Isabel Baena Parejo
Ex viceconsejera de Salud en Andalucía
8 de junio de 2020
Intervención
Buenos días y muchas gracias, presidenta. Quiero dar las gracias al Grupo Parlamentario Socialista por esta propuesta que me permite estar hoy aquí, en una iniciativa que me parece absolutamente necesaria. Parecía una iniciativa muy pertinente y desde luego muy oportuna. Vaya por delante mi enhorabuena y mi deseo de que lleguen a consenso en un tema de singular importancia como es el Sistema Nacional de Salud.
Desde que aprobamos en este país la Ley General de Sanidad, en el año 1986, como ustedes bien conocen, el Sistema Nacional de Salud ha crecido mucho, y ha alcanzado altas cotas de excelencia, reconocidas dentro y fuera de nuestras fronteras, pero, en paralelo a que esto iba ocurriendo han ido apareciendo, sin duda, nuevos retos. El envejecimiento de la población, la cronicidad, o las mismas expectativas de los profesionales, que han ido evolucionando. Y, por tanto, creo que era obligado el enfrentar estos nuevos retos, y creo también que no siempre se ha respondido adecuadamente.
La pandemia que hemos sufrido, y que aún estamos viviendo, creo que ha servido de lente de aumento y que ha permitido, por un lado, de una manera muy clara, el que los ciudadanos hayamos tomado una renovada conciencia de la necesidad y de la importancia que tiene contar con un un Sistema Nacional de Salud que sea robusto, que, desde luego, sea equitativo, de alta calidad y que esté dotado adecuadamente para poder responder adecuadamente a las necesidades sanitarias, a las presentes y, desde luego, también a las futuras. Yo creo que, precisamente, esto ha sido clave para que hoy estemos aquí. Y también creo que la pandemia ha servido de lente que ha multiplicado esa visión de la necesidad de una reforma urgente del Sistema Nacional de Salud, una reforma, sin duda, para su fortalecimiento.
Por tanto, creo que todo lo que hemos vivido en estos últimos meses debemos de reconvertirlo en una oportunidad, desde luego, para reflexionar, con rigor, desde lo técnico y, desde luego, también para tomar decisiones para la acción desde lo político. Por eso venía comentando que se hacía necesario ya una reflexión y una reforma en profundidad del Sistema Nacional de Salud en su conjunto, pero la pandemia ha puesto de manifiesto áreas de especial atención e importancia si queremos responder con mayor eficacia, con calidad, como decía, en el futuro. Áreas de especial importancia como son el área de la salud pública, y dentro de la salud pública, en especial, la vigilancia epidemiológica. Áreas como la atención primaria, o la respuesta que tengamos que dar a necesidades de salud de personas institucionalizadas, personas mayores, personas con discapacidad o cualquier otro grupo de especial vulnerabilidad.
Los cambios sociales, la evolución de la sociedad, lleva siempre aparejados cambios en las necesidades de atención a la población, la atención a la cronicidad, la repuesta a la pluripatología, la atención a la polimedicación, o la necesidad de rehabilitación, entre otras. Esta evolución en las necesidades de salud y las diferentes crisis económicas que hemos sufrido desde aquella reforma sanitaria que abordamos en este país en los años 80 han ido, paulatinamente, afianzando problemas, convirtiendo en crónica, por ejemplo, la insuficiencia financiera del sistema, la falta de personal sanitario o el desapego de los profesionales sanitarios. En definitiva, se ha ido descapitalizando un sistema sanitario público con el que, además, los ciudadanos cada vez somos mucho más exigentes. De manera que, en este contexto, me gustaría aportar mis propuestas.
En relación a la gobernanza del Sistema Nacional de Salud, creo que la organización territorial del Sistema Nacional de Salud ha sido responsable de ese crecimiento en positivo del Sistema Nacional de Salud y de los servicios regionales que los conforman, tanto si hablamos en cantidad, si nos referimos a las infraestructuras que han hecho posible la accesibilidad real de la población al sistema sanitario, como si hablamos de calidad y de incorporación de conocimientos, que ha permitido altas cotas de satisfacción de la ciudadanía del que ha gozado el Sistema Nacional de Salud español desde hace tiempo. Considero un éxito el modelo de competencias descentralizadas en gestión. Este modelo ha permitido acercar el servicio sanitario allí donde vive la población, allí donde están las personas, aumentando así la accesibilidad y contribuyendo, por tanto, a disminuir de manera significativa las desigualdades entre la población.
Aun con elementos de mejora, que los hay, la sanidad de hoy es la mejor, y la más equitativa, que hemos tenido nunca en España, y, en ello, la descentralización ha tenido una importancia decisiva. No obstante, esta tarea del ministerio velar de forma efectiva por la equidad y por la igualdad de los españoles entre territorios. Por ello soy partidaria de reforzar las capacidades de coordinación y de cooperación del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud en un modelo diferente al actual. Un modelo diferente, que requeriría que, en el momento en que sus señorías decidieran abordar una reforma de la Constitución, se considerase el derecho a la salud como un derecho de carácter fundamental, porque con esto se blindaría de manera definitiva la sanidad pública, dando respuesta a las aspiraciones de la inmensa mayoría de la sociedad.
La gobernanza del Sistema Nacional de Salud puede reforzarse, asimismo, con planteamientos a los que ahora me referiré, pero, por ejemplo, dotar de un nuevo fondo de cohesión, dotarlo de un fondo de garantía para la movilidad y los desplazamientos de pacientes entre las comunidades autónomas, o la creación de una agencia de salud pública, y con la definición, por supuesto, de nuevos indicadores que permitan la evaluación de la salud de los españoles y la trasparencia de los resultados en salud de nuestro servicio sanitario.
En cuanto a la financiación. En materia de financiación decir que el Sistema Nacional de Salud, como bien conocen, se caracteriza por disponer de una financiación, que está enmarcada en el sistema general de financiación de las comunidades autónomas, excepto aquellas comunidades con régimen foral. Pero esta financiación dejo de ser finalista el 1 de enero del 2002, desde entonces, estos casi 20 años han caracterizado a la financiación sanitaria como insuficiente e inequitativa, aunque las diversas actualizaciones que se han hecho del sistema de financiación autonómica hayan tenido como preámbulo, precisamente para justificar la existencia de más recursos, las necesidades de la sanidad pública.
El carácter no finalista de los recursos y la insuficiencia financiera del sistema sanitario, año tras año, creo que merecen una consideración especial en las conclusiones que ustedes vayan a adoptar. Y, desde mi punto de vista, se hace imprescindible asegurar un Sistema Nacional de Salud financiado por impuestos, una suficiencia financiera y el carácter finalista de los fondos. Ello requeriría una exigencia de evaluación, por supuesto, una evaluación de resultados ante la sociedad, que yo situaría en un Senado, un Senado que debería ser reformado para ser de verdad una cámara territorial acorde con el modelo descentralizado que caracteriza a España. En este apartado, debo referir las carencias que tiene el Sistema Nacional de Salud para tener una capacidad real para el desarrollo de políticas de cohesión, de reducción de desigualdades entre la población y de equidad en el acceso. Es por eso que se hace necesario dotar al ministerio de un potente fondo de cohesión sanitaria, que esté orientado al desarrollo de planes para la reducción de desigualdades en salud, y cuya definición y articulación, sin duda, se debe hacer en el marco del consejo interterritorial. Al mismo tiempo, es imprescindible dotar de un fondo específico que garantice los desplazamientos de pacientes entre las comunidades autónomas, a modo de caja de compensación, gestionado por el ministerio con la participación de las comunidades autónomas, para acabar con las tradicionales barreras a la movilidad de pacientes entre las comunidades autónomas. De no hacerlo seguirán vigentes las causas estructurales que condicionan estas barreras de acceso al sistema sanitario y será difícil que podamos considerarlo como un verdadero sistema nacional.
Antes hice referencia a la creación de una agencia estatal de salud pública. En este sentido el modelo de salud pública en general y, en concreto, la vigilancia epidemiológica, requiere de la revisión suficiente que nos permita que no volvamos a sufrir lo que ha sucedido en esta pandemia, porque la globalización, el cambio climático, determinados hábitos que vamos a seguir adquiriendo, van a seguir haciendo que aparezcan problemas de salud pública que afectarán en mayor medida, si nos estamos refiriendo a la población, y, por tanto, debemos estar preparados, debemos de aprovechar la experiencia y, desde luego, debemos de aprovechar el conocimiento para poder abordar los viejos problemas que se van a volver a repetir, o los problemas de salud pública emergentes que, sin duda, aparecerán. Por tanto, estas situaciones no deben de volver a sorprender al sistema sanitario sin la estructura necesaria.
Por eso se hace patente la necesidad de una reserva estratégica de protección. Se hace patente la necesidad de unos sistemas de información online, que nos permitan el total y rápido conocimiento de los datos. Hemos visto la importancia de definir indicadores que nos permitan medir y compararnos de forma fiable. Hemos visto, y vivido, la importancia de contar con datos para la toma de decisión, y, desde luego, la importancia de tenerlos para la rápida acción. Se hace urgente el desarrollo y la aplicación de la Ley de Salud Pública, esta ley es del año 2011 y está sin desarrollar. En este sentido, yo me atreví a ser un poco más atrevida y a hablar de la necesidad de una agencia estatal de salud pública, porque la estructura central del ministerio debe dotarse de recursos humanos y de recursos tecnológicos que le permitan tener suficiencia técnica, tener autonomía y, desde luego, ser trasparente.
La descapitalización del sistema en general ha afectado de forma singular a los equipos de vigilancia epidemiológica, es manifiesta la dificultad que se tiene en todos los servicios para cubrir las plazas de epidemiología, porque estas plazas han estado, o están, dotadas no de forma adecuada, y esto ha hecho que los profesionales sanitarios hayan sido más atraídos por plazas que tienen otras salidas, mejor remuneradas y, desde luego, con mejor visibilidad pública.
En relación al sistema sanitario, mucho podríamos hablar, de las propuestas para el sistema sanitario en su conjunto, pero en este contexto en el que estamos hoy, yo creo que es imprescindible hablar del abordaje para la renovación, en concreto, de la atención primaria en nuestro país. Muchos intentos se han hecho, pero, desde mi punto de vista, no se ha conseguido el cambio de paradigma que necesita la atención primaria para dar respuesta a las nuevas necesidades en salud.
La base del éxito del modelo de la reforma sanitaria que tuvo este país en los años 80 se debió, entre otros aspectos, pero básicamente, a la atención primaria y la existencia de una planificación estratégica, que, desde luego, marcó el que, el cómo, el dónde y, sobre todo, marcó con quien teníamos que hacerlo. A lo largo de los últimos 20 años la atención primaria se ha visto también desdibujada paulatinamente en relación al objetivo primario. La atención primaria es la columna vertebral del sistema y ha sido responsable, como decía, de una buena parte del éxito y de la ganancia en salud de los ciudadanos de este país. Las crisis económicas a las que me he referido y los nuevos retos, sin un adecuado y un oportuno abordaje, han llevado aparejado una cierta falta de confianza de los ciudadanos en la atención primaria, una cierta falta de prestigio de los profesionales hacía la atención primaria, y, por tanto, se ha ido perdiendo ese elemento, ese factor tractor para muchos profesionales. Como prueba, decir cómo profesionales que aprueban el MIR prefieren repetir el examen a elegir la plaza de medicina de familia. De manera especial, por tanto, creo que tienen que poner el foco en la renovación de la atención primaria. Los médicos especialistas en medicina familiar y comunitaria que iniciaron la especialidad y pusieron en marcha la reforma sanitaria se están jubilando y, creo que a ellos se les debe esta renovación. Es necesaria, por tanto, la evaluación de los resultados que está proporcionando hoy la atención primaria para poder hacer una reorientación efectiva a la respuesta de los problemas sanitarios y recuperar así la satisfacción del ciudadano.
Hay que planificar la cobertura de profesionales. Ningún área de todo el sistema sanitario se ha visto tan afectada por la falta de profesionales como la atención primaria. Ante el escaso atractivo que, además, tienen las áreas rurales, creo que conviene incentivar, de manera especial las zonas rurales, porque está afectando a la accesibilidad del sistema y, por tanto, a la equidad. Se deben incorporar nuevas competencias profesionales para afrontar nuevas necesidades en salud, nuevos roles de los profesionales actuales y atender a su desarrollo profesional. Y es evidente la necesidad de incorporar en atención primaria otras profesiones que complementen una respuesta holística de la salud: la fisioterapia, la psicología, educadores, trabajo social, la farmacia. De igual forma se hace necesario el establecimiento de canales formales para la coordinación, con los farmacéuticos comunitarios, con los servicios sociales, con la educación. Creo la necesaria incorporación y el reconocimiento del papel de la farmacia comunitaria en el Sistema Nacional de Salud, estoy convencida de que su incorporación efectiva permitiría una ganancia real en salud para la población e igualmente eficiencias tangibles para el sistema sanitario.
También se debe de restablecer la salud pública en el ámbito de la atención primaria. Es en la atención primaria donde se debe de desarrollar la protección, la prevención, la vigilancia, la detección precoz, la rehabilitación y donde debemos de trabajar con la salud pública en la atención primaria para minimizar las desigualdades en salud.
Especial atención requiere la salud mental, dado su carácter comunitario. Los cambios sociales, los cambios demográficos han afectado especialmente a esta área, el envejecimiento de la población ha impactado en el modelo de atención comunitaria resultante de una reforma psiquiátrica que fue modélica en su día. Es necesaria la renovación de la planificación de los recursos asistenciales y humanos que necesitamos y que sean acordes con el nuevo conocimiento científico en salud mental y hacerlo de la mano de los profesionales expertos. Es un área que requiere una discriminación positiva en la reconstrucción del Sistema Nacional de Salud que se vaya a abordar.
En relación a la política farmacéutica, es un elemento esencial para el éxito del Sistema Nacional de Salud, porque el ámbito del medicamento es, en muchas ocasiones, donde se basan muchos de los éxitos que tienen que ver con los avances en la prevención y en la curación de muchas enfermedades. Por eso, este asunto requiere de una máxima atención y prioridad, pero también, sin duda, por el impacto presupuestario que tiene la prestación farmacéutica, que, aunque, como digo, es una inversión capaz de traducirse en salud y en bienestar de las personas, no deja de ser un aspecto sobre el que hay que trabajar para generar las condiciones adecuadas que nos aseguren la máxima eficiencia y los mejores parámetros para no comprometer la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud. Es por eso que considero que la política farmacéutica del futuro debe orientarse a conseguir el objetivo de disponer, cuanto antes, de los mejores avances científicos en la cartera de prestaciones, para ser aplicados con equidad, y con criterios de uso en adecuado en base a la evidencia científica.
Desde este punto de vista, sería conveniente conocer con anticipación los avances fármaco-terapéuticos en proceso de aprobación por la agencia reguladora para hacer una previsión de necesidades, tanto desde el punto de vista presupuestario como organizativo. Es conveniente apostar por una colaboración trasparente con la industria del medicamento para fomentar al máximo posible los ensayos clínicos en nuestro Sistema Nacional de Salud, porque esto nos permitiría asegurar el pronto beneficio de los pacientes y la máxima actualización de conocimientos para los profesionales. Y, por supuesto, sistemas que garanticen una política de fijación de precios en los medicamentos que ofrezcan transferencia y un uso de criterios coste-efectividad y que incorporen procedimientos del tipo del techo de gasto, precio en función de los resultados u otros similares.
En lo que se refiere a los profesionales, el Sistema Nacional de Salud en su conjunto está viviendo una importante renovación generacional con una alta cota de feminización, contamos con jóvenes profesionales con otros referentes, nuevos profesionales que tienen nuevas expectativas y que deben ser conocidas e incorporadas en cualquier política de personal que se pretenda hacer. Considero que se hace necesaria una acción decidida que permita asegurar, cuanto menos, una planificación estratégica de necesidades de profesionales sanitarios del Sistema Nacional de Salud. Esto haría viable que la universidad española pueda definir una oferta formativa acorde con las necesidades, con visión de corto, de medio, de largo plazo y con una actualización periódica, al menos cada cinco años. E, igualmente, en esta planificación estratégica incorporo la planificación de formación especializada de nuestros especialistas y, con ello, prestar especial atención a la docencia en nuestro sistema sanitario; creo que los profesionales que se dedican a la docencia especializada requieren de un reconocimiento real. Hacen falta, además más profesionales y más profesiones, hacen falta también elementos que amplíen sus capacidades profesionales y sus competencias para afrontar las necesidades de la población y para incorporar los numerosos avances que la tecnología, los medicamentos y la digitalización nos vienen ofreciendo. Una política de reconocimiento profesional, que sea capaz de asegurar mayores cotas de autonomía, que ofrezca mejores salarios, con un nuevo modelo retributivo y un reconocimiento a la contribución a los objetivos en salud con algún componente variable. Es necesaria la incorporación de un modelo eficaz de carrera investigadora, que sea apropiada a las características de los servicios sanitarios y de las profesiones sanitarias y una movilidad real de los profesionales en el conjunto del Sistema Nacional de Salud, que ofrezca, además, las mínimas tasas de temporalidad, mediante la articulación de concursos de traslados y de concursos-oposición con periodicidad anual o, máximo, bienal.
En cuanto a las nuevas tecnologías, me gustaría trasladar alguna reflexión, porque la digitalización completa del sistema y de la asistencia sanitaria con criterio de interoperabilidad es una asignatura que está aún pendiente. Creo que tenemos que aprobarla ya, si queremos mantener la calidad y la excelencia que lleva incorporada también, y no podemos olvidar la satisfacción de los pacientes, es imprescindible, las nuevas tecnologías para la personalización de la asistencia sanitaria.
Poco he nombrado al ciudadano en mi intervención, lo cual no significa que todas y cada una de las propuestas que hago tengan como fin último responder, precisamente, a las necesidades de salud individual y colectiva de la población. La pandemia ha acortado los tiempos de utilización de las tecnologías de la información y la comunicación, y creo que tenemos que aprovechar esta oportunidad, porque, aunque tendremos que estar atentos a la brecha digital, que aún existe, sin duda el momento para incorporar estas nuevas tecnologías en la atención y en las relaciones de los ciudadanos es ya.
Y no quiero terminar sin dedicar un minuto a la investigación biomédica y a la innovación. El Sistema Nacional de Salud, por sus infraestructuras, la capacidad instalada que tiene, por su visión y por los profesionales que la integran son el mejor sustrato para la generación de innovación y de investigación, tanto para la investigación independiente como ser un elemento tractor de promotores privados. La investigación y la innovación debe ser verdaderas líneas de producción del sistema y, por tanto, tiene que estar dotada presupuestariamente de manera suficiente, para permitir la estabilización de profesionales que encuentran una base sólida para su desarrollo profesional en esta área y, por tanto, el reconocimiento de la necesidad de la investigación traslacional en nuestro panorama investigador del país.
Yo dejo aquí mis reflexiones. Quiero reiterar mi agradecimiento y, por supuesto, quedo a su disposición.
Preguntas de los grupos parlamentarios
Iñaki Ruiz de Pinedo Undiano (GEH Bildu)
Muchas gracias señora Baena. Hay una cuestión que es importante, por diferenciar el tema de salud y el tema sanitario. Ha habido grandes progresos en el ámbito de la salud, pero, sin embargo, todos los indicadores indican que empieza a haber un deterioro, la curva de mejora empieza a descender y, sobre todo en el tema de infancia, hay indicadores que nos llevan a pensar que la infancia, que va a ser el grueso de la ciudadanía de aquí a unos años, en la cual ese deterioro va a determinar elementos importantes. Una cosa es lo sanitario y otra cosa la salud, porque eso está muy determinado, entre otras cuestiones también por el tema de la pobreza y la situación económica.
La importancia de tener indicadores y trabajos en ese sentido es un tema fundamental, ya tenemos indicadores y análisis, ¿entiende que faltarían estudios más determinados y más coordinados? Porque lo que denoto de sus propuestas del sistema sanitario y de gobernanza que echa en falta elementos de coordinación, elementos comunes de trabajo, estrategias comunes, por ejemplo, la encuesta de salud, todo el tema de estudios, eso depende de organismos estatales, y se vienen haciendo. Otra cosa es que, por detracción de medios económicos, etcétera, no se esté haciendo el plan estadístico previsto en muchos temas. ¿Es un tema de coordinación o es un tema de medios, fundamentalmente?
Por otro lado, hay algún estudio sobre dónde están los problemas de movilidad y desplazamientos de pacientes entre comunidades autónomas, o dónde están los problemas de los convenios entre comunidades autónomas en estos momentos de cara a esos desplazamientos. En el País Vasco existen ya convenios de desplazamientos y de relación entre comunidades autónomas, ¿dónde están esos límites en estos momentos o qué más habría que hacer?
Otro tema, ¿habría que contemplar el marco europeo en esa visión de una nueva ley de salud? En ese de especialidades, en el tema de intercambio, de gastos, de avances, de investigación, ¿no sería un elemento importante en estrategia esa coordinación europea? La misma pandemia ha puesto de relieve esa falta de coordinación y la falta de relación entre institutos y líneas investigadoras, por no decir en el tema de investigación y de producción de medicamentos, la dependencia y la pérdida de posiciones europeas. Si es necesario un planteamiento de escala de trabajo tenemos que buscarlo ya en el ámbito europeo. Por eso digo, ¿no sería conveniente no cerrar esa estrategia en el marco estatal, sino precisamente buscar la estrategia en esa coordinación y dentro de la movilidad ciudadana que existe en estos momentos? En vigilancia epidemiológica, por ejemplo, sería un elemento fundamental.
Estas serían las preguntas, complementarias a muchos de estos elementos de trabajo que destacan, con los que podemos estar totalmente de acuerdo. Lo único, buscar esas evidencias nos lleva a pensar que la necesidad no es tanto de estatal izar y cerrar sino de abrir, que es lo que nosotros estamos echando de menos.
Josune Gorospe Elezcano (GP Vasco)
Buenos días, bienvenida a este grupo de trabajo, gracias por todas las explicaciones dadas.
Nos da la sensación de que hay cierta contradicción entre el planteamiento inicial que usted hacía de poner en valor y decir que la descentralización es uno de los valores de la articulación de los distintos sistemas de salud que hay en el Estado, y que esa política de proximidad, que es clave en la atención sanitaria ha sido clave del éxito de los sistemas. Un buen sistema antes de la pandemia, sometido a una situación absolutamente crítica y de tensión, pero que estamos seguros que después esos sistemas seguirán siendo tan buenos como antes. Nosotros coincidimos con esta lectura, pero, a renglón seguido, usted ha venido a defender unos planteamientos que van en contra de esa descentralización real.
Me explico. La descentralización no supone solo descentralización de ejecución, descentralización es tener carácter decisorio, poder tomar las propias decisiones. Y usted hace unos planteamientos que nos parece que chocan con ese planteamiento inicial. Dice: la clave es la descentralización, pero tenemos que reforzar la capacidad decisoria del consejo interterritorial, pero tenemos que crear una agencia estatal de salud pública, pero tenemos que dotar al Senado de capacidad de fiscalizar el destino del gasto, que usted dice, además, que tendría que ser finalista. Si consejo territorial toma decisiones ejecutivas, si además se crean agencias estatales, si, además, la financiación que se da, en nuestro caso no estamos en el sistema general, pero si ya es finalista y se dice a qué políticas sanitaria se da, ¿no choca toda esa nueva articulación del sistema sanitario con eso que es la descentralización, que debería avanzar en capacidad de ejecutar y de decidir a dónde va a dirigir ese sistema. Nos parecía un poco contradictorio. Nosotros tenemos muy claro que lo que hay que hacer es apostar por la descentralización e ir reforzando aquellos aspectos que se consideren que son de mejora. Además, creemos que los sistemas sanitarios de las distintas comunidades autónomas han trabajado previamente coordinados con principios de solidaridad, y ha funcionado muy bien. Euskadi ha tenido convenios y trabaja con las comunidades limítrofes, incluso con hospitales y sistemas de Madrid, por ejemplo, para determinadas enfermedades raras. Yo creo que la realidad del día a día ha demostrado que realmente funciona.
Además, nosotros consideramos que la dimensión de la pandemia es global por definición, y, por tanto, no es una pandemia vasca, navarra ni estatal, es una pandemia de toda Europa y que, en todo caso, deberían reforzarse esos sistemas de alerta, de salud pública y epidemiológicos, que tal vez hayan fallado a nivel europeo, y que tal vez es allí donde habría que hacer ese esfuerzo de coordinación para aletas tempranas.
La última pregunta. Usted decía que debería haber algún sistema para que la Agencia Española del Medicamento y de los Productos Sanitarios, cuando esté abordando el proceso de aprobación de determinados medicamentos innovadores, debería facilitar esa información con suficiente antelación para que las administraciones competentes pudiera planificar, prever presupuestariamente y hacer todos los cálculos para ponerlos en marcha. ¿Existe algún modelo de referencia, por ejemplo, en Europa, que pudiéramos seguir para ver cómo lo están haciendo?
Gracias.
Pablo Cambronero Piqueras (GP Ciudadanos)
Buenos días, y muchas gracias por sus aportaciones, señora Baena.
Compartimos en parte su diagnóstico, sobre todo en cuanto al espíritu constructivo que tenemos que sacar de esta pandemia y el refuerzo del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. También en cuanto a la mejora de las condiciones laborales de los profesionales sanitarios que usted ha mencionado. Venimos de la misma comunidad autónoma. Usted, de hecho, cesó como viceconsejera de Salud y yo debuté al mismo tiempo en el Parlamento andaluz como diputado por Sevilla. No coincido con usted en la generación de más estructura en forma de agencias u otros entes, pero sí en fortalecer las existentes y dotar de desarrollo a la Ley de Salud Pública de 2011.
Andalucía ha sido una de las mejores comunidades autónomas que mejor ha gestionado esta pandemia, los datos así lo corroboran. Como profesional sanitario que usted es, ¿a qué cree que se han debido estos buenos datos de Andalucía? ¿qué podríamos copiar de esta gestión?
En la actitud constructiva que Ciudadanos está teniendo, ¿qué medidas cree que debemos tomar de forma más urgente en el ámbito de gestión sanitaria para abordar posibles rebrotes? Todo el mundo está hablando de posibles rebrotes, me gustaría saber qué criterio tiene usted como medidas urgentes.
¿Cómo cree que debemos potenciar la atención primaria? ¿qué medidas urgentes podríamos hacer para potenciarla?
En cuanto a la atención sanitaria en las residencias de ancianos, que, evidentemente, creemos que es el gran problema que ha habido en esta pandemia y han sido el colectivo más vulnerable, ¿qué medidas podrían tomarse para proteger a nuestros mayores de una forma eficaz?
Sin más, agradecerle las aportaciones que ha hecho a este grupo de trabajo, son muy interesantes, y coincido con usted en que todos deberíamos lograr una sanidad capaz de hacer frente a catástrofes como la que estamos sufriendo.
Muchas gracias.
Concep Cañadell Salvia (GP Plural – Junts)
Voy a ser breve. Algunos de los compañeros que me han precedido ya han preguntado sobre lo que le quería preguntar yo. Básicamente sobre la atención primaria, de la que usted ha hablado en su intervención. Las residencias, que como se ha visto, han sido unos de los puntos más vulnerables y que con más dolor hemos visto las noticias. Y qué piensa usted de la tensión a la que ha llegado el sistema sanitario, creo que todos somos conscientes y creemos que tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios, pero sí que ha llegado con mucha tensión en cuanto a recursos económicos y también de personal. ¿Qué piensa que debería cambiarse en un futuro al respecto?
Gracias.
María Márquez Guerrero (GP Confederal UP)
Muchas gracias por su comparecencia, señora Baena, nos ha parecido muy interesante. Usted tiene una larga experiencia sanitaria por su prolongada carrera política durante muchos años.
Coincidimos con usted en la consideración de la salud como un derecho fundamental, nunca un objeto de negocio, con la necesidad de financiación a través de un fondo de cohesión en el consejo interterritorial, el refuerzo a la atención primaria, la importancia de la salud mental, de la transparencia, etcétera.
Mire, las listas de espera en Andalucía, de donde usted viene, se han disparado según las últimas publicaciones a 890 000 pacientes, un 5,6 % más que el año pasado, 727 000 pacientes en listas de espera para el especialista hospitalario, 163 000 para intervención quirúrgica, y todo ello a pesar el plan de choque de más de 25 millones. Como sabe, el Gobierno de la Junta de Andalucía, el ejecutivo de PP y Ciudadanos, con apoyo de Vox, ganó las elecciones con la promesa de reducir las listas de espera, y para ello, entre sus primeras medidas destinó 15,5 millones de euros para ampliar los conciertos con los hospitales privados. El resultado es que las listas de espera no han disminuido, son un 5,6 % superior al año pasado, y, sin embargo, tenemos cientos de operaciones y pruebas diagnósticas postergadas, cierre de plantas enteras de hospitales. Una llega a preguntarse si esto es el resultado de una nefasta gestión sanitaria o una estrategia calculada para un negocio que pueda dar suculentos beneficios, convirtiendo la salud en un negocio en lugar de un derecho fundamental.
Nuestra pregunta es, ¿cómo controlar las listas de espera y que parte de la parte de población que tiene esa opción económica no tenga que recurrir al doble aseguramiento?
En segundo lugar, ¿cree que es significativa la iatrogenia por interacción de fármacos en pacientes polimedicados? En definitiva, ¿cómo conseguir un uso racional del medicamento?
Muchas gracias.
Luis Gestoso de Miguel (GP Vox)
Buenos días. En primer lugar, decirle que estamos de acuerdo con lo que ha dicho de la agencia estatal de salud pública, ya que reconoce de forma explícita -no voy a decir implícita- el fracaso del sistema actual y también reconoce el guirigay que es el sistema autonómico tal y como lo tenemos hoy concebido.
Después de todo lo que estoy oyendo, aprovecho para incidir en lo que dije en mi primera intervención respecto a la manipulación que, a manos de la izquierda, se está haciendo de esta Comisión, donde a los demás se nos niegan los comparecientes que puedan cuestionar la verdad oficial, que acabará imponiendo esta Comisión por el rodillo de la izquierda, y por eso trae la izquierda a esos comparecientes o técnicos, que, dicho con todo el respeto, bajo su manto técnico esconden que son, o han sido, afiliados al partido del Gobierno, a un partido de la izquierda, o son o han sido políticos profesionales, como no sé si es incluso su caso.
No tengo nada contra eso si no fuera porque estas aportaciones solo buscan apuntalar la agenda ideológica del Gobierno y esconder los 50 000 muertos por la nefasta gestión del virus chino que han hecho tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias. Me ha sorprendido un poco su intervención con respecto a todas las cosas comunes, como lo que acabo de oír ahora mismo, que estamos hablando aquí de que hay 50 000 muertos y de lo que se habla es de las listas de espera en Andalucía.
El tema es que el cambio climático no ha generado 50 000 sino, diga lo que diga la conclusión de esta Comisión, es la incompetencia del Gobierno, al que, desde luego desde Vox, vamos a seguir denunciando digan lo que digan las conclusiones fake de esta Comisión, o que quieran desviar el debate con la discusión entre la sanidad pública o la privada.
Por eso, yo quería hacerles cuatro preguntas. La primera es que, si desde el 31 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud declara la emergencia sanitaria de proyección internacional, algunos expertos epidemiólogos dicen que hubiera bastado esta declaración para que el Ministerio de Sanidad hubiese tomado medidas de contención, ¿se acuerda de lo que pensó usted en aquel momento? ¿comunicó alguna inquietud a algún colega?
El 10 de febrero de 2020 un informe del Ministerio de Sanidad afirma que en China el virus ha tenido una letalidad de entre el 11 y el 15 % respectivamente. Se sabía además que China había hecho una cuarentena de 60 millones de personas, ¿no le hizo sospechar que algo pasaba allí, que no era propio de una gripe y que parecía más propio del otro coronavirus, del SARS-CoV-1, mucho más grave que la gripe? ¿cree que Salud Pública actuó de forma prudente?
En tercer lugar, ¿cree que la vigilancia de enfermedades infecciosas importadas es la adecuada? Le pregunto esto porque el doctor José Antonio Pérez Molina, experto en enfermedades tropicales y miembro del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid, y presidente del grupo de estudio del SIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas, ha declarado para Medscape que el cribado de enfermedades infecciosas es posible realizarlo en nuestro medio, pero no hay documentos de aplicación a nivel nacional, y depende bastante de la comunidad autónoma o del centro sanitario concreto. ¿No le parece que nos hubiéramos evitado muchos problemas si se hubiera hecho un cribado a los viajeros procedentes de China?
Cuarto. ¿Cree que la definición de la pandemia es la adecuada? Se lo pregunto porque se cambió en 2013.
Quinto. ¿Qué es lo que tenemos que mejorar para potenciar nuestra protección contra enfermedades infecciosas importadas?
Sexto. Esta pregunta se la hacemos a todos los comparecientes, ¿ha actuado como asesora del Gobierno, del ministerio o de algún organismo en el caso de la gestión actual del virus chino? Y, en segundo lugar, si sigue estando afiliada o sigue siendo miembro teniendo algún cargo relevante en la cúpula de Córdoba dentro del Partido Socialista.
Muchas gracias.
Carmen Riolobos Regadera (GP Popular)
Quiero, en primer lugar, dar las gracias a la doctora Baena por sus interesantes aportaciones, y, puesto que es farmacéutica, mostrarle mis condolencias por los 19 farmacéuticos fallecidos y el pesar de los 493 contagiados. Y decirle que me gustaría que trasmitiera a esos 55 000 farmacéuticos y 20 000 técnicos de Farmacia nuestro agradecimiento por el trabajo que han hecho a lo largo de toda la pandemia, que ha sido realmente ejemplar, y sin fallar prácticamente en nada. Quiero decirle también que trasmita nuestro agradecimiento a todos los profesionales de salud pública que, de forma silenciosa, en todas las administraciones están haciendo un importante trabajo para el diagnóstico de la situación, para ver las previsiones y qué es lo que puede ocurrir.
Usted, dentro de la metáfora del río, que seguro conoce, de John Ashton, es de esos profesionales que están río arriba buscando por qué razón la gente cae al río enferma y muere. En ese sentido, tenemos claro que de esta Comisión debe salir un gran pacto por la sanidad, que nuestro presidente llama el pacto Cajal, que permita que todas aquellas cuestiones que ha planteado aquí, muchas de las cuales compartimos, hagan que, por una parte, mejore la salud pública en nuestro país, y, por otra parte, mejore nuestro Sistema Nacional de Salud en aquellas cosas en las que se ha podido fallar.
Nosotros creemos que esta pandemia del COVID-19 es el mayor fracaso en salud pública de los últimos cien años en España. Yo creo que los resultados son muy claros, 30 000 muertos y más de 240 000 contagiados, más las tasas tan altas de morbilidad, letalidad, la duración de la pandemia y el confinamiento, son un ejemplo claro que se estudiará en los libros de salud pública y lo estudiarán los estudiantes futuros. Es verdad que los primeros meses, en enero y febrero, el lema general era no alarmar, y hubo mucha inacción, y luego ha estado nuestro país corriendo detrás del virus durante dos meses. Yo tengo la sensación de que, si el ministro de Sanidad hubiera sido un experto en salud público y hubiera tenido autoridad sanitaria, probablemente se hubiera aplicado desde el primer momento el principio de precaución. Y esos agravantes, que han sido factores determinantes para lo que ha ocurrido en España, como subestimar los riesgos de contagio y la gravedad, ignorar las advertencias de organismos internacionales, desoír a la OMS sus recomendaciones, minusvalorar lo que estaba pasando en China o en Italia, o el agujero de seguridad en las fronteras durante los meses de enero, febrero, e incluso parte de marzo, o el no evaluar los riesgos de los eventos masivos, creo que puedan ser unas de las razones por las cuales nuestros resultados han sido los que han sido.
Solo voy a recordar una advertencia que hacía la OMS el día 15 de febrero, decía: llegan los casos, hay que tratar a los pacientes, hay que prevenir la transmisión y hay que proteger a los sanitarios. Y el 5 de marzo, la OMS, ya desesperada, dijo: los países no están tomando en serio la emergencia sanitaria que hemos declarado el día 30 de enero.
Le voy a hacer tres o cuatro preguntas, porque me parece importante que su experiencia y autoridad en materia de salud pública pueda arrojar alguna luz complementaria a lo que ya nos ha dicho. ¿Usted cree que afecta a la reputación científica de España los cambios de definición, declaración y cómputo de casos y la disparidad de los datos de mortalidad? Cuatro fuentes oficiales como el INE, el MoMo, el Ministerio de Sanidad y el Instituto de Salud Carlos III dan datos diferentes sobre la mortalidad. El Instituto Nacional de Estadística dice 43 945; el MoMo, 43 260; el Ministerio de Sanidad, 27 136; y el Carlos III, 27 940. Esto genera mucha desconfianza. Yo creo que los epidemiólogos y los especialistas que están mandando los datos estarán también preocupados por esta situación.
La segunda pregunta que le quería hacer es, ¿cómo explicaría usted, con su experiencia en salud pública, las diferencias tan brutales de mortalidad que ha habido en diferentes países y en diferentes comunidades autónomas. Por ejemplo, en España, el número de muertos por millón de habitantes es de 390, mientras que en Portugal es de 56, o, por ejemplo, en Castilla La Mancha, la variación anual de defunciones acumuladas es del 57,97 % a más, mientras que en Andalucía solo ha sido del 2,82 %. ¿Qué opina usted sobre que hayamos quedado excluidos de la alianza entre Alemania, Italia, Francia y Holanda, para el desarrollo de la vacuna del COVID?
Nosotros compartimos con usted, y he visto alguna de sus declaraciones al respecto, que hay que reforzar los servicios de salud pública y de epidemiología, es la única manera de salvar vidas y de prevenir los posibles rebrotes, y que no nos vuelva a ocurrir lo que nos ha ocurrido en este momento. Y, desde luego, nos parece adecuada la propuesta que usted hace -también la ha hecho nuestro presidente- de crear una agencia nacional de salud pública, que nosotros ampliaríamos también con calidad asistencial, con una unidad específica de seguimiento de pandemias, e, incrementar, sin ninguna duda, con la aportación de las comunidades autónomas y la participación de las mismas, los recursos humanos en materia de vigilancia epidemiológica. Nosotros tenemos claro una cosa, aquí se ha fallado fundamentalmente en la prevención y eso ha roto todas las costuras del Sistema Nacional de Salud y ha desbordado a los profesionales y a las comunidades autónomas.
Muchas gracias.
Ana Prieto Nieto (GP Socialista)
Doctora Baena, bienvenida a esta Comisión de Reconstrucción, a este grupo de trabajo de Sanidad y Salud Pública. Muchas gracias por su presencia hoy aquí. Ha sido una exposición muy enriquecedora, con una gran calidad en cuanto a sus aportaciones, opiniones y su conocimiento experto. Por eso quiero agradecerle todo lo que nos ha contado en este espacio de tiempo.
La verdad es que esta es una Comisión de Reconstrucción a la que el Grupo Socialista viene con el ánimo de construir y de acordar, por el bien de España y por el bien de los españoles. Tenemos que recordar que toda España nos está mirando y está a la expectativa de que esta sea una Comisión en la que juntemos todos nuestros esfuerzos para mejorar la salud y la vida de todos nuestros ciudadanos, independientemente de sus ideologías políticas, de su situación económica o familiar. Nosotros nunca vamos a utilizar esta Comisión para confrontar, sino que la vamos a utilizar para construir y para sumar, sobre todo por respeto a toda España y por respeto a los fallecidos.
Quería poner en valor al Consejo Interterritorial de Salud, que hasta el día 14 de marzo, en el que se declara la alarma, todas las respuestas del sistema sanitario español se decidieron de manera unánime en los 10 consejos interterritoriales celebrados desde primeros de febrero. En ninguno de ellos ningún consejero de salud, independientemente de la autonomía que procediese, propuso nada diferente a los acuerdos que allí se tomaron, repito, tomados por unanimidad.
Quería plantearle tres cuestiones que usted ya ha explicado aquí, pero que me gustaría que profundizase en ellas. La primera es cómo considera que debería ser el papel de la Farmacia en el nuevo sistema sanitario. La segunda, y en base a su experiencia como viceconsejera de Salud en Andalucía, y aunque no se ha hablado de ella, ¿cómo cree que debería articularse una financiación adecuada del Sistema Nacional de Salud? Y si tiene tiempo, y quiere, si puede desarrollar algo más de lo que haya planteado con respecto a su intervención inicial.
Por último, en base a su experiencia como directora general de Investigación, en materia de investigación, ¿cómo cree usted que se puede impulsar la carrera investigadora de los profesionales sanitarios?
Muchas gracias.
Respuestas
Vaya por delante mi agradecimiento a esas preguntas, que, sin duda, facilitan el que podamos profundizar. Decía al principio que el objetivo de esta Comisión me parece absolutamente necesario y muy pertinente, y, por tanto, merece la pena que entre todos seamos capaces de profundizar para esa reconstrucción. El objetivo merece la pena.
Algunas preguntas han ido en el sentido de la necesidad de coordinación, por empezar por ahí. También contestarle al Grupo Parlamentario Vasco lo que entendían contradicción, por ir contestando en esa línea de manera global.
No lo es. Si ha dado esa sensación seguramente lo he explicado mal y me da la oportunidad de poderlo concretar mejor. Por eso quise empezar por ahí de manera muy taxativa apostando por la descentralización. Yo creo que el modelo ha aportado y es responsable de la bondad del sistema sanitario con el que contamos. Es verdad que eso no quita para la competencia que, con el marco jurídico que hoy manejamos, le corresponde al Estado y, sobre todo, en algo tan importante como lo que tiene que ver con el trabajar por evitar desigualdades y por la equidad en las prestaciones sanitarias. En ningún momento he planteado que el consejo interterritorial tenga capacidad ejecutiva, no la tiene, no la ha tenido, y con el marco jurídico que hoy tenemos no la puede tener, sino que parte de la facilidad, o no, para llegar a consensos entre las comunidades autónomas. De hecho, yo creo que se tiene que reforzar el papel de coordinación, y en un marco diferente que nos diese el poder contar con una definición de reconocimiento de derecho fundamental de la salud en nuestra Constitución española nos marcaría un nuevo formato jurídico que, posiblemente, en el que tendrían ustedes que definir cuál sería la coordinación entre las comunidades autónomas. En este momento, para mí, la capacidad decisoria no es ejecutiva del consejo interterritorial, ni lo he pedido, al menos eso he querido plantear. Sí afianzar la capacidad de coordinación y de colaboración. Y afianzar la gobernanza del sistema del ministerio, en el sentido de aquellas que son aún competencias y que le corresponde el velar por minimizar las desigualdades entre comunidades autónomas.
Me decía su señoría que ha funcionado el acuerdo entre comunidades autónomas, que, en el ámbito, por ejemplo, de la movilidad de pacientes, de la movilidad de personas entre comunidades autónomas, ha dado resultado. Yo creo que, a lo largo de los casi 35 años de vida del Sistema Nacional de Salud, el sistema se ha hecho más robusto, ha crecido, hemos buscado soluciones y hemos abordados determinados cambios que se han producido. Pero, todavía existen problemas estructurales que no somos capaces de terminar de solventar, y hablo del hecho de la movilidad de personas de una comunidad autónoma, sea por cuestiones labores o por cuestiones de ocio, cuando se ve mermada la posibilidad de obtener una receta con facilidad, o el hecho de la atención a un procedimiento agudo que se pueda producir en otra comunidad autónoma. Hay recelo entre comunidades autónomas ante la posibilidad de poder recibir el gasto ocasionado por esta atención. Este es uno de los asuntos que están sin resolver, entendiendo como legítima la cautela de las comunidades autónomas para no atender. Yo creo que una de las quejas sistemáticas de la ciudadanía es el hecho de no poder moverse con facilidad, o no ser atendido con la misma garantía y facilidad en una comunidad autónoma diferente a la suya de origen, y esto no hemos sido capaces de resolverlo.
Como decía, un fondo que nos permita el hecho de poder acabar con esas barreras no hace que sea incompatible con la descentralización del sistema. Una de las bondades, atributos y características del Sistema Nacional de Salud, tal como lo conocemos, es la accesibilidad al sistema bajo los parámetros de equidad, le corresponde al Estado velar porque esa equidad entre los ciudadanos españoles sea efectiva.
Hablábamos de la financiación, del por qué la defensa de una financiación, basada, por supuesto, en los impuestos, y una financiación finalista, no es incompatible con la autonomía que cada una de las comunidades autónomas pueda tener. Desde mi punto de vista, el hecho de que tendremos que pactar, ponerse de acuerdo los que tienen la competencia, en cuáles son las características de necesidad, las variables de necesidad que permitan un reparto justo y equitativo de los recursos para cada comunidad autónoma y asegurarnos de que ese dinero vaya al uso final para lo que fue decidido el reparto de la financiación. En ese sentido, esto no resta autonomía a la capacidad de decisión de las comunidades autónomas en cuanto a gestión y en cuanto a organizar su servicio sanitario. Por tanto, habrá que fijar cuáles son los criterios de necesidad.
Todas sus señorías lo conocen, cuando uno hace la valoración de la financiación por habitante hay desigualdades entre comunidades autónomas que no se explican por una mejor gestión de unas comunidades autónomas u otras, y que no se explica por medidas de eficiencia. Por tanto, creo que es necesario el comprometernos con que, una vez acordados esos criterios de reparto, criterios de necesidad por población, por envejecimiento, por dispersión, por movilidad, y una vez decidido que estos criterios nos van a servir para la financiación del sistema sanitario, asegurarnos de que, efectivamente, va. Es una decisión que tiene que ver con esa responsabilidad de minimizar desigualdades y asegurar la equidad en el acceso al sistema sanitario.
Había una pregunta que tenía que ver con la diferencia entre salud y sanidad. A lo largo de mi exposición, aunque haya sido rápida, hacer una evaluación de la necesidad de reconstrucción tratando de hacerlo en quince o veinte minutos me parece toda una osadía, pero, efectivamente, creo que nunca hemos tenido una sanidad mejor ni más equitativa, y puede parecer contradictorio, pero no lo es, porque esto no quita que haya determinados problemas. A lo largo de estos últimos años hemos vivido varias crisis, la última, la de los años 90, que han ido debilitando de manera desigual la inversión que se ha hecho en el propio sistema sanitario.
Me preguntaban que si faltaban estudios en cuanto a la estrategia de coordinación y las encuestas de salud. Yo creo que a lo largo de estos 35 años se ha modificado mucho, encuestas de salud se han hecho a nivel de Estado y a nivel de comunidades autónomas, y, evidentemente, contar con indicadores que nos permitan una comparación efectiva de los niveles de salud, vendría acompañado de este modelo que propongo de renovación del sistema sanitario. Yo creo que ganamos, nos hacemos mucho más potentes, creo que trabajar con Europa nos da potencia, nos hace más fuertes, y, en ese sentido, deberíamos trabajar igualmente, siendo respetuosos con la competencia, la dificultad que conlleva la dirección en Europa del respeto a la autonomía de los Estados miembros, pero, sin duda, hay margen para la mejora y poder trabajar en ámbitos como el que se ha visto con esta pandemia, en salud pública, de mejorar la coordinación y poder tomar decisiones conjuntas que nos permitiesen ser mucho más potentes.
En cuanto a la contradicción de la capacidad decisoria del consejo interterritorial, no es que yo lo considere, es que no puede ser ejecutiva con la normativa que hoy tenemos.
He intentado explicar el gasto finalista en ese sentido, que no me parece contradictorio con el hecho de que cada comunidad autónoma tome su decisión de lo que dedica a la sanidad, independientemente de lo que significa la financiación por parte de los impuestos y por parte de la financiación del Estado.
También decía que era contradictorio el contar con una agencia estatal. La propia Ley de Salud Pública ya habla de un centro estatal para la salud pública. Las competencias del Estado en este ámbito yo creo que están claras y reguladas, cuando hay un problema de salud pública que afecta a la población desde el punto de vista comunitario y sobrepasa la frontera de una comunidad autónoma, no es que quiera, es que tiene que intervenir para tomar medidas que faciliten la resolución y la actuación de prevención y actuación sanitaria en una epidemia que pueda darse de estas características.
Pero no solo en eso, yo creo que el Estado tiene responsabilidad en minimizar las desigualdades que se puedan generar entre comunidades autónomas, por eso hablaba de dotarlo de un potente fondo de cohesión. Esto se ha visto debilitado en los últimos diez años de gobierno, en el ministerio han sido fondos extrapresupuestarios, fondos que no han existido y que estaban destinados, y que deben estar destinados, a poder plantear planes que minimicen la desigualdad entre comunidades autónomas. Por tanto, todos aquellos elementos que doten, que hagan fuerte al ministerio, no para inmiscuirse en las competencias de las comunidades autónomas, que insisto, el modelo que defiendo y que creo que aporta salud a la población es el modelo de competencia descentralizada, pero debe haber una capacidad de incorporar acciones que permitan minimizar esa desigualdad y, por lo tanto, hacer equitativa la atención a la salud. La primera petición es convertir la salud en un derecho fundamental, y, por tanto, tener elementos moderadores que no permitan esa desigualdad que hoy se da, y esa falta de capacidad para la movilidad de los pacientes, con algo tan sencillo como pudiera ser el sacar una receta, o el hecho de que haya comunidades autónomas que evitan el poder atender. Entiéndanme, me parece hasta legítima la desconfianza de saber si va a cobrar la atención sanitaria a pacientes que le vienen de vacaciones y que esto no está resuelto. Yo creo que urge resolver esto.
Me preguntaba si había algún modelo en Europa, en relación a que tengamos la posibilidad de conocer con antelación suficiente hacia dónde va el nuevo conocimiento de soluciones farmacoterapéuticas. No lo hay. En el ámbito de la incorporación de innovación, en el ámbito del medicamento, es uno de los que más ha evolucionado en los 35 años del sistema sanitario, por tanto, la capacidad de innovación es de una velocidad trepidante, y, en muchas ocasiones, hemos visto la no incorporación -o la tentación de ello- a propósito de no hacer sostenible el Sistema Nacional de Salud. Esto no puede ser. Creo que tenemos que ser capaces de incorporar cualquier innovación que mejore la salud de las personas, y que haya evidencia científica suficiente, a la cartera de servicios de manera inmediata y con equidad, pero tenemos que saber, a través de acuerdos transparentes y estables con la industria farmacéutica y poder trabajar en una amplia política farmacéutica que nos permita la estabilidad y la sostenibilidad del sistema, con la incorporación. Y esto ha sido posible, llevamos más de 35 años de Sistema Nacional de Salud y no hemos dejado de incorporar ninguna innovación que haya tenido evidencia científica para los pacientes. Esto es así, y, por tanto, es factible poderlo plantear, pero sí una revisión de una nueva manera de incorporar de manera decidida, aspectos o elementos de eficiencia, o elementos de transparencia que nos permitan el pago por resultados en salud, que nos permita coste-efectividad y que nos permita otro modelo de relación que no sea el pago puro y duro de la factura farmacéutica.
Por seguir con el ámbito farmacéutico, que hay una pregunta en el sentido de cuál sería el papel de la farmacia, yo creo que también es una asignatura pendiente la incorporación del farmacéutico comunitario con reconocimiento como profesional sanitario y con capacidad, más que demostrada, para aportar a la salud de la población.
Agradezco el sentimiento de pésame de la representante del Partido Popular. Efectivamente, desde el primer minuto, y sin solución de continuidad, han estado al frente de un servicio básico como es la prestación farmacéutica en todas y cada una de las farmacias comunitarias de este país. Me parece necesario, porque existe suficiente evidencia científica de cómo, por un lado, los pacientes necesitan de una evaluación, de un seguimiento farmacoterapéutico efectivo para mejorar la salud de los pacientes. Que los medicamentos generan problemas de salud es una evidencia que está estudiada desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, y que existe método para poderlo evitar y poderlo prevenir. Por tanto, la propia distribución geográfica de la Oficina de Farmacia, la red de distribución tal y como se distribuye en el territorio nacional, permite una permeabilidad y un acercamiento de servicios cercanos a la ciudadanía muy potente que, con la metodología adecuada, nos permitiría ganar en salud y ganar en eficiencia para el sistema.
Nos queda dar ese salto de coordinación. Me consta que hay muchas experiencias en el país de relación entre centros de salud, entre farmacias comunitarias, que están trabajando en esta línea de aportar valor al seguimiento farmacoterapéutico y a trabajar por el uso adecuado del medicamento. Pero, como sistema sanitario, falta ese reconocimiento y ese salto para establecer la forma en que esto permitiese una pertenencia efectiva de la farmacia comunitaria en el Sistema Nacional de Salud.
Me preguntaban, no es el papel que han jugado, sino ¿qué ha pasado con las residencias de mayores? Yo creo que la pandemia ha puesto la lente en el ámbito de las residencias de mayores para que veamos con mayor nitidez qué es lo que está pasando. Creo que es una asignatura pendiente el retomar qué ocurre en las residencias de mayores. No descubro nada si digo que los mayores que están institucionalizados son personas con el mismo derecho de asistencia sanitaria, con la misma calidad, que las personas que viven en sus domicilios. Sin embargo, esto no siempre es así y tenemos un panorama de residencias privadas, residencias concertadas, residencias públicas, donde la atención es desigual, donde la profesionalización de las personas que trabajan en las residencias de mayores no es similar en unas y en otras. Yo creo que le toca a las personas que tienen responsabilidad el hacer una definición de cuál es la cartera de servicios. No se puede conformar la administración con sacar un pliego de condiciones, donde, por ejemplo, es una mejora el seguimiento farmacoterapéutico. Creo que hay que definir cuál es la cartera de servicios, cuál es el espacio para la geriatría, qué ocurre con la rehabilitación de estos pacientes y, en definitiva, cuál es la asistencia sanitaria que reciben como ciudadanos y como ejercicio del derecho a la salud. Mi opinión es que la tutela de la salud de estas personas corresponde a las consejerías de Salud correspondientes. Y creo que habría que tener una profunda reflexión sobre cómo se hace esto. Durante mucho tiempo se ha dejado la responsabilidad en ese espacio sociosanitario nunca definido, nunca terminado de concretar qué es, y mi experiencia lo que dice es que son dos espacios, el sanitario y el social, que no terminan de encontrarse. Creo que tenemos una asignatura pendiente de resolver para el derecho que le asiste a las personas que están institucionalizadas. También creo que faltan profesionales, creo que falta hacer una pensada sobre las competencias profesionales a exigir en una residencia de mayores, y creo que falta hablar de retribuciones. Por tanto, creo que se está dando una desigualdad importante en la atención a estas personas. El análisis es global, no solo por la situación ocurrida en la pandemia.
Hacer un análisis de la pandemia me parece precipitado, precisamente por dedicarme a la salud pública sé que las decisiones se deben analizar cuando tengamos los datos encima de la mesa. Me parece precipitado, tanto para poder evaluar cuál ha sido el papel de la Organización Mundial de la Salud desde el inicio de los primeros casos en China, de los centros europeos, del Gobierno de España o de las comunidades autónomas. Por cautela y por respeto a que no se pueden tomar decisiones simplistas y no se pueden tomar decisiones con la información que tengo hoy sobre lo que podía haber decidido cuando no tenía aquella información. Por tanto, tanto por cautela como por rigor, porque creo que la evaluación en salud pública debe contar, lo primero, con rigor, además de con el principio de cautela y de precaución. Es precipitado, creo que habrá tiempo de analizar y, sobre todo, creo que habrá tiempo de sacar lecciones, que es para lo que creo que hay que analizar situaciones importantes, como es una crisis en salud pública, que nos permitan tomar decisiones.
¿Por qué una de las propuestas que traigo es contar con una agencia nacional? Básicamente por lo que decía, porque cuando estamos hablando de epidemias que traspasan la frontera de una comunidad autónoma, o mucho más una pandemia, tenemos que dar el papel que le corresponde al Estado. Creo que la estructura central está descapitalizada en este momento, creo que los servicios de vigilancia epidemiológica son absolutamente claves para la toma de decisiones, y, por tanto, necesitamos hacer una profunda revisión. Por poner un ejemplo, sobre el baile de datos al que hacía referencia, yo creo que una entidad como el ministerio no puede estar a expensas de los datos que manden las comunidades autónomas, el baile de datos tiene que ver con los datos que mandan las comunidades autónomas. Por lo tanto, cuando he hecho referencia a contar con sistemas de información que nos permitan, -y decía online- sobre la marcha que el ministerio pueda contar con los datos de manera inmediata y con los datos efectivos, no podemos estar a ver si me los mandan o si me los cambian. Por supuesto que tenemos que tener indicadores que nos permitan una medición absolutamente comparable, no podemos estar hablando de si ha habido más o menos, o la mortalidad entre diferentes comunidades autónomas o diferentes países, no conocemos cómo se ha estado midiendo y si estamos midiendo de la misma manera.
Por eso, por contestar de manera global a lo que tiene que ver, creo que la petición de estar hoy aquí es como experta para la reconstrucción del sistema y no para la evaluación de lo que ha pasado, pero me parece importante, que no deberíamos caer en el análisis simplista, sino tomar tiempo y poder hacer una evaluación cuando tengamos todos los elementos y toda la información encima de la mesa.
En cuanto a la atención primaria, me parece clave. Creo que se ha desdibujado. Cualquier sistema sanitario que se considere potente y con capacidad de respuesta ante las necesidades de los ciudadanos tiene de base una atención primaria potente, y una atención primaria de reconocido prestigio para los ciudadanos, que responde a la satisfacción de los ciudadanos y que nos permite dar respuesta. En los últimos años hemos ido pasando de jugar ese papel fundamental de atención integral a la salud, no solo del paciente, sino de la familia, e incluso de esa atención comunitaria, a convertirse casi en una puerta de entrada para poder llegar a médico de hospital. Creo que esto necesita una reflexión muy importante para reconducir hacia lo que verdaderamente tiene que ser la atención primaria, dotar de mayor autonomía a los profesionales, que tengan capacidad de gestión, recomponer el equipo de atención primaria, incorporar más competencias, tenemos nuevos problemas que atender, con una versatilidad tremenda, desde la detección de problemas de violencia de género, los cuidados paliativos, hasta la atención a muchos nuevos problemas que se incorporar, y, por lo tanto, tenemos que reconducir las competencias de los profesionales. Hacen falta más profesionales de los que conocemos, de la enfermería, y del médico de familia, pero hacen falta otras profesiones que nos permitan recomponer cuál es el papel de la atención primaria. Insisto, existe evidencia científica, más ganancia, menos conste, más salud de una población, tiene que ver con tener una atención primaria potente y que pueda mantener una relación con el nivel hospitalario y con el resto, con los servicios sociales, con la educación, con otros ámbitos que nos permitan una atención holística de la salud.
Seguramente me deje muchas cosas, pero quería terminar como empecé. Me parece que esta Comisión tiene una altísima responsabilidad.
De la misma manera que creo que la descentralización, el modelo es de sistema público, sin duda, gestionado de manera pública y, por tanto, con un papel complementario de la privada, tal y como lo conocemos. El hecho de incorporar en mayor o menor medida la privada tiene que ver con una voluntad política. Hemos gobernado mucho tiempo en Andalucía y en ningún momento hemos puesto en manos de la sanidad privada la gestión de ningún centro, con la misma normativa que haya podido tener la comunidad de Valencia. Creo que esto tiene que afianzarse, por eso reclamaba el cambio en la Constitución española, de manera que podamos afianzar un sistema netamente público, universal y que nadie pueda más poner en tela de juicio la universalidad del sistema sanitario.
Termino haciéndoles una petición de consenso, un ejercicio de generosidad, porque haber dado este paso para crear esta Comisión… Me parece un privilegio que este país pueda contar con el tiempo de sus señorías, así que les resta poner esa generosidad para llegar a un consenso, porque el sistema sanitario lo requiere, y, sobre todo, porque es lo que desean todos los ciudadanos. Ustedes lo saben igual que yo, ahí fuera hay una alta expectativa en que se pongan de acuerdo y lleguen a un consenso para retomar la reforma para fortalecer el Sistema Nacional de Salud.
Espero haber podido aportar un poco. Muchísimas gracias.