Florentino Pérez Raya
Presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería de España
5 de junio de 2020
Intervención
Encantado. Muchas gracias. Permítanme que, antes que nada, exprese mi más sincero pésame a todas las personas que han perdido algún ser querido durante esta terrible pandemia. Un recuerdo para todos los ciudadanos que han fallecido y que no han conseguido superar esta enfermedad, así como para sus familiares, que no los han podido acompañar ni despedirse de ellos. En especial, quisiera recordar a todos los profesionales sanitarios que han fallecido por culpa de este virus y que, según las cifras oficiales, serían más de 60 profesionales, y entre ellos 5 enfermeras y enfermeros. Ellos han sido un claro ejemplo de servicio hacia la sociedad. Todos desearíamos no tener que lamentar más pérdidas humanas.
Quiero agradecerles muy sinceramente su amable invitación para que, en mi calidad de presidente del Consejo de Enfermería de España, en representación de las ya más de 316 000 enfermeras y enfermeros de nuestro país, me pueda dirigir a todas y todos ustedes para trasladarle nuestra visión, y contribuir con propuestas concretas ante este grupo de trabajo.
Nuestro compromiso en estos últimos meses, con motivo de la grave crisis que estamos viviendo a consecuencia de la pandemia por la COVI-19, ha sido ponernos, como siempre, al servicio de la sociedad, tratando de velar por la salud y la seguridad de todos los profesionales sanitarios, y, por supuesto, de la población en general. Es en este sentido, en el que hemos defendido nuestras posturas y exigencias hacia las diferentes autoridades y responsables políticos sobre la mejor gestión de la citada crisis, que está teniendo un importante coste desde el punto de vista humano, sanitario, económico y social. Resulta innegable, por tanto, todo lo que como profesión aportamos al sistema sanitario español y a la salud de los ciudadanos y ciudadanas. Nuestro compromiso ha estado por encima de los problemas y las carencias que la profesión viene sufriendo y, precisamente por ello, la reconstrucción social y económica no puede hacerse de espaldas a todo lo que en el ámbito de la profesión de enfermera es preciso corregir y modificar. No se trata de meras cuestiones corporativas, sino de propuestas en beneficio de los pacientes y del mejor funcionamiento del sistema sanitario. Ni la profesión enfermera ni la ciudadanía entenderíamos que esta Comisión no tuviera en cuenta todas las deficiencias que venimos sufriendo y denunciando desde años para comenzar el largo camino hacia la nueva normalidad.
Como les decía, vengo a esta Comisión con el firme propósito de mostrarles nuestra visión enfermera ante la situación padecida durante esta pandemia y con propuestas que puedan contribuir a mejorar nuestro sistema sanitario y sociosanitario. Un sistema de salud que, recordemos, debe dirigir prioritariamente sus medios y actuaciones a la promoción de la salud y a la prevención de las enfermedades, y que debe, además, sustentarse en los principios de universalidad, gratuidad, equidad y calidad, con participación ciudadana, con descentralización, y de carácter eminentemente público. Un sistema sanitario y sociosanitario en el que venimos hace tiempo diciendo que es preciso cambiar de paradigma, para pasar del curar al cuidar.
Y es que, señorías, el modelo actual, bajo nuestro punto de vista, está agotado y es insostenible, siendo necesario un cambio de modelo hacia la atención de los pacientes crónicos, potenciando la educación y prevención sanitaria, y la educación en hábitos de vida saludable. Contamos con una población cada vez más envejecida, con una mayor esperanza de vida, de las más altas a nivel mundial, a pesar de que, con la pandemia, hemos sufrido un retroceso, una gran pluripatología y un aumento de la cronicidad, lo que nos lleva a mayores costes sanitarios. Sobre la cronicidad, decir que, en España, genera en torno al 50 % de los ingresos hospitalarios y el 40 % de las visitas de atención primaria. Incluso, se estima que los pacientes crónicos consumen cerca del 80 % del gasto sanitario.
Por tanto, estamos ante una situación de gran magnitud que puede generar grandes problemas si no los abordamos con medidas eficientes. Si a todo ello sumamos los aspectos vinculados con la COVID-19, observamos que las personas más vulnerables debido a la letalidad del virus son los mayores de 70 años, ya que, del número total de fallecidos, los mayores de esta edad representan el 86 % del total. Además, en torno a 19 000 personas han fallecido en alguna de las cerca de 5500 residencias de mayores y ancianos que hay en nuestro país. Por tanto, como veníamos apelando en los últimos años, nos encontramos en un momento en el que la sociedad cada vez más tiene que convivir con la cronicidad. A ello, tenemos que sumar la atención sanitaria ante una enfermedad de la que no tenemos un tratamiento efectivo o una vacuna y, por lo tanto, hoy más que nunca son necesarios los cuidados, es decir, los cuidados de enfermería. Cuidados que deben ser prestados de una forma especial en el ámbito sociosanitario, por lo que se hace preciso analizar y replantear cómo debemos llevar a cabo el cuidado a nuestros mayores, ya sea en centros residenciales o cualquier otro recurso sociosanitario, pero, bajo nuestro punto de vista, con una gran coordinación entre los servicios sanitarios, garantizando la continuidad asistencial entre la atención primaria y la atención hospitalaria, así como la atención sociosanitaria.
Paso a hablar algo de la profesión enfermera. Me van a permitir que les recuerde, con todo el respeto al resto de compañeros de las diferentes profesiones sanitarias, que, según tenemos establecido y reconocido en nuestra legislación, las enfermeras y enfermeros somos los expertos y los responsables de los cuidados. Unos cuidados dirigidos a potenciar la prevención, la educación sanitaria, el fomento de los autocuidados y el empoderamiento de los pacientes y sus cuidadores principales. Y así lo recoge la ley de ordenación de las profesiones sanitarias del año 2003, en la que se establece que nuestra responsabilidad como enfermeras y enfermeros es la dirección, la evaluación y la prestación de los cuidados. Y las competencias en este ámbito que desarrollamos tienen que ser con plena autonomía técnica y científica, respetando, como no puede ser de otra manera, el ámbito competencial del resto de las profesiones sanitarias, con quienes nos sentimos muy orgullosos de formar parte de sus equipos multidisciplinares.
Tenemos que hablar forzosamente de ratios y de los recursos humanos que tenemos. La profesión enfermera, como he dicho al comienzo de mi intervención, sumamos ya más de 316 000 enfermeras y enfermeros, de los que el 84 % son mujeres, y, por cierto, la profesión sanitaria más numerosa de nuestro sistema sanitario. En términos globales, en España tenemos una ratio de 6 enfermeras por cada 1000 habitantes, es uno de los países de nuestro entorno con la ratio más baja. En Europa nos encontramos estadísticas que sitúan la ratio media en 8 o 9 enfermeras por cada 1000 habitantes. Y no solo eso, sino que, analizando la situación interna de nuestro país, detectamos que las diferencias entre comunidades son incomprensibles, es evidente, compartimos que el número de enfermeras y enfermeros, así como del resto de profesionales, debe adecuarse algo más que a un número de pacientes o habitantes. Deberemos considerar las características de la población, como hemos visto antes, o la dispersión geográfica. Pero es evidente que hace falta una auténtica política y planificación de recursos humanos en nuestro sistema sanitario, con una apuesta firme por incrementar el número de enfermeras. Si analizamos someramente lo que ha ocurrido y está ocurriendo durante esta pandemia, entenderemos mejor lo que ha estado sucediendo en los últimos años respecto de las políticas y planificaciones de recursos humanos, y me referiré a mi ámbito, es decir, al de las enfermeras y enfermeros.
Desde el comienzo del estado de alarma fue el propio Ministerio de Sanidad el que trasladó la necesidad de contratar más personal sanitario, porque no solo iba a consistir en trasladar a personal de unos centros o unidades a otras, o, como popularmente solemos decir, desvestir a un santo para vestir a otro. Incluso se nos instaba a propiciar la contratación de profesionales jubilados o estudiantes de los últimos cursos de Enfermería o Medicina. Nuestro sistema sanitario, como he referido, ya estaba en precario en número de profesionales, sobre todo a enfermeras y enfermeros, y, junto a otros aspectos, se ha visto gravemente comprometido entre la gran demanda de asistencia sanitaria y de cuidados por la COVID-19. Pero no solo es una cuestión cuantitativa, sino cualitativa. Nuestras enfermeras y enfermeros tienen un gran compromiso con la sociedad y están comprometidos para prestar una atención sanitaria del más alto nivel gracias a su alta cualificación, lo que nos sitúa como líderes a nivel mundial, somos la envidia para muchos países, y esto ha llegado a provocar en los últimos años un preocupante éxodo a países extranjeros, debido, en gran medida a la alta tasa de paro que sufrimos como consecuencia de la anterior crisis, frente a otros colectivos sanitarios, a los que no se les ha castigado de igual manera que a la enfermería.
Contamos, como deben saber, con una formación básica universitaria de cuatro años, el Grado de Enfermería, que puede continuar sus estudios de máster y doctorado, rompiendo así el techo académico que hemos tenido hasta hace escasos años, a lo que hay que sumar la posibilidad de una formación especializada por la vía de residencia EIR, igual que la formación MIR, o del resto de profesionales sanitarios que la tienen desarrollada. En nuestro caso, desde 2005 tenemos un real decreto que permite una formación especializada en siete ámbitos, de los que seis se han podido desarrollar, pero no plenamente. Por ello, permítanme que les diga que, a día de hoy, esto es un fraude, porque ya son más de 48 000 profesionales los que cuentan con un título de enfermero especialista, pero en la mayoría de los territorios del Estado aún no se han creado las categorías profesionales o no se han definido los puestos de trabajo para que estos profesionales ocupen unas plazas de especialistas, y ya les digo, desde el año 2005. A eso sumamos que actualmente solo hay 48 plazas en toda España para formarse como enfermero especialista en Geriatría, la especialidad con menos número de plazas, y ya hemos visto la gran necesidad de profesionalización de cuidados en ámbitos como el sociosanitario durante esta pandemia. Es evidente que algo no estamos haciendo bien.
No somos unos profesionales multiusos, por mucho que respetemos el papel de nuestra naturaleza como enfermeros generalistas. Durante la pandemia hemos vivido situaciones preocupantes en las que se instaba a la reconversión o apertura de nuevos espacios, como por ejemplo las unidades de cuidados intensivos, reclamando material, como puede ser los respiradores, olvidándose de que quien tiene que atender a estos pacientes en estas unidades requiere de una formación específica. Se necesitaban enfermeras con formación y experiencia en cuidados críticos, y no podemos someter a nuestros profesionales de enfermería a este estrés de movilidad entre unidades sin tiempo de reacción ni capacidad de adaptación. Esto requiere de una adecuada planificación y revisión de las especialidades de enfermería adaptadas a las necesidades de la población.
Por todo ello, una de nuestras propuestas urgentes y prioritarias es llevar a cabo una adecuada planificación de recursos humanos, tanto a nivel de ratios como a nivel de perfiles profesionales. Señorías, permítanme recordarles que tienen una oportunidad de legislar en este sentido, ya que seguramente conocen que se ha presentado es este Congreso de los Diputados una iniciativa legislativa popular por parte de nuestros compañeros de viaje, el sindicato de Enfermería SATSE, iniciativa que apoyamos totalmente. Tengan voluntad política de acuerdo y legislen a favor de esta propuesta.
Hablamos sobre perfiles profesionales. No obstante, si es preciso, habrá que hacer una importante reflexión todos juntos, el Estado, las comunidades autónomas y los propios profesionales, para ver cuál es la mejor vía para desarrollar un ámbito concreto como es la especialización. Es decir, plantearnos si es necesario analizar el desarrollo de nuevas especialidades de Enfermería, sin caer en los errores del pasado, además de implementar los diplomas de acreditación o acreditación avanzada, ya regulado por real decreto. Dar una respuesta real, factible y sostenible a las necesidades del sistema sanitario, pero siempre respetando nuestra esencia, que es la dirección de los cuidados de enfermería, a los que no renunciamos ni renunciaremos, y sobre los que somos los únicos responsables. Es preciso potenciar el primer nivel de atención sanitaria, es decir, la atención primaria de salud. En esta fase de desescalada que estamos viviendo ya se ha puesto de manifiesto que se requiere de profesionales que realicen una detección precoz, una atención y un seguimiento a través de nuestros centros de salud, y, en su caso, a través de la visita domiciliaria.
En cuanto a la coordinación sanitaria, abogamos por dotar de las herramientas suficientes para que estructuras que ya existen, como es el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, tenga una capacidad más ejecutiva, y que sus decisiones sean vinculantes, y no sea un mero órgano consultivo. Así mismo, una coordinación sanitaria que permita establecer mecanismos para un adecuado intercambio de información sanitaria. No podemos seguir escuchando que los problemas de los sistemas de información son cuestión de las comunidades autónomas, es una cuestión de todos.
Es preciso implementar muchas ideas y resultados de investigaciones de enfermeras que ponen en valor el uso de las nuevas tecnologías, lo que llamamos la transformación digital. Porque hoy ya la evidencia científica corrobora los buenos resultados en saludo que se pueden obtener, y si la hubiésemos tenido implementada la atención sanitaria en esta pandemia hubiese sido mucho más eficaz. Hay que implementar la investigación cuanto antes, y, sí, todo ello es fruto de la posibilidad que tenemos para que enfermeras y enfermeros puedan desarrollar investigación, y es que no toda la investigación se debe a descubrimientos de nuevas moléculas, fármacos o vacunas, que, por supuesto, son muy importantes, sino que debemos poner a disposición de la enfermería recursos económicos para fomentar la investigación en materia de cuidados. Con ello, estamos convencidos de que podremos contribuir a una mejora de la calidad asistencial. Una calidad asistencial que durante esta pandemia hemos podido constatar que se ha visto mermada en parte por las condiciones en las que han tenido que trabajar todos los profesionales sanitarios, y, especialmente, nuestras compañeras enfermeras y enfermeros.
Señorías, no creo que haga falta que les recuerde que, ante la falta de material, se han tenido que fabricar en muchos casos sus propios equipos de seguridad o reciclar el existente más allá de lo que las especificaciones técnicas recomendaban. Es cierto que a nivel mundial ha habido una rotura de stock en un determinado momento, pero no es menos cierto que ha habido una absoluta falta e previsión, de todos, no de uno solo. Como saben, según las cifras oficiales, unos 52 000 profesionales sanitarios están ahora mismo contagiados o se han contagiado, y, evidentemente, algo habrá tenido que ver esta falta de material.
Debemos aprender de los errores. Por ello instamos a que las diferentes administraciones realicen un aprovisionamiento de material de protección suficiente y que exista una reserva estratégica y, por supuesto, que sea material de calidad. En este sentido, sería deseable también una unificación a nivel estatal. Consideramos que habría que estudiar la posibilidad de establecer una agencia estatal que, entre otros aspectos, velara por estas cuestiones. Debemos prepararnos ante cualquier amenaza o circunstancia en la que, previsiblemente, se pueda poner en riesgo nuestro sistema sanitario. Nuestros profesionales están formados y preparados para asumir los riesgos y la capacidad de respuesta ante catástrofes, epidemias, diferentes situaciones críticas, pero no podemos enviarlos, como ha sido en esta ocasión, al suicidio. Creo que hemos demostrado con creces que tenemos unos profesionales sanitarios que saben estar a la altura de las circunstancias, pero dotémosles de lo que necesitan o necesiten en un futuro para prestar esa atención sanitaria que nuestros ciudadanos se merecen sin poner en riesgo la vida y la salud de nuestros profesionales.
En este sentido, es preciso desarrollar la Ley de Salud Pública, es preciso que nos adelantemos a los acontecimientos, y que se establezcan mecanismos de tensión y respuesta rápida ante las emergencias que podamos tener en un futuro. Hagamos provisión de material y de recursos humanos para hacer frente a estos eventos, y nuevamente apelamos al desarrollo y potenciación de los profesionales de enfermería en esta materia, ya que pueden jugar un papel fundamental, no solo en materia de prevención, sino en la vigilancia epidemiológica, contribuyendo en la detección precoz y en el seguimiento de casos. Durante largos años hemos venido reclamando la posibilidad de que las enfermeras puedan llevar a cabo competencias en materia de prescripción, logramos el acuerdo profesional y político para iniciar este camino, pero, señorías, debemos culminarlo de una vez para siempre, y debemos propiciar y facilitar que las enfermeras puedan llevarla a cabo con plena autonomía, evidentemente, dentro de su marco competencial. Estamos en un momento en el que se hace más que necesario que se implemente de forma real.
Tengo que hablar algo de la gestión enfermera. En cuanto al ámbito de la gestión, nuevamente tengo que apelar al necesario acuerdo político para legislar y desarrollar aspectos normativos que permitan que las enfermeras y enfermeros podamos ocupar cargos de gestión. Para ello es necesario que se profesionalice la gestión, basándonos en criterios actuales y no obsoletos, como los que imperan en las normas en vigor. Les instamos a la actualización de un marco normativo, que permita que las enfermeras puedan acceder sin cortapisas a determinados puestos, y que en los organigramas del Ministerio de Sanidad y las consejerías de Salud se cuente con directoras enfermeras, y tengan posibilidad de aportar su conocimiento y experiencia en las políticas sanitarias de primer nivel. Y es necesario que en el ministerio haya simplemente una figura enfermera para que pueda llevar a cabo tareas de coordinación. Y esto no es una petición solo nuestra, lo dice la propia Organización Mundial de la Salud. Este mismo organismo insta a los gobiernos de todo el mundo a que potencien el liderazgo enfermero.
Seguramente conocen que este año 2020 es el Año Internacional de las Enfermeras y las Matronas, así está declarado por la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas. Muchos eran los actos y celebraciones programadas que, evidentemente, hemos tenido que aplazar. No obstante, hemos podido constatar que nuestra ciudadanía ha sabido reconocer nuestro trabajo con unos aplausos que nos alentaban cada día, aunque ya sabemos que no solo los aplausos son suficientes.
Es evidente que con mi breve exposición no podremos dar respuesta a todas las problemáticas, de hecho, también les vamos a hacer llegar a través de la Secretaría de este grupo un documento base con las aportaciones que hoy he tenido el honor de presentar, y del que ya le hemos adelantado este resumen ejecutivo.
Para concluir, decirles que considero que, tanto profesionales, como políticos, como representantes de instituciones y de las administraciones, tienen que poner encima de la mesa soluciones reales a toda esta problemática, y por ello espero y deseo que a través de nuestras aportaciones se puedan obtener unas conclusiones en esta Comisión que den un gran paso en beneficio de los pacientes, de nuestro sistema sanitario y de todos los profesionales sanitarios, y, en particular, de las enfermeras y enfermeros. Hemos de ser valientes, pero todos, imaginativos, alejándonos de viejos corporativismos ajenos a los intereses de los pacientes, porque solo así podremos atender a las necesidades reales de la comunidad a la que ustedes y nosotros servimos. Permítanme que utilice para concluir una frase de don Miguel de Unamuno, invitándoles a mirar hacia delante, y es que “deberíamos tratar de ser los padres de nuestro futuro en lugar de los descendientes de nuestro pasado”.
Ustedes y nosotros estamos al servicio de la sociedad, procuremos no defraudarles. Muchas gracias. Quedo a disposición de todos ustedes para sus preguntas o consideraciones.
Preguntas de los grupos parlamentarios
Miguel Ángel Gutiérrez Vivas (GP Ciudadanos)
Muchas gracias, señor Pérez Raya por su comparecencia en esta casa, que es la de todos. Antes de comenzar mi intervención, me gustaría dar unas breves palabras de reconocimiento a la labor de todo el colectivo que usted representa, el colectivo de la enfermería, que yo creo que han sido, junto al resto del colectivo sanitario, los grandes héroes de esta crisis. Le hago extensiva esta enhorabuena de parte de todo mi grupo parlamentario.
Voy a hacer unas consideraciones rápidas sobre lo que usted ha comentado y unas cuantas preguntas para ahondar en algunas de las cosas que usted ha puesto encima de la mesa.
Nosotros creemos que el perfil de enfermería tiene un perfil propio y singular dentro de los equipos de atención sanitaria, no son los auxiliares del médico que estábamos acostumbrados a ver en el siglo pasado, estamos en este siglo XXI y hay que adaptarse a él. Creemos que desempeñar una labor de dirección en ámbitos de actuación como los cuidados, la continuidad asistencial, la adherencia terapéutica y la educación de la salud. En este sentido, usted ya lo ha comentado, pero creo que es muy destacable que la ratio de enfermería por cada 1000 habitantes es inferior a la media europea, estos 6 que ha comentado usted en España versus los 8 o 9 que es la media de la Unión Europea. La proporción de personal médico y enfermero es del 42 % y el 58 %, mientras que la media se aproxima más bien al 30-70, en el caso español.
Creemos que la escasa autonomía y sustancialidad, que al final que confiara al personal de la enfermería en España, en ocasiones, así como la ausencia de delegación de competencias que siguen ejerciendo los médicos, hace que nuestro modelo no es tan eficiente como debería. Sin embargo, como usted ha mencionado, tenemos los mejores profesionales, así están reconocidos en el mundo entero, y creo que parte de ese éxito ha sido ese éxodo de muchos profesionales, tan bien reconocidos fuera de España y que, sin embargo, dentro de nuestras fronteras han pasado prácticamente desapercibidos, y creo que esto es muy lamentable.
¿Cuál considera usted que debería ser el ratio de enfermería en España? ¿qué incremento de plantillas supondría ajustarse a ese ratio? ¿tienen ustedes calculado esto? ¿cuánto supone esta adaptación en términos de incremento del esfuerzo presupuestario? Por si tiene usted alguna valoración que podamos llevar también, porque esto es muy importante.
En materia de cuidados, ha hablado usted de la necesidad de replantear el modelo, sobre todo en el tema de los mayores y de los crónicos, ¿en qué sentido creen ustedes que deben replantearse estos cuidados? Pensando específicamente en estos cuidados a mayores, ¿hacia dónde cree usted que debe avanzar este modelo? ¿cree conveniente apostar por una medicalización de las residencias de personas mayores, de modo que cuenten con personal médico y/o enfermero de forma permanente? ¿encajaría aquí la figura del enfermero geriátrico de la que usted ha hablado antes? ¿de quién debe depender este personal médico y enfermero en estas residencias, del servicio de salud o bien de la propia residencia bajo la supervisión del servicio de la residencia? ¿qué medida cree que son necesarias para potenciar la atención sanitaria domiciliaria y la telemedicina? ¿qué papel puede desempeñar el personal de enfermería en la telemedicina, que seguramente en este siglo será el gran avance de los servicios médicos? ¿cuál es su postura sobre el debate de la introducción de la figura del enfermero escolar? ¿cree usted que tendría ventajas la implementación de este servicio en nuestros colegios?
Finalmente, en relación con las tareas que podían ser desempeñadas por el personal enfermero, una de sus reivindicaciones es la de la prescripción de medicamentos, ¿cuál es la situación actual? ¿la normativa actual reconoce al personal de enfermería capacidad para prescribir medicamentos o depende del desarrollo de cada comunidad autónoma? Lo digo por saber si es un problema exclusivamente de legislación autonómica, ¿piensan ustedes que debe haber algo a nivel genérico nacional? ¿sabe usted qué comunidades autónomas permiten la prescripción del personal de enfermería y cuáles no? ¿a qué se debe que no se haya desarrollado esta facultad de prescripción?
Para finalizar, ¿cree usted que el personal de enfermería está adecuadamente protegido frente al COVID durante esta crisis? ¿hasta dónde entiende usted que han contado con equipos de protección individual adecuados, suficientes, y con número de test y PCR en número suficiente?
Muchas gracias.
Rosa María Medel Pérez (GP Confederal UP)
Buenas tardes. Bienvenido señor Florentino Pérez. Ha dicho usted que tiene que haber un cambio de modelo sanitario hacia la prevención, y ese trabajo de prevención de la enfermedad haría hincapié en un cambio en los hábitos de vida. En la primera comparecencia, la señora Carmen Ferrer ha hecho hincapié en esto, pero hacer hincapié en el cambio en el cambio en los hábitos de vida no se hace diciéndole al paciente “cambie usted de hábitos de vida”. ¿Cree usted que este sería uno de los papeles importantes de la enfermería? ¿sería una especie de tratamiento que haría la enfermería al paciente y al entorno familiar del paciente, porque no está aislado, está con un entorno familiar que le condiciona mucho? ¿cree usted que la enfermería sería el vehículo adecuado para ese cambio de mentalidad, esa prevención que haría que se consolidara ese nuevo modelo sanitario?
Elvira Velasco Morillo (GP Popular)
En primer lugar, presidente del Consejo General de Enfermería, darle la bienvenida a esta Subcomisión de Sanidad y Salud Pública en nombre del Grupo Popular, y felicitar a toda la profesión por el premio Princesa de Asturias de la Concordia a todos los profesionales sanitarios, y, entre ellos, la enfermería.
Agradecer el trabajo del Consejo en la defensa de la profesión enfermera, todos los días y, en especial, en la pandemia del COVID-19. Se han ofrecido a arrimar el hombro ante los efectos que estaba ocasionando esta terrible crisis sanitaria, desde la máxima lealtad con las instituciones.
Me gustaría preguntarle si le han dado participación al Consejo a través de los órganos legales establecidos durante la pandemia. Han estado del lado de las enfermeras advirtiendo de normas a través de órdenes ministeriales que, durante este periodo se publicaban y era necesario modificar, por ejemplo, en lo referente a los especialistas que terminaban este año, a los EIR, o en las funciones que deberían realizar los estudiantes de los grados de Enfermería y de Medicina. Su implicación en que todas las enfermeras tuvieran el material de protección adecuado y con las garantías de seguridad, como han manifestado tanto de forma individual o junto al resto de organizaciones profesionales sanitarias. Es de destacar que este ha sido uno de los temas que requiere de una gran mejora.
Hablando del material, nos ha trasladado la importancia de contar con un depósito de material de protección centralizado, de unas reservas estratégicas, en definitiva. Pero si tenemos que velar por la salud y seguridad de la población en general, y de los profesionales sanitario, esta pandemia nos deja muestras de que tenemos que gestionar mejor crisis como esta, o futuras que puedan venir. Y este es uno de los motivos que nos lleva a estar aquí, en el Congreso de los Diputados, escuchando a todos los organismos y personas que tienen mucho que aportarnos para fijar unas conclusiones claras en lo que debe ser la reconstrucción social y económica de este país.
Nos plantean un cambio de enfoque en el Sistema Nacional de Salud para pasar de estar centrado en la enfermedad a orientarse hacia las personas, y que la atención sea integral y continua, con enfoques como la cronicidad, la atención sociosanitaria o la atención a los pacientes que han pasado el COVID-19. Centrándonos en los profesionales sanitarios, y en concreto en dar respuesta a pandemias o a contingencias en el Sistema Nacional de Salud, ¿cómo valora que se creen equipos profesionales para atender o reforzar situaciones extraordinarias como las que hemos vivido? ¿cómo ve nuestro marco normativo, no solo en los aspectos profesionales, sino de salud pública o de cohesión territorial? Nos lo ha dicho en parte en su intervención, pero si puede ahondar en algún tema más.
La respuesta a la presión asistencial ha sido todo un ejemplo, independientemente de cual fuera su sitio habitual de trabajo, respuesta sin poder tener previamente una formación adecuada a la atención al COVID y que en múltiples ocasiones les ha generado angustia, estrés y desesperación. Desde el ámbito de la salud pública, la vigilancia epidemiológica, ¿qué propuestas de cambio nos pueden trasladar desde su organización?
La atención primaria es tremendamente importante en la atención sanitaria, se está hablando de reformas, pero no acaban de llegar. ¿Qué propuestas nos puede trasladar para mejorar la atención primaria? El desarrollo de las competencias que tienen las enfermeras especialistas en familia y comunitarias pueden ser una de las medidas, o las gestoras de casos, o enfermeras de enlace que, dependiendo en el sitio que estemos, tendremos que unificar para saber de qué estamos hablando. La coordinación en los diferentes niveles asistenciales, la atención primaria respecto al área sociosanitaria, ¿Cómo considera que debemos hacer más eficaz esta coordinación? ¿compartiendo historia clínica? ¿fomentando las plazas de enfermeras en Geriatría? Porque, con las 48 plazas que nos ha anunciado son claramente insuficientes. Pueden ser algunas de las opciones o los perfiles profesionales.
Vieron venir la gravedad de esta pandemia anulando todos los encuentros, jornadas y congresos, ¿qué alertas tenían?
El trabajo de esta Subcomisión, con sus aportaciones, desde este grupo queremos ser constructivos para lograr este gran pacto que necesita la sanidad española, y que se enmarca dentro de este gran pacto que desde el Partido Popular llamamos el pacto Cajal.
Muchas gracias.
Ana Prieto Nieto (GP Socialista)
Bienvenido don Florentino Pérez Raya a este grupo de trabajo de Sanidad y Salud Pública, perteneciente a la Comisión de Reconstrucción Económica y Social de España.
Mi agradecimiento por su presencia aquí, por la documentación que nos ha hecho llegar, y expresar de parte de mi grupo ese agradecimiento también por el trabajo de las enfermeras y de los enfermeros de este país, sobre todo en estos meses que estamos sufriendo una pandemia mundial, por su esfuerzo y por su posicionamiento en primera línea, arriesgando incluso sus vidas. Les hace merecedores de un premio, más que justificado, el premio Princesa de Asturias, por el que le queremos dar la enhorabuena. La verdad es que estamos en una pandemia mundial con muchos profesionales sanitarios afectados, entre ellos la profesión enfermera, con muchas víctimas, muchos fallecidos, entre ellos profesionales, a los que, desde aquí, queremos hacer llegar nuestra tristeza, nuestro pésame y una palabra de aliento a todas y a todos los afectados.
Me gustaría hacerle algunas preguntas, la primera sería ¿cuál sería su propuesta para la financiación de la sanidad pública, para asegurar una financiación suficiente y equitativa? ¿qué medidas nos propondría? También querría preguntarle si nos puede sugerir algunas medidas para reforzar la atención primaria, especialmente cómo debería ser el papel de la enfermería y de qué manera podría reforzarse el papel de la profesión enfermera.
Con respecto a la equidad, cómo considera que se debe asegurar la equidad en la sanidad pública y qué medidas o decisiones nos sugiere. En su ámbito de actuación, ¿cuáles serían algunas prioridades que nos podría proponer usted? ¿cómo cree que debe ser el papel de los pacientes en el Sistema Nacional de Salud?
Para finalizar, me gustaría que nos dijera -y se lo digo desde el punto de vista de que fui presidenta de un colegio profesional y siento empatía con usted- cómo debería evolucionar el Consejo General de Enfermería para ser un organismo acorde con estos nuevos tiempos.
Y, para finalizar, cómo cree que los poderes públicos puedan ayudar en esta evolución que usted nos proponga.
Muchas gracias.
Respuestas
No sé si la han recibido, pero hemos enviado una ampliación de toda la intervención, desarrollando punto por punto. Lo íbamos a mandar por correo. Me decía el portavoz de Ciudadanos el tema de las ratios y de que antiguamente eran las auxiliares de los médicos. En la ley de ordenación de las profesiones sanitarias, como saben, se recoge que debemos hacer nuestro cometido, las funciones profesionales de la enfermería sin ninguna interferencia de nadie, y que tenemos atribuciones para hacerlo sin necesidad de consultar con ningún otro colectivo, y, por supuesto, somos responsables, como no puede ser de otra forma, de nuestros actos. Si te dan esas atribuciones te tendrás que hacer responsable de los actos. Desde luego, eso es una variación importante de lo que antes existía, como bien dijo, referente al auxiliar del médico, eran los tiempos antiguos del practicante y del ATS, pero también tenía el practicante muchas cosas de independencia total. Pero cambió mucho la normativa y llegamos a ser esto.
Yo, con todo el respeto a mis compañeros médicos y a los que puedan estar aquí, decir que aquello era de vergüenza. Cuando yo terminé en el año 1970 mis estudios de ayudante técnico sanitario, que era entonces, me daban vergüenza mis compañeros de las consultas, veía que cuando el médico terminaba le daba su bata y ellas se la colocaban en su armario correspondiente, no salían de la habitación mientras ellas no cogieran un paño con alcohol y le dieran al pomo que habían tocado los enfermos. Yo lo viví. El cambio es brutal cuando comienza la nueva normativa.
Sobre las ratios, ponía ese ejemplo de la media europea y la que hay aquí, que es de 6 enfermeras por cada 100 000 habitantes, pero la realidad es que dentro del territorio nacional la disparidad es enorme, porque si nos vamos a Navarra, tiene aproximadamente el 8 %, prácticamente igual que la media europea, y si nos vamos a Murcia o a mi tierra de Andalucía estamos en cuatro y pico, la mitad que Navarra. O sea, que, dentro del propio territorio nacional, es inconcebible que exista eso. La atención que se puede dar a unos enfermos no puede ser con la mitad de profesionales, eso es un hecho. Y si recordamos la anterior crisis sanitaria, donde se recortó, como ya he dicho también, sin mencionar por qué hubo ese déficit de profesionales, perdimos 10 000 profesionales después de esta situación que digo que tenemos de ratio. Perdimos 10 000, lo que no perdió ningún colectivo. Y todo siempre ha sido ahorrar de las nóminas de nuestros profesionales, no hablo que se gane más o menos, porque sabemos que nunca estamos conformes con eso, pero algunas veces el sueldo es de 1000 euros y de 1100 euros. No creo que un profesional, capacitado como está un enfermero, … Hablo de lo mínimo, luego ya haces guardias y otras actividades en atención primaria o en hospitales y sube el sueldo, lo que no quiere decir que los médicos sí ganen lo suficiente, pues no, tampoco lo ganan. La verdad es que la sanidad está muy mal pagada.
Hablo en general, porque hay cosas que son similares. ¿Cómo se puede solucionar? Pues, algunas veces, en esa organización donde estamos, los consejos generales de las profesiones sanitarias, que somos seis o siete y en alguna ocasión hemos mandado algunas notas de prensa, somos 800 000 profesionales sanitarios en total. Ahí hemos dicho claramente lo que hay que hacer, lo hemos oído de los políticos y del propio presidente del Gobierno, que de una vez por todas esto tiene que arreglarse, que no se puede llevar una pandemia en las circunstancias que la hemos vivido, con esa escasez de profesionales que están cobrando miserias. Y, por desgracia, si encima, como se ha mencionado por algunos, la situación es tan calamitosa que ni siquiera teníamos material para poder luchar contra esta barbaridad que hemos tenido. Yo no hablo aquí de temas políticos, porque sé que cosas que han pasado a nivel nacional han pasado también en comunidades autónomas, eso ha sido una realidad, y a mí me han llegado denuncias de toda España y de los 52 colegios. Ha sido terrible la situación, que estés con una mascarilla puesta cuatro o cinco días y que vengan a decir que las mascarillas eran defectuosas, eso es algo horrible. Personas que han estado con esas mascarillas y después se han ido a sus casas con el temor de que sus propias familias hayan sido contagiadas por ellos mismos. Terminaron por irse a pisos y a hoteles, pusieron determinados habitáculos para que no se mezclaran. Ha sido penoso, son para vivir las situaciones que nos contaban.
También en las unidades de cuidados intensivos, donde sobre la marcha, como saben, hemos tenido que habilitar unidades en cualquier lugar, en un gimnasio, en una cafetería, y como no había personal me escribían algunos alumnos diciendo que los habían colocado allí, en una unidad de cuidados intensivos, que quizá no es capaz de hacerlo un profesional que lleva 20 años, ni esos son capaces de llevar bien una unidad de cuidados intensivos, es una cosa muy especializada, ¿cómo vas a poner a un alumno? Pues hasta eso se ha hecho, lo tengo por escrito. Es terrible cómo se han llevado las cosas, pero comprendo también la angustia de quien está en los centros y no tiene a nadie que poner, pues mira, por lo menos habrá alguien que consuele al enfermo y pueda tocar la mano.
Y, desde luego, recalcar la gran humanidad que han demostrado los profesionales sanitarios, porque cuando se veían esas imágenes poniéndoles a los familiares delante a través de los medios telemáticos para que, por lo menos, pudieran hablar algo, porque no podían salir de sus casas ni se les permitía visitar en los centros sociosanitarios… Ya digo, tiene que servirnos de experiencia. Y por eso decía que tiene que haber unos centros pensando en lo que tanto se habla, y ojalá no sea verdad, que para el mes de octubre o noviembre puede haber un rebrote, es para echarse a temblar.
No quiero hablar de cosas políticas, pero no puedo dejar de decir que yo sí cumplí con las llamadas que mi hicieron desde determinados departamentos sanitarios, donde nos dijeron el día 29 de febrero que me pusiera de acuerdo con el doctor Serafín, del Consejo de Médicos, para que anuláramos todo tipo de congresos, cursos y todos. Inmediatamente lo hicimos y suspendimos todo. Terrible cuando vemos que se celebran partidos de fútbol y que se celebran concentraciones, cantantes, pero bueno, y eso qué era ¿para nosotros nada más? Había un peligro enorme, que nos asustamos más de la cuenta, o no, porque al final era verdad, pero cuando vimos eso dijimos, pero por qué hemos suspendido, si ahora resulta que hay esas concentraciones tan enormes de campos enteros de fútbol, y nosotros suspendemos unos congresos que algunos tenían nada más que 70 o 80 personas. De locos. Así ha sido la situación, terrible, pero no nos ha quedado más remedio que aguantar, sobrellevarlo lo mejor posible y no fiarnos de los materiales. Y digo esto porque nosotros hemos hecho grandes pedidos de materiales, y cuando hemos visto que había que devolver las mascarillas y que también había algún EPI defectuoso, pues nos aguantamos y no dimos el material que venía de China hasta que no lo pasamos por un laboratorio, y nos ha costado más dinero de lo que ya valía traer el material, pero hemos tenido la certeza de que nada de lo que hemos repartido estaba deteriorado, no filtraba lo suficiente las moléculas, porque no era de la calidad que determinaba el sello con el que venía, no sé si ha sido falsificado o lo que ha sido, pero desde luego ha sido un problema importante.
Hemos sufrido todo eso y hemos intentado por todos los medios ayudar a la población. Ustedes han preguntado que qué ha hecho la organización colegial. Hemos hecho decenas de infografías, que hemos publicado en prensa y en todos los lados, sobre cómo lavarse las manos, porque lavarse las manos salva vidas, intentando que fueran lo más amenas posibles, y ya digo, decenas y decenas; medidas de aislamiento domiciliario para el que por desgracia ha tenido algún contagio en su casa y había que tenerlo aislado en una habitación, dando todas las normas; limpieza y desinfección del domicilio cuando había un afectado; atención al paciente dependiente en aislamiento domiciliario; hábitos saludables durante el estado de alarma; guías para trabajar en casa, porque después de tantas horas sufrían lesiones cervicales y cuestiones en las piernas como coágulos, por estar tanto tiempo sentados; hasta para los autistas hemos hecho también. Volcados totalmente enfermeras y salud mental durante la pandemia del COVID. Hemos contratado psicólogos para que atiendan a nuestros profesionales. Tenemos la conciencia tranquila de que hemos hecho todo lo posible, pero la realidad es la realidad. Y ayer me dicen que hay confirmados por PCR 240 660, 124 000 hospitalizados todavía, 11 426 en la UCI y 27 113 fallecidos.
Yo creo que con esto se dice todo. Hablan que somos la nación que tiene más sanitarios contagiados, más de 52 000, eso no lo tiene prácticamente nadie, bueno, lo tiene Estados Unidos, pero de los países de nuestro entorno somos los primeros. ¿Por qué ha sido eso? ¿somos nosotros los más torpes? No, algo tiene que ser, ha habido algún motivo y es por todas estas cosas que estoy contando. De todas formas, como siempre hemos hecho, nosotros estamos al servicio del Ministerio de Sanidad, de las consejerías de Salud de las comunidades autónomas y no nos queda más remedio que seguir en la lucha.
La enfermería escolar. Hemos estado visitando centros, he estado en un centro de un pueblo de Madrid de niños con minusvalía y estaban indignados, decían: ¿cómo puede ser que haya por ahí centros en los que los profesores estén administrando medicamentos porque no hay nadie que los asista? Que tengan cualquier problema algún alumno y tienen que estar esperando a que venga una ambulancia. Es un atraso, cuando hay tantos países que eso lo tienen perfectamente experimentado.
La atención primaria. Como siempre, las disputas que podamos tener con las administraciones son con todas, y estamos todos los días protestando. No puede ser de otra forma. Nos quejamos una y otra vez que llevamos diez años con 40 000 profesionales especialistas esperando que les revisen la documentación para hacerlos especialistas, pero qué más da, si luego no les están dando los puestos de trabajo. Por eso decía que es un fraude, estamos formando especialistas, dos años enteros pagándoles una nómina y luego se van al extranjero, porque aquí no hay trabajo ni hay puestos como especialistas.
Yo creo que hay mucho que arreglar en la sanidad de España. No se trata de ningún partido político, yo creo que la situación es general y el que más cargo tenga, tiene más responsabilidad, no es lo mismo un ministerio que una consejería, es de lógica. Pero vaya, que es increíble que tengamos un consejo interterritorial que sea un mero consultor y que no tome decisiones como se tienen que tomar. Yo no sé de quién es la culpa, pero alguien debería imponerse y decir cómo se tienen que hacer las cosas.
Gestoras de casos. Indudablemente, desde que se creó ese puesto las gestoras de casos hacen una labor fenomenal, y, por supuesto, no solo en relación con la enfermedad, si van a un domicilio y detectan que hay determinadas carencias, es una labor fundamental que le puedan solucionar parte de los problemas que tengan a las personas mayores y crónicas.
Yo creo que el cambio de sistema que decimos tiene que ser una realidad y si no se hace así, lamentablemente, nos vamos a encontrar en el futuro con muchos más problemas de los que ahora tenemos.
Lo he hecho en general, porque como son tantas preguntas era imposible contestarlas una por una. Les agradezco mucho su interés, como no puede ser de otra forma. Me gustaría que algo haya quedado y que, si pueden, ayuden no solo a la enfermería, que a mí me corresponde reivindicar, sino a todo el sistema sanitario, porque ayudando al sistema sanitario, se ayuda también a nuestros conciudadanos.
Muchas gracias.