en Cataluña yo no recuerdo que haya ningún ciudadano que tenga que pagar los servicios por que vaya a un centro o vaya a otro.
Se mezcla lo que es la financiación pública con lo que es la diversidad de la provisión, y esta confusión de términos nos hace retroceder veinte o veinticinco años, en unos consensos que se habían obtenido a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa y que definieron el modelo sanitario, por ejemplo, en el caso de Cataluña. Esto es un retroceso que nos aleja de los países más avanzados de Europa. Nosotros tenemos que decidir cuál es nuestro modelo de referencia. Nuestros modelos de referencia no son los chinos, no son los indonésicos, no son los sudamericanos, no son los centroamericanos ni son los norteamericanos, son los europeos, si me apuran, los europeos del norte. Bueno, pues los europeos del norte este debate no solamente dicen que es estéril sino que hace que se produzca un retroceso, y sobre todo porque introducimos elementos de perversidad y de perjuicio que me parecen inútiles.
El tema de la conciliación. Señora diputada, gracias por todo lo que me ha puesto encima de la mesa, que a veces me ha parecido más que eran deberes que no preguntas para que le respondiera.
Cuando yo hablo de flexibilidad hablo de capacidad de adaptación al reto que tienes delante. Lo digo porque aprovecho que está la señora Pastor, que fue ministra, y puso en marcha la mejor ley que había en Europa en su momento, no sé si después ha habido alguien que ha hecho algo más. Fue una ley que forma parte también del patrimonio de todos porque fue absolutamente consensuada. Es así, ¿no, señora Pastor? Y era una ley que permitía un desarrollo, que precisamente ahora con la COVID podría ser un gran instrumento de ayuda, un desarrollo de todo el tema de la troncalidad y las áreas de expertise.
La troncalidad hace que determinadas especialidades que podrían parecer distintas… Les pongo un ejemplo, lo que han hecho los anestesistas en esta epidemia, ponerse al lado de los intensivistas, que son dos especialidades que podrían tener una troncal común; o los médicos de familia e internistas, adaptándose a las necesidades del perfil de los pacientes. Para esto, fíjense, no se necesita dinero, se necesita voluntad y consenso, pero esto se puede hacer y nuestro país tiene potencialidad para hacer esto, y esto es lo que ha pasado. Cuando ha venido el COVID, no ha habido necesidad de que hubiera ningún gestor ni ningún político que diera órdenes, han sido los propios profesionales. Si yo me he quedado parado, y perdonen que haga una pequeña frivolidad. Había traumatólogos haciendo de internistas. Doctora Pastor, esto es increíble, ¿o no? Siempre hacemos esta broma entre especialidades. Pues yo me refería a la flexibilidad en este sentido y a la flexibilidad de los centros para adaptarse a las necesidades, nunca en el sentido negativo.
El tema del big data. Esto es un debate, es obvio, pero es verdad que es un debate también lleno de hipocresías. Porque oigo gente hablando de la seguridad del big data, que además nuestro país está en una buena situación para poder utilizar el big data, o sea, el big data para evitar la variabilidad terapéutica es fundamental. A ver, yo soy hijo de médico, soy de familia de médicos, y antes se hablaba de la libertad total que tenía el médico para poder prescribir. Esa libertad no existe y cada vez va a existir menos porque la evidencia científica, el consenso clínico y las guías de práctica clínica son los que tienen que evitar que a ti en un sitio te traten de una manera o de otra simplemente por ideas pintorescas o peregrinas. Por tanto, el big data es un gran instrumento para los clínicos, pero tiene que haber garantías. Pero lo que me hace gracia es que a veces ponemos el centro del debate en la seguridad, que tiene que existir porque parte de lo que hemos hablado, hemos hablado del pasaporte sanitario, pero, en cambio, lo hace gente que no tiene ningún problema para exhibir su vida en Facebook, entonces, socialmente a veces yo creo que nos lo tendríamos que hacer mirar.
El debate bioético es tan importante porque tiene que inspirar las políticas sanitarias. Es obvio que nosotros reconocemos a las personas el derecho que tienen para poder decidir y coparticipar de su proceso asistencial, poder rechazar un tratamiento. Yo siempre digo que el testamento vital es importante, pero cuando en la relación entre los profesionales y el paciente se establece la confianza, el testamento, en lugar de ser un elemento en positivo, acaba siendo un elemento entorpecedor. Si hay confianza, el testamento, no funciona. Yo recomiendo a pacientes míos que hagan el testamento cuando están en una situación en la que nadie pueda abogar por sus derechos o sobre sus voluntades. A pesar de ello, es imposible poder predecir todas las situaciones, por tanto, yo siempre defiendo que tiene que haber unos principios inspiradores de las actuaciones. A ver, nuestro sistema, si no se basa en la confianza, no funciona, como tantas y tantas cosas. Nuestro intangible más fuerte en las profesiones sanitarias es la confianza. Si los pacientes no confían en sus profesionales y tenemos que empezar a introducir papeles, entonces…
Voy contestando, hago lo que puedo, señora presidenta, pero es que me han hecho muchas preguntas y quiero dar satisfacción.
Señor Mena, creo que le he contestado mi opinión sobre el tema de la financiación del sistema sanitario. Nuestro colegio fue muy crítico con los recortes. Yo tuve la sensación de que el Gobierno catalán en aquel momento quería gustar tanto a los, digamos, políticos del norte que fue excesivo. Y las políticas de austeridad. Claro, esto siempre es fácil decirlo a pelota pasada, pero nosotros tuvimos tensiones en ese sentido. Claro, cuando llego allí, yo también me hago cargo. Un consejero de Salud que tiene un presupuesto de 12 000 millones y que de un día para otro le dicen “no, es que ahora vas a tener 10 000 millones”, y yo le critiqué al consejero, pero lo fácil es que vayas y que recortes las inversiones y el Capítulo 1. Pero ¿por qué no te sientas con los líderes clínicos y se pacta? Porque cuando hay una situación de crisis, esta tendencia, que es muy de nuestro país, de que las decisiones tienen que ser verticales, si empoderáramos. Y cuando yo hablo de la autonomía de gestión, estoy hablando también de la corresponsabilización de las decisiones. Yo cuando hablo de la autonomía en la gestión de atención primaria o en la primaria del hospital, estoy defendiendo que esos profesionales aprendan a gestionar (cuando digo “aprendan” es que hay que formar también a estos líderes), tengan responsabilidad en la gestión de esos recursos y después, finalmente, algo que forma parte del ideario del profesionalismo médico, tienen que rendir cuentas. Esto también tiene que quedarse en la cultura política y de organizaciones públicas y sanitarias. La gente puede asumir responsabilidad, pero tiene que dar cuenta de en qué gasta el dinero y cómo se lo gasta.
Me ha hablado del tema de los 43 000 euros por estancia en la UCI, del decreto que hizo el Govern de la Generalitat. A ver, esto es público, los 43 000 euros los coge el Departamento de Sanidad a partir del coste que le genera el Instituto Catalán de la Salud, que es público, y es una tarifa que es para todos igual y a mí me parece perfectamente justa, defendible y, permítame, señor Mena, creo que la polémica iniciada alrededor de esto me parece absolutamente injusta, se lo digo sinceramente. Yo no tengo conflictos de intereses, pero creo que este debate no ayuda, o sea, decir que esto a lo que ayuda es a la privada me parece terriblemente injusto, porque yo sé que hay pacientes que no ha costado 43 000 euros su estancia en la UCI sino que ha costado mucho más y han estado en establecimientos privados.
El tema de la sistematización de los rastreadores. Yo me lo conozco bien porque fui yo, supongo que lo sabe, el que dijo públicamente y le pedí a la consejería que diera marcha atrás. Yo no me sitúo en el tema de si tiene que ser una entidad privada, no lo sé, yo lo que digo es que el mejor instrumento que tiene la salud pública para rastrear es la atención primaria y que tiene que haber un acuerdo con la atención primaria para que se decida cuál es el mejor instrumento que les puede ayudar. Porque es obvio que parte de lo que se quiere hacer no lo tienen que hacer ni las enfermeras ni los médicos porque es rastreo telefónico, pero hay una parte personalizada que sí que lo tienen que hacer. Yo la crítica que hice a la consejería, y por eso les pedí que dieran marcha atrás, era porque me parecía que cualquier iniciativa, es decir, es igual, en este caso se instrumentó a través de una empresa privada, pero yo creo que el error fue no haberlo acordado con atención primaria, que es quien tenía que instrumentarlo. Después ya ha tenido otros derivados, que es lo que a mí me parecía que iba a pasar y es lo que quería evitar, porque mientras estamos en este debate, no tenemos rastreadores, y a mí lo que me interesa es tener rastreadores.
Cinco minutos. La protección individual. Es verdad, podemos hacer una crítica, señor Gestoso. Yo creo que todos nos equivocamos, yo me equivoqué, todos minimizamos el impacto de esta enfermedad, una enfermedad que los chinos primero la negaron, después la minimizaron.
Todos pensaron, o sea, yo tengo una junta de colegios de médicos y estoy con dos de los mejores epidemiólogos que hay en España, en mi junta, y fueron los primeros sorprendidos de cómo apareció y de forma abrupta. De esta epidemia hay muchas cosas que no entiendo y yo creo que los propios epidemiólogos tampoco entienden. No entiendo que hace un mes que estamos en desescalada, hemos visto actuaciones de conciudadanos negligentes, con una población que no llega al 10 % de infectados y no nos infectamos, con lo cual hay muchísimas cosas todavía. Entonces, todo lo que sea ahora prevención me parece fundamental, pero es cierto que hay que hacer autocrítica. Y la tiene que hacer la OMS. Muchos errores que nosotros hemos cometido es porque éramos el segundo país; si hubiéramos sido el sexto o el séptimo, se hubieran, yo creo, equivocado otros.
También es cierto que los países que han invertido en tener industria de diagnóstico, de PCRs, de respiradores, como Alemania, pues han sido más sólidos a la hora de dar respuestas, y esta es una de las conclusiones que también está en el documento. Nuestro gobierno tiene que tener una estrategia. Ya me imagino que no es fácil la contratación al estar sometido a la libre concurrencia que las leyes europeas te indican, pero entonces no podremos tener una industria propia nunca que fabrique el material. Y es que necesitamos respiradores, EPIs, y eso no nos tiene que volver a pasar, nunca más. Y si tengo que hacer una crítica es por el decreto que se hizo, que centralizó las compras e hizo que, por ejemplo, en el caso de Cataluña, que tenemos una provisión diversa, se dejara a muchos hospitales y centros absolutamente desprovistos, incautándose del material y con una guerra de búsqueda que ha sido infernal.
El tema del profesionalismo, lo decía antes, para mí es básico. Las áreas de capacitación, también lo hemos dicho. Y acabo, señora presidenta, porque si no me dejo al grupo socialista.
Sí, es cierto, hay que tener organismos en nuestro país, que los hemos dejado un poco abandonados, en el ámbito del control epidemiológico. Ahora no es defendible que no tengamos un sistema más operativo, más cruce de datos. No estoy de acuerdo en que se estén escondiendo muertos, no puedo compartir la idea del representante del Grupo Vox, pero sí en la forma de tratar los datos. Unos que los hacían agregados, otros que llegaban más tarde, en fin, no ha sido un espectáculo demasiado edificante. E todo caso, si hay que tener tantas agencias, me parece muy bien, pero tienen que estar fortalecidas por un sistema de comunicación mucho más ágil.
Y sí que creo que en el futuro, señora Pastor, tiene que quedarnos un concepto que hace tiempo algunos organismos científicos ya están imponiendo. Nuestro país tiene que conceptuar también la salud como algo global, la salud global. Y el cambio climático, hay que incorporar todo el tema que hace referencia al cambio climático porque, probablemente, igual parte de lo que nos está pasando tiene que ver con el cambio climático, de hecho, hay algunas epidemias en el mundo que tienen que ver con los movimientos climáticos, y es que el hecho de que haya un invierno de una forma o de otra influye. Por tanto, el conocimiento y la previsión de lo que está pasando a través del mundo, debemos invertir también en ese sentido.
Respecto a la representante del Partido Socialista, en el tema de la financiación, ya he dicho, hay que pactar y negociar los incrementos según el IPC. Pero yo creo que el dinero que vendrá de Europa, ahora no recuerdo las cifras, perdonen, porque ya estoy un poco cansado, bueno, es igual, todo el dinero que viene destinado de Europa, que tendrá que venir para todos los países, sobre todo del sur de Europa, para invertir, es obvio que se tiene que priorizar para sanidad en primer lugar.
Y cuando usted me habla de la participación de los pacientes, absolutamente, la corresponsabilización. Uno de los problemas que tiene nuestro sistema sanitario, a diferencia de los países más avanzados, es que los sistemas sanitarios universales fueron producto de una lucha de clases inicialmente, pero dieron resultado después de una lucha y de una concienciación, y hay también la concepción de cuidado y de mantenimiento de los servicios públicos. En nuestro país llegamos a una sanidad universal y a unos servicios públicos como los nórdicos sin haber sido motivo de lucha, y tengo que decirlo así, simplemente porque había un crecimiento económico y nos creíamos parecidos a los europeos, pero hemos infantilizado a la población y hemos pensado que todo es posible con los recursos que tenemos, igual que los alemanes. No, no, a los ciudadanos hay que tratarlos como sujetos adultos y hay que decirles cuáles son los recursos que tenemos y que de esos recursos, si los destinamos allí, no podemos destinarlos allá. No podemos hacer esta política, yo creo, de banalización y populista de creer que todo puede cuadrar. Como también tengo que decir, y lo digo a todos los partidos, cuando hablamos de Cataluña, si tenemos 5000 millones, participando de los Presupuestos Generales del Estado, excepto las comunidades de Euskadi y Navarra, pues el dinero tiene que salir directamente de un fondo determinado. Por tanto, no nos hagamos trampas, expliquemos a los ciudadanos lo que cada día estamos hablando. Hay que dejar de infantilizarlos y hacerles coparticipes de las decisiones y de las consecuencias de las decisiones. Es decir, invertir en sanidad tiene unas consecuencias, y si no invertimos en sanidad y si no invertimos, yo qué sé, pues en economía productiva, igual no tenemos recursos para tener un estado del bienestar sólido. Esto hay que explicarlo porque no todo puede cuadrarse.
Y acabo diciendo que la apuesta por la telemedicina y las tecnologías ha venido para quedarse y es una apuesta estratégica básica, que además puede ser un elemento dinamizador también de la economía y generador de puestos de trabajo, también de referencia, de talento.
Y sobre la participación o el papel de las organizaciones colegiales, perdone, señora diputada, esto es cortesía, pero de este tema le podría hablar tanto que necesitaría otra comisión. Pero sí estoy encantado de poder explicarles que nosotros tenemos el privilegio de tener la colegiación obligatoria. Es un privilegio, pero tiene una contraprestación. Nosotros tenemos la obligación de velar por la autorregulación y tenemos que dar cuentas de lo que hacemos. Yo soy un defensor de la colegiación obligatoria de las profesiones sanitarias como medio o instrumento de garantía de la buena praxis, pero si este instrumento no se ejerce, pues no debe existir. Fíjese que le digo que soy un defensor, pero la cultura de rendir cuentas es importantísima porque nosotros somos una corporación.
Yo represento a una corporación de derecho público que tiene funciones gremiales, si me permiten, represento a los profesionales. Pero yo represento a la profesión, no soy un sindicato, y represento al garante de la buena praxis, y si yo no puedo salir delante de los ciudadanos para decir que las prácticas de ese individuo o de esa señora no dan seguridad clínica o no puedo pronunciarme sobre cuestiones que puedan poner en riesgo la salud de los ciudadanos, yo no estoy cumpliendo con mi función. Por tanto, a mí personalmente me da un poco de repelús ser representante gremial y me gusta mucho más defender la posición de las funciones públicas que tenemos como corporación, pero entonces, por la educación que yo he recibido, también estoy de acuerdo en que hay que rendir cuentas, y, aunque sea incómodo, la transparencia es fundamental para generar confianza con tus propios colegiados y con la ciudadanía, que es a la que servimos.
Muchas gracias, presidenta, por su generosidad y por la de todos ustedes.