Emilio Bouza Santiago
fundador de la Sociedad Española de Microbiología clínica
9 de junio de 2020
Intervención
Me llamo Emilio Bouza Santiago, tengo 73 años y trabajo en hospitales desde los 18, no he hecho otra cosa realmente en mi vida. Soy catedrático emérito de la Universidad Complutense, he sido fundador de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas, y desde 1984 hasta mi jubilación he sido jefe del Servicio de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón. Sigo trabajando en ese servicio en calidad de emérito asistencial de la Comunidad Autónoma de Madrid. Y lo que quería antes de nada es darles las gracias por la distinción que supone para cualquier persona el que ustedes me distingan considerando mi opinión como potencialmente útil para las deliberaciones que haga la cámara.
Entiendo que de las muchas cosas que se pueden hablar en sanidad, lo que ustedes piden de mí es que hable de lo más reciente, de la infección por SARS tipo 2, de coronavirus, y de las consecuencias que esto ha tenido para el sistema sanitario.
Les he hecho una presentación por escrito pero he dividido mis reflexiones en tres bloques: lo que yo considero que son deficiencias estructurales del sistema (se me han ocurrido diez puntos, sobrarán o faltarán algunos); un segundo bloque con otros diez puntos de lo que yo creo que son los aspectos negativos, los errores que a mi juicio hemos cometido durante la pandemia; y un tercer bloque, con otros diez pensamientos de las conclusiones y las derivadas positivas que siempre salen de toda crisis, y que entiendo que estamos aquí para sugerir soluciones, y no para lamentarnos de lo que ha ocurrido.
Al final de esos tres bloques se encontrarán en su documento una serie de pequeños comentarios que no son otra cosa que las revisiones de la bibliografía que yo semanalmente he ido entregando desde enero a mis compañeros jóvenes del hospital, para hacerles la lectura de lo que surgía más fácil les he hecho una especie de newsletter, y me ha parecido que podría ser interesante para ustedes tener eso, ver la aportación esencial de cada artículo y tener la referencia correspondiente de manera; que el volumen de las páginas no es el de mi intervención, es el de esas conclusiones.
Así que sin más, si me lo permiten, paso a listarles lo que considero algunas deficiencias de base de nuestro sistema sanitario en este momento.
Mi primera reflexión es: llevo más de cuarenta años trabajando en un hospital. He trabajado en la Clínica Puerta de Hierro, he trabajado en el Hospital de la Universidad de California, he trabajado en el Ramón y Cajal y he terminado mi carrera profesional en el Gregorio Marañón. En ninguno de esos hospitales se me ha sometido nunca a participar en un gran plan de emergencias. Nunca he vivido que nadie me haya dicho “tenemos que practicar este plan de emergencias”. No dudo que existen en cajones planes de emergencias, pero reales, existentes, y no me refiero solo a catástrofes causadas por la infección, las hay causadas por agentes químicos, físicos, terroristas, lo que queramos.
El segundo aspecto que me parece estructuralmente deficitario de nuestro sistema es que está muy compartimentalizado. Si ustedes toman la medicina primaria o la de familia, los hospitales, la salud pública, la epidemiología, la sanidad exterior, la sanidad militar, son demasiado mundos independientes. Y el flujo de información entre ellos, a mi juicio, es deficiente.
Durante años, y ese es mi tercer punto, se ha minimizado la importancia de especialidades como la microbiología y las enfermedades infecciosas. Decía una de sus señorías hace un momento que en parte por la expresión de una persona muy querida y respetada, y más en mi hospital, don Gregorio Marañón, al que los últimos años de su vida alguien le preguntó “¿qué cree usted que va a causar esto de los antibióticos?”. Dijo: “Va a revolucionar la patología médica y van a desaparecer algunas especialidades.” –“¿Como cuáles?, don Gregorio”. –“Como las enfermedades infecciosas”. Todo sabio mete la pata una o más veces en su vida, y don Gregorio seguro que esto hoy lo lamentaría.
Muchos hospitales de España no tienen servicio de microbiología y han de referir las muestras a laboratorios centrales, muy a menudo alejados de los hospitales, que convierten ya una técnica rápida en una técnica lenta por razón del espacio, y que esto en los últimos ha impedido muchas veces el contacto directo entre facultativos. La externalización de la microbiología, a mi juicio, ha sido un profundo error.
La especialidad de enfermedades infecciosas, de cuyo primer proyecto, llamado entonces “acreditación en enfermedades infecciosas”, soy autor, sigue más de cuarenta años después sin ser aprobada en nuestro país.
Quinto: no conozco un plan de bioterrorismo eficiente. Como jefe de un servicio de microbiología, en mis cuarenta años de jefatura de un gran hospital de Madrid nunca he tenido una discusión sobre bioterrorismo, sobre qué hay que hacer, sobre qué técnicas, sobre con quién. No dudo que exista ese plan y que alguien lo habrá escrito. No es un plan realista en este país.
Los planes docentes de las especialidades están muy excesivamente confinados a las especialidades y marginan mucho la formación en aspectos que debieran ser comunes. No es fácil, ni siquiera en este momento, formar equipos multidisciplinares en un hospital. Y ya hemos comprobado, por ejemplo, en esta crisis que son muy pocos los médicos que saben intubar pacientes. Lo saben los intensivistas y los anestesistas, pero intubar a pacientes, pues nadie nos ha reentrenado. Yo lo he hecho unas cuantas veces en mi vida, pero en los últimos diez años, ninguna. Por tanto, creo que hay que modificar los planes docentes, luego lo comentaré.
La coordinación y el trabajo conjunto entre médicos y enfermeras, que surge de modo natural entre ambos colectivos, ha venido siendo dificultado por intereses gremiales malentendidos en estas últimas décadas.
Octavo: la selección de profesionales para el sistema sanitario, bajo la apariencia de una enorme transparencia, se ha deteriorado, postergando las competencias profesionales a las de otro tipo. Los profesionales ven mermada su independencia profesional con situaciones de temporalidad en el empleo y precariedad, en las que la administración del Estado da el peor de los ejemplos.
La fragmentación del sistema sanitario en distintas autonomías hace muy poco atractivo el flujo entre profesionales que antes enriquecía los hospitales del país.
Y finalmente, las ayudas a la investigación se han burocratizado tanto que hacen la investigación extraordinariamente poco atractiva para los jóvenes. Hoy sigue valiendo la frase, me parece que era de don Severo, de que “investigar en España sigue siendo un calvario”.
Estas serían, un poco, diez ideas que quería poner encima de la mesa. Ustedes querrían escuchar algunas más específicas de esta pandemia.
Primer aspecto, primer punto: hemos aceptado que se trataba de un brote de coronavirus parecido a los anteriores, y que iba a comportarse como los anteriores. Hemos pensado que se limitaría a China y que impactaría muy poco en países occidentales. No sé si eso lo ha pensado todo el mundo, pero casi todo el mundo, y desde luego todo el mundo que conozco en España. De manera que ese es un mea culpa que todos, como miembros del sistema sanitario, creo que debemos entonar.
La estrategia nacional es una estrategia tomada de la experiencia del ébola: hay pocos casos, van a ser muy localizados, se pueden tratar en un solo centro. Se asume que estos problemas no se expanden y se confinan. Hemos sobrevalorado nuestra capacidad de confinar un brote. En febrero se nos dio la orden de que cualquier paciente que pudiera venir, se mandasen las muestras al Centro de Salud Carlos III. Afortunadamente la Comunidad Autónoma de Madrid no creyó en esto, llamó a sus microbiólogos y nos entrenamos cuatro grandes hospitales en hacer test de PCR, de tal forma que a finales de febrero estaban listas y pudimos afrontar el aluvión que se venía encima.
Desde que el virus apareció en Italia, y ya con evidencia de transmisión de persona a persona, en mi opinión hemos perdido un tiempo precioso, no inferior a diez días, en reaccionar adecuadamente en España.
En mi institución, y lo conozco muy bien porque estoy escribiendo este artículo, el primer paciente con COVID se diagnosticó e ingresó en el hospital el 1 de marzo. El día 10 había 100 pacientes con ese diagnóstico en mi hospital. De esos 100 pacientes –eso estaba ocurriendo en cualquier otro de los hospitales grandes de España– fallecieron 23. Cuando he mirado qué les pasaba a los 23, 20 de los fallecidos tenían más de 75 años. Y los 3 que tenían menos tenían gravísimas enfermedades de base (cáncer metastásico terminal, leucemia, síndrome de Cushing, etc.); de manera que esto ha afectado de una forma particularmente grave, y lo saben ustedes, a los pacientes mayores o muy mayores.
Hemos sufrido las deficiencias en el aprovisionamiento de material, no solo de equipos de protección individual, también de reactivos de laboratorio, pese –en la experiencia ya mía profesional– a los esfuerzos enormes de la Comunidad Autónoma de Madrid en proporcionarnos esos reactivos en el laboratorio y esos materiales que, con limitaciones y apuros, no han faltado nunca en nuestro centro.
La epidemia ha puesto de manifiesto que la formación de muchos especialistas –ya lo he dicho antes– es demasiado estrecha y que en áreas como los cuidados críticos, que deberían ser de dominio general para más especialistas, había muchos cirujanos que no podían echar una mano en intensivos porque ellos tampoco sabían intubar.
Los servicios de microbiología de la mayor parte de los hospitales españoles, o no existen o no tienen un régimen de 24 horas, siete días a la semana. En ellos se escatiman las técnicas más vanguardistas, confundiéndose con frecuencia por los gestores locales el precio de los reactivos con el coste de los procesos. Estamos todo el día peleando para tener técnicas rápidas; las técnicas rápidas ahorran dinero, cuestan un poquito más, pero ahorran dinero en la partida. Pero como la partida es de cada hospital y el mérito está en ahorrar, pues los recursos no están disponibles.
La epidemia ha puesto de manifiesto la falta de los adecuados servicios en las residencias de ancianos. En este momento me encuentro haciendo el estudio de las residencias de ancianos del área Marañón, he asistido físicamente ya a unas diez residencias. Tenemos datos de más de 2000 ancianos y de sus empleados, y hemos podido vivir muy directamente el problema.
Desde que me jubilé he puesto en marcha un proyecto, que se llama el proyecto Senex, que consiste en tener un contacto de infectólogos con los geriatras para dar una mejor asistencia en la infección. Es decir, no trabajamos con los geriatras desde la epidemia, trabajamos muy especialmente desde hace unos años con ellos.
Finalmente, muchos de los servicios destinados a coordinar la investigación no han sido capaces de reaccionar adecuadamente siendo capaces de hacer protocolos que nos permitieran hacer ensayos clínicos rápidamente, como han hecho otros países, y dar respuestas más rápidas.
Me dirán ustedes: ¡qué visión tan negativa! Bueno, en un gallego tampoco les tiene que sorprender absolutamente nada, pero tengo una positiva, y la positiva he tratado de plasmarla también en diez puntos: qué cosas creo yo que debemos utilizar de lo aprendido.
Uno, la capacidad de entrega del personal sanitario ante esta crisis, yo creo que no necesita ser recalcado. Todo el mundo, que lo he vivido de cerca, ha dado lo mejor de sí mismo y sin medida alguna. Yo, desde esta crisis tengo mucha mejor opinión de mis compañeros médicos jóvenes. Me ha impresionado la entrega de ellos. Han luchado con absoluto desprecio por la seguridad personal, como decía Hugh Thomas en el comienzo de la guerra civil española. El sentimiento de la unidad en el mundo sanitario, yo creo que debe ser potenciado e independizado de intereses espurios. Yo nunca he visto llevarse mejor a la gente en el hospital y menos conflictos interpersonales que durante esta crisis. No he presenciado ninguno. Pronto empezarán, pero no he presenciado ninguno.
Los hospitales han respondido con una capacidad de readaptación magnífica, se han multiplicado de la noche a la mañana las camas y las plazas en UVI. Sería bueno que esto no se dejase a la improvisación y quedase plasmado en planes de contingencia ya establecidos. Si hemos hecho tubos para portar oxígeno a la biblioteca del Gregorio Marañón, que se ha convertido en una UVI, volvamos a convertirla en una biblioteca, pero dejemos los tubos y dejemos el lugar.
Está claro que estamos expuestos a crisis de gran dimensión, que ocurren en cualquier parte del mundo, de causa natural o provocada. Se viene diciendo hace muchos años, pero no nos lo hemos creído: no hay enfermedades locales. Es necesario dotarse, por tanto, de un gran centro nacional coordinador de emergencias, o reformar claramente los existentes.
Cuatro: no podemos seguir dependiendo como nación de un solo proveedor de bienes de consumo sanitario. Es vergonzoso lo que hemos visto. Es necesario potenciar la industria propia, no es posible que no haya más que un proveedor mundial de mascarillas. Esto, ¿a quién se le ocurre? Pero lo hemos vivido.
El sistema de formación de especialidades médicas tiene que ser, a mi juicio, revisado a favor de una formación en temas básicos más común y de más amplitud, y por tanto quizá renunciar un poquito a la superespecialización en base a la generalización de algunos conocimientos que se consideren estructurales. Y las universidades no deben ser ajenas en sus planes de formación de graduados a hacer las modificaciones curriculares que todo esto sugiere: menos información ultraespecífica, más formación básica y entrenamiento básico común a todos.
El Estado no puede tener a miles de profesionales sanitarios, necesarios por otra parte, en subempleo y en la precariedad laboral. Tengo muchos compañeros con 50 años, magníficos microbiólogos, que nunca han tenido un contrato permanente fijo. Y alguno puede llegar a jubilarse en esa situación.
La telemedicina ha demostrado particularmente en esta crisis que necesita ser incorporada plenamente a nuestro sistema de salud, y que el sistema tiene que reorganizarse con esta herramienta. Hace unos años monté un sistema de telemedicina para asesoría, desde que me jubilé, en patología infecciosa a facultativos que lo necesitan. En esta crisis una de mis actividades ha sido hacer un seguimiento telefónico y telemático a mis compañeros infectados del hospital Gregorio Marañón, en unos momentos en que se encontraban sin asistencia, enfermos y en casa. Para que se den una idea, 8200 empleados en el Gregorio Marañón, 1088 paciente seguidos en mi consulta. Se ha infectado uno de cada ocho, y les hemos dado asistencia telemática. En un momento determinado, cuando no había posibilidad de ingresar a más gente, se mandaba a muchos pacientes en casa desde urgencias; no había forma de darles una cobertura. He asumido la policlínica telemática de los pacientes que se daban de alta. Hemos visto 800 pacientes con diagnóstico de COVID enviados a casa, sabiendo que si se encuentran bien, si tienen que venir, yo creo que la telemedicina tiene ya que incorporarse sin ningún lugar a duda a los planes de trabajo de los hospitales.
Las residencias de ancianos tienen que tener, privadas o públicas, una conexión fluida y real, tanto con la medicina primaria como con la hospitalaria. Los conceptos de prevención de la infección hospitalaria existen muy escasamente en las residencias de ancianos. Lo que ya sabemos, cómo se hace la higiene de manos, cómo se previene una transmisión, cómo se cuida una sonda, yendo a visitar las residencias no es algo extendido. Este proyecto que estamos haciendo tiene un componente docente también en la medida que podemos, pero nos damos cuenta de que no es solo un problema de COVID; lo que nosotros estamos haciendo (si luego tienen ustedes interés, lo comento) es clasificar a los ancianos en su relación con COVID, saber si son activos, son ya pasivos (han pasado la enfermedad) o son, digamos, expuestos o naíf, y hacer lo mismo con el personal sanitario. Y luego, permitir que con eso se puedan estructurar los grupos en las residencias. Yo creo que tiene que haber una gran revolución de control de la infección en esto. De hecho, hace más de medio año nuestro grupo pidió un FIS: ¿qué era eso? Una especie de estructura de consultoría sobre patología infecciosa para las residencias de ancianos de Madrid, con instrucción. Todavía no nos han contestado.
Y finalmente, el sistema de salud europeo y español tiene que incorporar al sistema –yo creo– a dos poblaciones de riesgo, no sé exactamente cómo, pero esas dos poblaciones son inmigrantes y turistas, en una idea de la prevención de algunas enfermedades de importación.
Hasta aquí es la parte que he hecho de exposición, y a partir de ahora estoy a su entera disposición.
Preguntas de los grupos parlamentarios
Iñaki Ruiz de Pinedo Undiano (GEH Bildu)
Muchas gracias, buenos días. La verdad es que es una suerte contar con usted aquí, con su experiencia.
Y le he estado escuchando y he estado diciendo: bueno, y ahora de aquí a dos meses, ¿qué nos va a dar tiempo a preparar? Digo, estaba pensando en el corto plazo, en el medio plazo y en el largo plazo. Según decía, hemos marginado la microbiología. Lo mismo he estado leyendo en estos días de compañeros suyos de la Universidad de Grenoble y de Burdeos, que tienen equipos de investigación de microbiología potentes, han tenido, y se les recortaron los presupuestos. Digo, no es por conformismo nuestro, pero es una cuestión europea también, porque creo que también, por transmitir una preocupación que tenemos en ese sentido, la necesidad también de coordinar a nivel europeo los esfuerzos, que me parece bien que hay que coordinar a nivel estatal, pero también esa visión europea. Porque esta infravaloración que hemos hecho de la microbiología en los últimos años no es una cosa que haya surgido del doctor Marañón, sino que creíamos que en Europa estábamos a salvo de estas cuestiones, como muy bien ha explicado usted.
Y entonces, una pregunta solo: me ha parecido todo muy importante, pero desde el punto de vista práctico es, cara a las residencias, cara a los servicios de personas mayores, cara a esta actuación de clasificación, de intervención por grupos, cara a tener esa conexión entre la medicina comunitaria y la atención a la tercera edad, cómo interrelacionarla y poder actuar en septiembre, qué consejos, cómo podríamos actuar. Le voy a hacer solo esa pregunta porque me parece, desde un punto de vista egoísta de cómo poder…
Josune Gorospe Elezcano (GP Vasco)
Gracias, presidenta. Buenos días, y gracias, señor Bouza, y buenos días a todos también. Muy interesante, efectivamente, la exposición que ha hecho, y la documentación que nos ha aportado será de mucha utilidad para nosotros, con propuestas concretas. Compartimos que la medicina ha venido para quedarse y para desarrollarse, no solo para quedarse, sino para que no se nos olvide que tenemos que hacer una apuesta para desarrollarla. Que el modelo de residencias tiene que modificarse, o sea tiene que servir para espabilar y alterar todo el modelo que está. Que la precariedad laboral, estos días estamos abordando y se está abordando mucho de la situación; es cierto que probablemente la instauración de las tasas de reposición como consecuencia de la crisis de 2008 ha empeorado radicalmente la situación, pero usted nos ha expuesto un caso de alguien de más de cuarenta años de carrera profesional y que sigue en esa situación, y evidentemente eso es algo que un sistema sanitario sólido no debería permitir, no es algo razonable, y que debe abordarse.
Usted decía que no conocía un plan de bioterrorismo eficiente y que de forma natural o provocada en laboratorio hay que responder de alguna forma. Yo estoy de acuerdo con que pensábamos que en Europa, en occidente, estábamos a salvo de este tipo de epidemias, pandemias, desde mitad del siglo XX parecía que ya se habían resuelto las enfermedades infecciosas y que estábamos a salvo, pero lo cierto es que haciendo un repaso de las enfermedades infecciosas, en los últimos veinte años apenas ha habido dos años de tregua: en 2002 síndrome respiratorio agudo severo SARS-CoV, en 2004 un coronavirus del sudeste asiático, en 2005 la gripe aviar, en 2009-2010 la gripe A, en 2011 fiebre del Nilo… Bueno, si vemos, vemos que es algo muy presente. Y usted decía: no hay enfermedades locales, tenemos que dar una respuesta de otra dimensión. Y nuestro planteamiento es: ¿esa respuesta tiene que ser, se tiene que circunscribir a la respuesta estatal?, porque estamos hablando de una pandemia que por definición supera las fronteras de los Estados, y por tanto, ¿no cree usted que sería más acertado dar esa respuesta desde entes, desde organismos supraestatales? Usted estaba diciendo, no sé, si el ECDC es el que tendría que reforzarse; también habría que hacer un análisis de qué es lo que ha pasado con los planteamientos de la OMS. ¿La ECDC ha funcionado lo suficiente? ¿La respuesta europea ha sido la acertada o se ha puesto de perfil en una crisis sanitaria de esta envergadura? Nosotros consideramos que ahí hay que afianzar esa apuesta. Y estamos totalmente de acuerdo con usted, y desde nuestro grupo ya hemos insistido para que el Gobierno se ponga a ello, en que no puede seguir estando, por ejemplo, la especialidad de enfermedades infecciosas sin reconocerse como especialidad, y sí que se incluya como especialidad reconocida dentro del planteamiento de formación MIR.
Sin más, gracias por la explicación dada.
Guillermo Díaz Gómez (GP Ciudadanos)
Muchas gracias, presidenta. Gracias, doctor Bouza, por la exposición. Le reconozco que yo tenía muchas expectativas con su intervención y se han visto… han ido más allá, y con la documentación que nos ha pasado, porque en todo este periodo, lo que he descubierto –esto a nivel personal– es el trabajo tan bonito que tiene usted, porque combatir o conocer el mundo microbiano, para mí, para alguien que era lego en la materia, cuando pase esto creo que seguiré haciéndolo, no será una moda pasajera, creo que también estaría bien extender la formación científica en unos estándares básicos a toda la sociedad, levemente, o sea, que la divulgación científica es muy importante, parece que no, pero es muy importante a la hora de asumir todo esto y evitar alarmas o relajaciones extremas. Pero con respecto a lo que nos ha venido diciendo, la documentación que usted nos aporta me la voy a estudiar encantadísimo, igual hace referencia o no, porque no he podido verla en su totalidad, ¿pero cómo cree usted que todo este periodo ha podido afectar a la resistencia bacteriana, porque por lo que he leído estos días ha habido que utilizar medicamentos de fondo de armario, y que posiblemente no se hayan seguido, con toda lógica por la situación en la que nos encontrábamos, los protocolos que intentan evitar que las bacterias se hagan resistentes. Porque tenemos que por combatir un virus podemos haber fortalecido a las bacterias. ¿Cree usted que habría que modificar el plan de resistencia bacteriana en este periodo?
Y qué opina usted también sobre los planes de vacunas que vienen, en qué aspecto los modificaría usted, si cree que esta pandemia puede tener una incidencia sobre nuestros planes, o debe tener una incidencia sobre nuestros planes de vacunas a futuro.
Bueno, ya se lo ha dicho un portavoz anterior: a mí, el proyecto Senex, le agradezco que no pare, que no pare usted y que ponga en marcha iniciativas de este tipo; yo creo que ha dicho todo lo que se puede decir en una comparecencia que dura estos minutos, pero si pudiera incidir o quiere añadir algo sobre el proyecto Senex, yo estaría muy agradecido porque está claro cuál ha sido la población más dañada por esta pandemia.
Y por último, una última pregunta: ¿usted cree que lo que ha ocurrido tiene una razón biológica? Es decir, la zoonosis o lo que está… ¿Ha habido algún cambio en el comportamiento de las personas que ha facilitado esta pandemia, o se debe a que estamos mucho más interconectados?, ¿o es una fusión de ambos factores?
Y por último, destacar, y esto es labor nuestra, que la precariedad laboral en el personal sanitario no solo hace daño a las vidas personales y a los proyectos vitales del personal sanitario, sino que hace daño a la propia eficiencia del sistema, que es una cuestión que me gustaría destacar también, que sería una cuestión no solo de interés personal, que es muy lícito, sino de interés general.
Muchas gracias.
Concep Cañadell Salvia (GP Plural – Junts)
Hola, gracias, presidenta; buenos días, señor Emilio; un honor poder escuchar su exposición. De su exposición me preocupan varios temas: la precariedad laboral, la externalización de la microbiología, que ha dicho usted, en varios hospitales, el no saber intubar muchos de los profesionales y, cómo no, el hecho de las ayudas burocratizadas.
Creo que en España tenemos el potencial humano. Falta, que nos lo acabamos de creer. Y mi pregunta es qué debemos hacer para que este potencial humano pueda desarrollar o pueda contribuir a desarrollar todo el potencial que tenemos. Y deduzco también de su exposición el tema de que se debería cambiar los planes de estudios. No sé si con contactos con universidades, con lo que ha pasado con la pandemia de la COVID le consta que se esté trabajando con estos cambios de planes de estudio, y si lo cree conveniente, que creo que sí.
Y por otra parte, por el tema de los diez puntos que ha dicho positivos, que también los tenemos que encontrar, ha hablado de la telemedicina. Mi pregunta es si la telemedicina, que creo que con muchos de los comparecientes que han estado estos días viniendo a estas salas se va a quedar, es una obviedad, si usted cree que también nos puede ayudar a reducir estas listas de espera que se han visto un poco perjudicadas o mucho porque se han dedicado todos los esfuerzos a combatir la COVID, si creemos que en un futuro también muchas de estas listas se pueden reducir con la telemedicina.
Muchas gracias.
Francesc Xavier Eritja Ciuró (GP Republicano)
Muchas gracias, presidenta. Muchas gracias, doctor Bouza. Su intervención, creo que ha sido muy interesante, sobre todo porque usted plantea realmente el tema de las oportunidades que plantea la COVID, incluso las oportunidades que plantea incluso para las reformas del propio sistema, yo creo que es el aprendizaje que tenemos que aprender. La COVID ha servido un poco para poner en estrés el sistema y ver cuáles son sus déficits, ¿no? Y creo que usted hace un planteamiento de algunas de las necesidades realmente para reformar.
Yo simplemente me quería centrar en una cuestión: comparto la idea que ha planteado usted de que hemos hablado quizás mucho en nuestra capacidad de confinar un brote, con esa idea de que nuestro sistema es muy sólido, es de los mejores o el mejor del mundo y que por lo tanto aquí no habrá ningún problema, y realmente hemos visto que hay deficiencias muy grandes, sobre todo para hacer frente luego a una pandemia como la COVID. En todo caso es una doble pregunta: ¿usted cree que hacían falta, por lo tanto, unos protocolos adaptados ante una pandemia de ese tipo? O sea, ¿los protocolos que hay actuales están adaptados o son suficientes para afrontar una pandemia de ese tipo? Y en todo caso, si cree que sí, ¿cree usted que es necesario modificar estos protocolos y procesos sanitarios ante la pandemia, o crear de nuevo eso? O sea, no sé si realmente es necesario modificarlos o crear realmente un cuerpo de protocolos y procesos adaptados precisamente a cualquier posible pandemia. Lo digo porque es importante incluso para algún posible rebrote que pueda haber dentro de dos meses, de intentar rápidamente generar un mínimo de protocolos para consensuar de cara a una acción de posibles rebrotes.
Muchas gracias.
Rosa María Medel Pérez (GP Confederal UP)
Hola, buenos días, bienvenido, señor Emilio Bouza. Mire, yo viví, era muy joven, pero yo viví la colza. Mire, sí que hay… ¡No hay epidemias! Claro que hay epidemias. Cuando yo hice mi residencia me encontré con la epidemia del sida en un hospital que era la referencia de la cárcel de Valencia, y teníamos celdas dentro, y aquello era para verlo, aquello era para ver aquello, cómo se morían, pero con una rapidez pasmosa. Y parece que a nadie le importaba porque, o eran presos o eran drogadictos o eran homosexuales, o tenías la desgracia de recibir un hemoderivado porque tuvieras una patología de base, pero como parecía que al resto de la población no le afectaba, se les culpabilizó de tener esa enfermedad. Igual que se culpabiliza de que la mayoría de las pandemias la tengan los países pobres porque son culpables de ser pobres. ¡Qué le vamos a hacer!, ¿no? Y ahora parece que de pronto nos ha llegado a nosotros, unos países relativamente ricos, y de pronto todo es una emergencia, todo es una urgencia, cuando esto está pasando continuamente.
No estoy diciendo que no tengamos que asumirlo, es que no nos importaba, hemos cerrado los ojos, ni a nosotros ni a las autoridades, y por eso no hay ningún plan de emergencia, porque como uno se siente a salvo, pues para qué, ¿no?, esto les pasa a otros.
Mire, de varios puntos que ha tocado usted, lo de que no haya personal para intubar: hay UCI en que ha habido personal para intubar, sabían, pero no había enfermería que supiera manejarse, por ejemplo. O sea, enfermería, auxiliares, me refiero a todo el personal, que es fundamental para que todo eso funcione. Porque como no existía previamente, porque no se financia como toca a la sanidad y se van acortando trabajos, empleo, pues se pagan de pronto todas esas consecuencias. O sea, que no solo es necesario un plan de contingencia previo. Es necesario tener un sistema robusto que cuando pasa esto… Que va a seguir pasando, porque sí que ha pasado. La última no fue la de 1918, hemos tenido en todo el siglo XX muchas.
Luego, lo de la externalización de servicios me parece fundamental, porque esto es una cosa previa: todos sabemos, en hospitales que hemos trabajado con servicios externalizados, que el que hace la analítica fuera, ni accede a la historia clínica ni habla con el médico que lleva a ese paciente, y en realidad no te puedes ni fiar del resultado, no te puedes fiar, porque en realidad no estás valorando la totalidad, estás valorando una analítica aislada, que no sabes cuál es el contexto. Todo eso deteriora la calidad muchísimo.
Y otra cosa que me llama la atención es que usted dice que en plena pandemia estás planteando comprar un test que es un poquito más caro pero que luego resulta que te sale económicamente, pero por la inmediatez de tener que pagarlo se sigue buscando el ahorro. O sea, sigue estando encima de la mesa ese problema.
Y ya lo último, perdone: todas esas medidas que usted propone, que a mí me parecen fundamentales, ¿cómo cree usted, no cómo se llevan a cabo, sino de qué depende que se lleven a cabo?, ¿quién va a decidir eso, cómo lo vamos a hacer? ¿De qué, es un problema político, es un problema…? No puedo separar lo político de lo económico, lo pego, lo pego.
Gracias, eso era todo.
Juan Luis Steegmann Olmedillas (GP Vox)
Buenos días. Con la venia, señora presidenta, ruego a la señora presidenta y a sus señorías que sean indulgentes conmigo, en el tiempo, porque tengo que dedicar unos pocos segundos a decir la emoción que tengo al tener al doctor Bouza aquí, porque aunque no lo parezca, porque está fenomenalmente bien, yo fui residente con él y me acuerdo cuando hacíamos los test de legionella en urgencias, y estoy realmente emocionado, porque sigo siendo su médico residente.
Me ha emocionado también la alusión a los médicos residentes, la hago propia. Como sabe usted, doctor Bouza, el Grupo Parlamentario Vox no tiene grandes expectativas sobre esta comisión, porque creemos que las conclusiones van a estar viciadas. Pero no obstante, no obstante, la calidad de las exposiciones que hemos visto aquí en todas las sesiones, si el Gobierno quisiera enfatizar la importancia de esta Comisión de Reconstrucción, señorías, tenían que estar retransmitidas por Televisión Española, dada la calidad de los expertos que están viniendo.
Nuestro grupo ha centrado su interés en esta Comisión de Reconstrucción precisamente en la epidemiología y la microbiología, porque creemos que este problema ha sido fundamentalmente un problema de salud pública, unido, como dijo el doctor Repullo ayer, a la balcanización, son sus palabras, no las mías.
Le tengo que empezar, doctor Bouza, preguntando: ¿ha actuado usted como asesor del Gobierno de España desde enero de 2020? Es una pregunta, si quiere la contesta y si no, no.
Muy bien. Quiero decirle que nuestro grupo, una de las primeras funciones que hice aquí como diputado, y estoy muy orgulloso de ello, es hacer una proposición no de ley sobre emergencias, y hemos hecho una proposición no de ley para la creación de Enfermedades infecciosas, y me pregunto y le pregunto si la ausencia de esa especialidad de enfermedades infecciosas no puede estar detrás de la falta de previsión de las respectivas sociedades a prevenir esta pandemia.
Paso a las preguntas siguientes. ¿Cree usted que el Gobierno del Partido Comunista Chino, y China, ha dado la información adecuada y puntual a las organizaciones internacionales? Tenemos una afirmación suya, y es que cree, y así lo ha dicho, que si hubiésemos actuado diez días antes, después de ver el brote de la epidemia en Italia, nos podríamos haber ahorrado muchas muertes. En eso coincide usted con Fedea, que ha calculado que nos podría haber ahorrado un 60 % de muertes. Y es curioso que usted haga una alusión al ébola, porque ha dictado, ha dicho exactamente lo que dijo el doctor Simón que iba a ser esta pandemia; es decir, que me ha dado la impresión después de oírle a usted de que el doctor Simón pensaba que iba a ser como el ébola, y es que una persona que solamente tiene como herramienta un martillo, todos los problemas los ve clavos. ¿Cree usted que la vigilancia de enfermedades infecciosas importadas es la adecuada? Le pregunto esto porque no hay documentos de aplicación a nivel nacional, y depende bastante de la comunidad autónoma, del centro sanitario concreto. ¿No le parece que el cribado –ya sabemos que las personas que han sido contagiosas no han venido en patera, naturalmente, han venido en avión procedentes de China y con una estación de tránsito en Italia, lo sabemos–, no le parece que el cribado se tenía que hacer en las fronteras exteriores y también a nivel local en aquellos grupos poblacionales susceptibles de traer enfermedades importadas, a fin de detectar microbrotes epidémicos? ¿Cómo estamos en ese aspecto, qué es lo que tenemos que mejorar?
¿Cree usted, por tanto, que el actual sistema de vigilancia de enfermedades respiratorias como la gripe, el virus respiratorio sincitial, es el adecuado, puede ser implementado? ¿Cuál es el problema que tenemos en ese sentido, cuál cree que debe ser la vigilancia epidemiológica para los coronavirus, pensando, Dios no lo quiera, que haya un nuevo brote?
Y dos preguntas más: ¿cómo se debería imbricar las técnicas rápidas de detección molecular en fronteras, puesto que somos un país que recibe tantos millones de habitantes? Por ejemplo, hay la amplificación mediada por transcripción, que se está desarrollando, y que puede dar resultados en pocos minutos. Eso puede ser revolucionario si lo aplicamos en nuestras fronteras, tanto como en el interior.
Y por último, un recuerdo emocionado y gratitud expresa porque se ha ocupado, no como nuestro vicepresidente del Gobierno, que desde el 19 de marzo está mando en plaza en las residencias de ancianos, se ha ocupado usted de ir a las residencias de ancianos, ver cómo está el problema y tratar de solventarlo. Y me gustaría, como parece que a otras señorías les interesa también tanto como a mí, que usted nos diese más detalles de cómo mejorar este aspecto en el que han muerto tantos de nuestros mejores compatriotas.
Una vez más, muchísimas gracias y le repito mi emoción al verle aquí.
Ana Pastor Julián (GP Popular)
Muchas gracias, presidenta. Le doy la bienvenida al doctor Emilio Bouza a esta Subcomisión de Sanidad y Salud Pública en marco de la Comisión de Reconstrucción. La verdad es que resulta difícil hablar de la microbiología y de las infecciosas con el profesor Bouza, fundador de la Sociedad Española de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, con grandes reconocimientos a lo largo de su trayectoria profesional, todo un referente en España.
La pandemia de la COVID ha llevado a modificar la carga de trabajo en los centros sanitarios con la llegada masiva de contagiados por el COVI-19, y usted lo ha reflejado, se ha alterado la arquitectura habitual de los hospitales triplicando el número de camas de UCI, redistribución de los profesionales sanitarios, y como bondad de esta crisis hemos visto cómo se han reorganizado grupos multidisciplinares de profesionales de diferentes niveles asistenciales (atención primaria, atención especializada) o diferentes especialidades médicas para dar respuesta de la mejor manera a la situación que se había creado, pero con dificultades –ya lo ha trasladado– en el tema de formación, y que incluso en otras comparecencias así lo hemos venido demandando.
Estamos ante un virus, el SARS-CoV-2, que se está manifestando en la población de forma muy diferente, desde pacientes asintomáticos a pacientes que han estado con dos o tres días con síntomas, a otros que se han pasado grandes periodos en la UCI. ¿Cuáles son las diferencias que nos han llevado a estas manifestaciones?, si nos puede hacer alguna aclaración sobre el tema.
Con respecto a los tratamientos, hemos visto tratamientos antivirales o tratamientos antinflamatorios; ¿qué regula esta diferencia entre unos casos y otros?
Una de las medidas tomadas fue evitar la movilidad, y hemos tenido un método de confinamiento. ¿Se podría haber tomado antes las medidas de prevención ante la transmisión del virus?
Desde su experiencia, ¿qué nos puede decir del virus SARS-CoV-2? La técnica PCR nos ha ayudado en el diagnóstico, el trabajo de los laboratorios, con las debilidades expuestas, han sido los primeros en detectar el virus, a nuestro entender, aunque ayer –y me gustaría que desde su perspectiva también diera cuál es su valoración– el doctor Repullo nos decía que los laboratorios habían sido los últimos en ver la situación. Entonces, no sé, querría que nos lo aclarara. ¿Cómo tenemos preparada la red de laboratorios de microbiología de España, qué podemos mejorar después de esta crisis?
Lamentablemente, no todos los centros tienen incorporadas metodologías diagnósticas de última generación, y está condicionado al coste de equipamiento y reactivos. Yo, la verdad es que lo he vivido, como al frente de la gestión de un gran hospital, y hemos visto cómo la microbiología era un poco la hermana pobre de la gestión sanitaria. ¿Cómo debemos activar todos los laboratorios ante situaciones como las que hemos vivido para dar una mejor respuesta, sobre todo coordinada con la red de vigilancia epidemiológica?
Estoy hablando también de utilizar otro tipo de laboratorios, los de ámbito animal, que con una pequeña adaptación podrían apoyar la demanda, u otros laboratorios, los de universidades u otros organismos: ¿considera realmente que debemos establecer un plan de coordinación de todos los laboratorios de microbiología ante posibles pandemias? Con las nuevas tecnologías podríamos tener información en tiempo real, y no como hemos visto al principio que teníamos que trasladar las muestras a los laboratorios del Centro Nacional de Microbiología.
Con respecto a la salud pública: la salud pública ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, incluso en la forma de entender el proceso de salud y enfermedad, y hemos hecho entender dos grandes etapas, por un lado la higiene individual, y lo hemos visto con las recomendaciones que ahora se nos daban, y una higiene pública que ha sido al fin y al cabo el confinamiento. La salud pública ha de abordar tanto las políticas de salud y las causas últimas de la salud y la enfermedad como la provisión de servicios sanitarios y efectivos. Pero un reto importante es que actuemos con transparencia, no solo al realizar las múltiples actividades, sino al efectuar las evaluaciones y recomendaciones.
Por eso desde mi grupo proponemos la creación de una agencia de salud pública de calidad independiente, con el objeto de corregir cuestiones como las que hemos vivido en esta pandemia. ¿Cuál es su opinión?
Y luego, estamos esperando que llegue lo más pronto posible la vacuna. ¿Cómo considera que podemos ser eficaces ante una posible llegada de la vacuna?
La especialidad, por supuesto, es lamentable que después de cuarenta años todavía estemos sin una especialidad de infecciosos. Desde luego, desde mi grupo parlamentario apostamos por ello.
Y luego, para terminar, el tema de los registros: el tema de los registros ha sido una de las cuestiones que permanentemente nos ha generado diferentes confusiones. ¿Cómo es posible que estemos alterando tanto la recogida de los datos? Es que incluso hasta el concepto de caso lo hemos modificado. ¿No considera que esto es contraproducente con respecto a futuros estudios epidemiológicos o de investigación? ¿Era necesario o es necesario alterar tanto los datos? Es que a día de hoy no sabemos realmente cuántos muertos se han generado por la COVID-19.
Muchas gracias, y por supuesto agradecida por la información, y comparto todo lo que nos ha trasladado.
Ana Prieto Nieto (GP Socialista)
Buenos días, bienvenido, doctor Emilio Bouza Santiago, a esta Comisión de Reconstrucción Económica y Social y a este Grupo de Trabajo Sanidad y Salud Pública. La verdad es que la crisis de la COVID ha generado un profundo impacto económico y social a nivel global cuyas dimensiones aún no las conocemos, aún son desconocidas. Por eso en España hemos constituido esta Comisión de Reconstrucción, para debatir y acordar directrices políticas, y creo que todos en este grupo tenemos la responsabilidad de acordar y de llegar a acuerdos por el bien de nuestro país, por el bien de España y de los españoles y de las españolas.
Quería decir que lamento profundamente el fallecimiento de tantas personas, y quería hacerlo extensivo a sus compañeros de profesión, a sus compañeros sanitarios, que también han sufrido la cara más horrible de esta pandemia. Quiero transmitir el ánimo a todos los afectados, especialmente a los sanitarios, y también transmitirles nuestra felicitación por ese premio Princesa de Asturias que ha sido concedido a todas las sanitarias y sanitarios de España por su labor y su trabajo sacrificado, desinteresado y generoso y solidario en esta pandemia.
La verdad es que en las páginas 6 y 7 refiere aquí diez puntos en que nos da unas lecciones positivas derivadas de esta crisis, como usted titula, que deben ser utilizadas. Quisiera pararme en alguna y comentar alguna, como por ejemplo el punto 1, la capacidad de entrega del personal sanitario. Se refiere usted incluso impresionado por la entrega de los jóvenes profesionales. Si me lo permiten, quería hacer referencia, pues ayer por la noche estuve con una de esas jóvenes profesionales que todavía no ha terminado su grado en enfermería y que, sin embargo, ha sido contratada para trabajar en esta pandemia, y me decía ella –es una niña, claro– “es que yo todavía no soy profesional sanitaria”. Y le decía yo: “no, no, de eso nada; tú con tu trabajo en estas semanas al frente, cuidando y atendiendo a los pacientes, eres una profesional sanitaria como la que más”. Bueno, continúo.
En cuanto a las residencias de mayores, que también menciona aquí en uno de sus puntos, tanto privadas como públicas, me gustaría preguntarle que cómo considera usted que podía facilitar, o cómo podía hacerse una adecuada conexión de las residencias de mayores con los servicios de primaria y hospitalarios.
Después también se ha referido usted a la telemedicina, en el punto 9, dice que la telemedicina ha demostrado que precisa ser incorporada plenamente a nuestro sistema de salud y que el sistema tiene que reorganizarse con esa herramienta. En relación a esto, ¿cómo cree usted que podría ser el papel de los pacientes para que, utilizando las tecnologías, se pudiera promover su autocuidado y su autonomía? En relación a esto, ¿qué ventajas plantean estas tecnologías y cómo cree usted que realmente se podría impulsar la telemedicina, de qué manera, cómo ponerla en práctica? La tenemos ahí, hemos visto que es necesaria, que es útil, ¿pero cómo la podemos poner en práctica?
Volviendo al tema de las residencias de mayores, me gustaría hacerle dos preguntas. Una sería: ¿considera usted que en nuestro país, en España, hay una adecuada atención y coordinación sociosanitaria? ¿Y qué propuestas plantearía para abordar el reto demográfico y su impacto en la salud de las personas, cronicidad, soledad no deseada, dependencia?
Y para ir terminando, una pregunta que me genera muchas inquietudes con respecto al cambio climático, porque realmente cada vez somos más conscientes de los determinantes sociales y ambientales en la salud de las personas. Entonces, ¿cómo cree usted que debería abordarse la influencia del cambio climático sobre nuestra salud?, si nos pudiera plantear alguna propuesta al respecto, porque creo que tiene una influencia importante, y teniendo aquí a expertos como usted, pues que nos diera su visión al respecto.
Y finalizo con dos cuestiones: para reforzar y mejorar el Sistema Nacional de Salud, ¿cuáles serían algunas prioridades –ya nos ha propuesto muchas, nos ha dicho muchas, pero sobre estas algunas que usted nos pudiera proponer– para poner ya en práctica?
Y termino con la salud mental: la salud mental, por muchos y diversos motivos, creo que hay que tenerla muy en cuenta en estas conclusiones, en que expertos como usted nos den su opinión, qué medidas, qué propuestas se podrían manejar para abordar la salud mental, en las personas que se han visto afectadas por esta pandemia y en las personas que a causa de esta pandemia han sido “sufridoras” de esta crisis en cuanto a su salud mental.
Muchísimas gracias.
Respuestas
Vamos a ver, el tema de las residencias ha salido repetidamente, y una de las cosas que se me ha preguntado es qué hacer y qué hacer rápidamente. De una forma inmediata, yo creo que lo que ha cambiado es: ¿donde viven los ancianos, en una residencia, es una forma de hogar, eso no es un área de influencia médica, o donde viven los ancianos es una pequeña prolongación de una institución sanitaria? Yo me inclino por lo segundo. Es decir, lo que yo haría es convertir las residencias de ancianos, a efectos de microbiología, hablo de lo que entiendo algo y no de otros aspectos, en una especie de un servicio más a efectos de peticiones, por ejemplo, a los servicios de microbiología.
Yo recibo muestras de nefrología, de cardiología, de cirugía cardiaca, de digestivo; pues puedo recibir muestras de la residencia equis, sin que tenga que ir el médico de familia local; sencillamente, porque el médico de la residencia lo pide. Ahí viene el tema a veces de que la residencia es una estructura privada. Entonces, si la sanidad de esos enfermos se gestiona por lo privado, ¿por qué va a ir una muestra a lo público? Bueno, eso es algo que ustedes los políticos y los que legislan tienen que resolver. Pero yo creo que las muestras, al final, no son de privados o públicos, son de españoles o de gente que merece la atención del sistema sanitario. Yo convertiría las residencias en unos servicios sanitarios más. Es dar una orden al ordenador. Y cuando haya un señor con diarrea no hace falta estarse quince días hasta que se me manda una muestra y yo digo que hay un Clostridium difficile, y por tanto le pueden poner tratamiento en el día. Conectarlas más con los servicios geriátricos de los hospitales y con los servicios centrales de los hospitales en un sentido amplio.
Se me dice algo de las epidemias que me parece muy importante: si esto debe coordinarse a nivel europeo o a nivel español. Yo lo traduciría en un refrán, después de bastante experiencia en la sociedad europea en la que he trabajado años y de participar con mis colegas europeos en muchas actividades, bajaría al refranero: fíate de la Virgen y no corras. Europa está ahí, muy bien, pero nosotros primero, nosotros lo nuestro bien organizado. No esperaría. La microbiología española tiene un papel científico y profesional que está por encima del nivel socioeconómico español, y de alguna forma marca bastante en algunos aspectos en Europa. De manera que yo no esperaría, desde luego coordinarse es esencial, pero no esperaría ningún plan a que me lo dicte o me lo haga Europa. Quizás soy demasiado viejo para pensar de otra manera: primero nosotros, y cuanto antes, mejor.
Se habla del mundo microbiano y de las resistencias bacterianas: usted plantea un tema interesantísimo que todavía no ha empezado a salir en la literatura, no lo van a encontrar en lo que les he entregado. Yo estoy preparando mi artículo. ¿Qué ha supuesto la epidemia de COVID en segundas infecciones adquiridas en el hospital, infección nosocomial? ¿Qué es la infección nosocomial? Es a lo que me he dedicado toda mi vida. Es la infección que uno no tiene cuando entra por la puerta del hospital y la adquiere dentro. Eso, ¿qué importancia tiene numéricamente? Pues miren, entre el 5 % y el 10 % de todos los ciudadanos que ponen un pie en la puerta del hospital para quedarse más de 24 horas; de esos 10 de cada 100, ¿a cuántos les cuesta la vida? A uno. De manera que, viendo epidemias externas causadas por un virus y ocasionales, no olvidemos la epidemia continua causada por bacterias, virus y hongos que vemos todos los días en los hospitales, miles de muertos por infección nosocomial. Infecciones que por definición, como las caídas de los aviones, pueden ser evitadas. De manera que, importantísimo, infección nosocomial. ¿Qué ha pasado en el Marañón? Les adelanto el dato, no está todavía ni siquiera el artículo terminado, pero el Marañón ha multiplicado por tres veces la incidencia de neumonía adquirida durante ventilación mecánica. Hemos multiplicado en estos meses por cinco veces la incidencia de bacteriemia relacionada con el catéter; hemos multiplicado por tres veces la bacteriemia de otros orígenes. Sencillamente, por la forma de trabajar, acelerados, con muchos pacientes, muchas veces teniendo que volcarlos hacia abajo; poniéndolos en prono no es posible llegar a la conexión del catéter y cuidarla, de manera que horribles consecuencias. De esto, en segundas infecciones. Todavía no hay una cifra de a cuánta gente le ha costado la vida la infección nosocomial, y no necesariamente el COVI. Aspergilosis invasora por infección del aire ambiente en las UVI, quiero decir, un problema que yo estoy seguro que en el próximo mes o mes y medio aparecerá ya en la literatura.
La telemedicina, ha salido: ¿puede contribuir a la medicina, listas de espera, qué riesgos tiene? Pues yo les diría: mi experiencia principal con la telemedicina, que hay que decirlo, es el porcentaje de gente a la que no se puede llegar por teléfono. Pues en mi experiencia, me ha sorprendido un poco, entre el 15 % y el 20 %. Usted tiene el teléfono de una persona que se ha ido del hospital, tiene la ficha, uno o dos teléfonos, el de él y el de un familiar; usted llama a los dos, no contesta, está desconectado, etc. Es decir, la limitación de la telemedicina es el acceso.
Pero bien, hablemos del otro 80 %. ¿La calidad del consejo que se da es muy errónea, cometemos errores de base? Pues hay algún estudio, por ejemplo en telemedicina en patología infecciosa, en Estados Unidos, en que prácticamente la eficacia de la consulta directa con presencia física al lado del paciente y la hecha por telemedicina (bien es verdad que elegimos la telemedicina para la menos conflictiva) es de la misma eficacia. De manera que estoy de acuerdo con usted, esto es para quedarse.
Confirmamos el brote, ¿qué ha pasado en China? ¿Nos han mentido?, ha salido en otra pregunta. Yo creo que nos han dicho, por lo menos, solo una parte de la verdad. Si ustedes miran por qué se muere tanta gente en España y los chinos nos han contado en las primeras series que la mortalidad es muy baja. Uno, depende de a quién le haga uno test. Y depende de a qué gente admiten en el hospital. Yo, cuando veo algunas series chinas, edad mediana en el hospital: 42 años; Gregorio Marañón, edad mediana: 62 años; Nueva York, edad mediana: 60 y no sé cuántos. Mi pregunta es dónde estaban los viejos de Wuhan. ¿Quién los ha relatado? ¿No se infectaron los ancianos en Wuhan, no se infectaron tanto como aquí, no ingresaban por ser ancianos? No son los mismos datos. Yo creo que la experiencia, y en esas citas se lo apunto algunas veces, pues ha ido cambiando; bien es verdad que todos vamos aprendiendo. En principio esto no afecta a niños; sí, afecta también a niños por igual, aunque menos gravemente. ¿Nunca es grave en niños? Nunca, no, hay niños que tienen que ingresar y hay niños que tienen que ir a cuidados intensivos, y hay algún niño muerto. ¿Esto afecta muy poco a las embarazadas? Es verdad, primeras cien parturientas del Gregorio Marañón, primeras cien que llegan sanas a dar a luz, el 13 % ha tenido contacto con el virus, 9 % son PCR positivas; todas han ido bien, todos los niños han ido bien. Pero esto es de la semana pasada, es decir… Bueno, depende mucho de a quién miramos.
Se habla de los protocolos y de modificar los protocolos. Yo en tiempos hacía una broma en el hospital que quiero, en confianza, comentar aquí: cuando me decía alguien, algún residente me preguntaba “¿cuál es el protocolo para tratar esta infección en urgencias?”. A veces le contestaba: “el protocolo es que no hay protocolo”. Hay veces que nos sobran papeles, los protocolos no arreglan las cosas, es el espíritu de las cosas. Tenerlo escrito, luego está bien, pero lo que hay que hacer es más planes reales, rindiendo cuentas. No hay que olvidar que somos un país tremendamente exigente para los proyectos y tremendamente tolerante para el rendimiento de cuentas. Yo creo que lo que hay que hacer es más planes auténticos con marcadores claros de eficacia, y lo que hay que escribir es poquito, y el espíritu de las cosas. Muchas veces vemos cómo la confección de un protocolo retrasa en un hospital la resolución de un problema que todos tenemos claro. En mi hospital ahora mismo no hay que hacer un protocolo para saber cómo hay que cuidar los catéteres en esta crisis: hay que dejar que las dos enfermeras que se encargan de dar información sobre cuidados de catéteres puedan hacer su labor, y no les hace falta un protocolo, ya lo tienen.
Se habla de las antiguas epidemias: evidentemente, las hemos vivido, las he vivido todas en mis carnes. No olvidemos que la colza se pensaba que era una legionelosis, y yo en aquel momento era –comillas, comillas– el “experto nacional” en legionella. De manera que los casos fueron todos al Ramón y Cajal. Aquello no nos encajaba para nada con una patología infecciosa. Luego no lo fue. Pero fuimos bastante insultados por nuestros compañeros por no creer que aquello era un micoplasma. Todavía me duelen los insultos. Con el sida, no solo sufrimos lo que fue la epidemia; sufrimos también el insulto de algunos compañeros por prestar atención a un tipo de enfermos que aparentemente, para ellos, no se lo merecían. Tampoco lo podré olvidar.
Enfermería, externalización: sin ninguna duda; ha hablado en algún momento de ahorro, se han producido ahorros. Tengo que decir una cosa, y no puedo hablar más que de mi experiencia local: en lo que se refiere a microbiología, que lo conozco, y en el hospital Gregorio Marañón, no he sufrido, no hemos sufrido ningún problema basado en el ahorro, se nos ha dado lo que estaba disponible y lo que hemos pedido. Sería profundamente injusto decir que la dirección del hospital y la comunidad no se han volcado en hacer a veces lo imposible para conseguirnos recursos. Tengo la mejor opinión de lo que han hecho hasta este momento.
Se habla de algunas conclusiones viciadas de lo de China. Yo creo que sí, nos han engañado un poco, y nos han engañado, entre otras cosas, porque los profesionales tenemos, como todo el mundo, nuestras biblias. Y en mi primer hospital en Puerta de Hierro se decía “cuando algo lo dice el New England yo ya no lo discuto con mis compañeros”; cuando algo viene en el Lancet, ya la discusión entre nosotros se acaba, bajábamos a buscar el New England para zanjar una discusión. El que los chinos hayan sido capaces de poner, a veces en unos días, artículos aparentemente muy bien estructurados en revistas de primera calidad, para mí es una de las grandes sorpresas de esta crisis. Es como si el papel estuviera preparado; a mí no me da tiempo a preparar en tres días un paper para Lancet, lleva mucho tiempo, tiene mucha estadística, tiene muchos… Es decir, ha habido una manga ancha de las revistas, no sé quién la ha motivado, y eso nos ha llevado a algunos resbalones, y a algunos resbalones de crédito. Yo me creí que la mortalidad era muy baja, incluso en los pacientes que ingresaban en los hospitales en China. Luego nuestros compañeros italianos, nuestros exresidentes que trabajan en Italia nos llamaban a finales de febrero diciendo “esto es horrible, se mueren como chinches”. –“¡Pero qué dices!”. –“Te lo prometo, Emilio, no os imagináis lo que es esto”. Esto es lo que nos decían nuestros amigos de Italia, con los que trabajamos muy cerca. ¿La situación en Italia debiera habernos advertido?: sí.
¿Cómo hacer la vigilancia de las enfermedades de importación? No es fácil. Es decir, que hay que hacer una vigilancia, está claro. Tenemos 80 millones de turistas, muchísimos inmigrantes, hay mucha patología infecciosa, el diagnóstico no es fácil, no podemos hacer un lazareto antes de que alguien entre en el hospital. Probablemente las cosas irán esperando a tener una mejor tecnología, y ahora mismo quizás sería fácil en el futuro imponer un test de gripe o un test de coronavirus en un aeropuerto, pero se nos estará escapando la otra pandemia siguiente, que no será por nada de esto. Las pandemias, por definición, ocurren porque desbordan toda preparación y todo conocimiento.
Vigilancia de las enfermedades respiratorias, pregunta muy importante: yo creo que se ha marginado a los servicios de microbiología –y contesto al tema de los laboratorios–, que es donde originalmente se produce la información. ¿Cuál es la cadena de transmisión hasta las autoridades sanitarias de una infección? Bacteriemia por estafilococos: primero pitan los hemocultivos en microbiología, después el microbiólogo hace una identificación, después llama al preventivista, el preventivista lo apunta, luego lo transmite a la Comunidad Autónoma de Madrid, y luego la Comunidad Autónoma de Madrid lo pone en un registro. Mire, si nos saltamos algunos de esos pasos y algunas estructuras epidemiológicas pueden beber directamente de donde se produce la información… ¿Quién sabe primero cuándo empieza la gripe? El Servicio de Microbiología. ¿Por qué? Porque tiene los primeros casos y los diagnostica en el momento. Tenemos que crear un protocolo quizás de transmisiones telefónicas, qué patógenos y qué situaciones desde microbiología no deben esperar al ordenador. ¿Con qué frecuencia la información colgada en un ordenador no es vista por su médico? Ese estudio lo hice hace años, con qué frecuencia los pacientes con tuberculosis, con un volante Mycobacterium tuberculosis en su historia no han sido vistos por su médico. En aquel estudio de hace años un 20 %. En aquel entonces aprendimos que cuando hay una tuberculosis no solo emitimos un volante y lo colgamos en el sistema, llamamos a su médico por teléfono. Y si no se pone su médico, al paciente, y si no, a quien sea, y si no, a la Policía Municipal. A ver, hay informaciones que son telefónicas, eso hay que tenerlo muy bien estructurado.
Técnicas rápidas: hemos hablado de ello. Yo creo que el futuro de la microbiología a veinte años es que probablemente les contaremos a nuestros residentes “mira, allá por el año 2020 una proporción relativamente alta del diagnóstico microbiológico lo hacíamos por una cosa que se llamaban cultivos; tú cogías una muestra, la ponías en una placa y allí crecían unas bacterias y 24 horas más tarde las identificábamos, y 24 horas más tarde dábamos un antibiograma”. La microbiología, si ha de impactar hoy en pacientes, tiene que ser una microbiología ultrarrápida. Nosotros hemos definido como técnicas rápidas aquellas que se pueden devolver al médico que las pide durante su horario laboral en el que las ha pedido. Todo lo demás no es rápido. Y por tanto, a veces se pueden hacer técnicas rápidas de salón: yo mando a un hospital a una microbiología de referencia a 50 kilómetros una muestra, que se puede hacer en 10 minutos, cuyo resultado me llega a las 48 horas. Mire, lo hemos hecho inútil, como dice don Juan Tenorio o don Luis Mejía, para vos y para mí.
¿Cómo mejorar las residencias de ancianos? Yo creo que lo hemos comentado.
¿Las manifestaciones clínicas son distintas?: lo son, hemos visto poblaciones diferentes y, por ejemplo, les he contado qué pasa con nuestros primeros 100 casos del Marañón, 23 %. Déjenme contarles una población del Marañón que no es de ancianos, el personal sanitario, por definición en edad laboral: 1088 enfermos, 2 fallecidos. De manera que la misma enfermedad tiene caras completamente distintas.
Las dos técnicas diagnósticas: bueno, hemos sufrido en cierta medida el timo de las primeras serologías. Llegó una serología de China cuya sensibilidad era el 13 % de la gente con un test del dedo. Todavía creo que en algunos sitios es la que se está utilizando para evaluar a pacientes ancianos. Hay dos pruebas básicamente: la presencia de fragmentos del virus en la nariz (las heces serían mejor muestra que la nariz, pero mucho más cómodo tomarlo de arriba, pero en las heces puede durar más la PCR), y tenemos la reacción de anticuerpos que se mide en sangre. Nosotros, en ancianos, y en este momento creemos que la evaluación adecuada es las dos técnicas a la vez, saber si alguien que es PCR positivo pudiera estar eliminando virus, pero saber si tiene anticuerpos. Probablemente hoy la PCR positiva en alguien que lleva más de diez días de enfermedad y tiene anticuerpos no debiera ya ser un elemento para no permitir a la gente volver a su trabajo. Esos pacientes no transmiten, y por tanto son portadores en las células nasales de fragmentos de un virus que ya no crece en cultivo. El CDC americano ya no le impide a la gente trabajar por ser PCR positivo. En residencias de ancianos americanas se ha hecho un estudio magnífico con crecimiento viral, lo cual es peligroso, hay que tener laboratorios especiales: un individuo transmite entre el día -6 de sus síntomas y el día +6 o +9, nadie después, nadie que esté infectado de coronavirus y se reúna con gente a su alrededor, si ya lleva más de 6 días le va a pegar nada a nadie. Todo ocurre en los días previos. De manera que el estándar ese de la PCR, en el que en principio hemos aceptado esa norma, seguimos funcionando así, me parece que es obsoleto.
Me pregunta el Grupo Socialista finalmente –yo creo que estamos terminando– cosas como el cambio climático y salud: me cuesta trabajo dar algún consejo de cierta solidez en mi campo, y solo en partes de mi campo me siento muy seguro. Sobre el cambio climático no tengo ni idea, no sé todavía si creérmelo, creo que sí, pero no sé si me lo creo.
Sobre la salud mental, ya comprenderá que a mi edad puedo dar pocos consejos. De manera que hay expertos, hay expertos magníficos, y estoy seguro de que esta comisión y otras se podrán asesorar mucho mejor.
Cómo hacer lo de telemedicina, me preguntaba usted: yo creo que el movimiento se demuestra andando. De esta crisis tenemos que salir reorganizando ya muchas de nuestras consultas con telemedicina, no solo de las que se producen a distancia, de las que se producen en el hospital. Hace ya dos años, cuando me jubilé, teníamos un proyecto en microbiología que ya está funcionando que se llama el teléfono rojo de microbiología, la línea telefónica con la cual un médico puede llamar a micro o un microbiólogo llama a un médico para contarle algo en el acto. Creo que es el mejor sistema de telemedicina en este momento.
Quería terminar mi intervención dándoles las gracias a todos, primero por su invitación, que repito que es un honor, segundo por sus pertinentes preguntas, y tercero por su paciencia escuchándome.
Muchas gracias.