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Jesus-María

Jesús María Fernández Díaz

Exviceconsejero de Sanidad del Gobierno Vasco

12 de junio de 2020

Intervención

Muchísimas gracias. Señora presidenta, señoras y señores diputados, me toca hablar a las tres de la tarde, después de un montón de comparecencias, muy interesantes, y voy a tratar de mantener su atención durante unos minutos más hablando de un tema que me apasiona que es la mejora del Sistema Nacional de Salud, de la sanidad española, en el que vengo trabajando durante muchos años, algunos pensaran que demasiados.

Me pidieron que me presentara un poco, y esta es mi tarjeta profesional. Soy médico, especialista en Medicina de Familia y en Salud Pública. Trabajé como asesor del fallecido consejero Azkuna, después alcalde de Bilbao, e hicimos allí una reforma de la sanidad vasca que se llama Osasuna Zainduz, donde ya poníamos en marcha una serie de medidas sobre las cuales, pues 25 años después, vamos a seguir incidiendo hoy, como modernizar la gestión de la sanidad pública con nuevas fórmulas administrativas y de gestión que permitan obtener los resultados que todos deseamos con los recursos que dedicamos a la sanidad. Trabajé también en el Banco Mundial, en Estados Unidos, en proyectos de inversión y de políticas sanitarias en diversos países. He sido director de una multinacional tecnológica, Oracle, llevando el área de salud y ciencias de la vida, y estuve durante cuatro años, hasta el año pasado, aquí, en el Congreso de los Diputados como diputado por Navarra. Así que les deseo todo el éxito en esta Comisión porque el trabajo es importante, hay muchas cosas por hacer, lo que hemos vivido estos últimos tres meses ha sido una catástrofe, pero las cosas tienen solución y las cosas se solucionan en primer lugar con voluntad política para llevarlas adelante.
He estructurado mi presentación en estos cinco grandes bloques: cómo reforzamos la salud pública, qué financiación sanitaria y cartera de servicios necesitamos, qué medidas debemos tomar para tener unos profesionales sanitarios mejor motivados y más útiles para atender los problemas de salud que existen en España, cómo organizamos y gestionamos los servicios sanitarios, esa reforma pendiente del sector sanitario público de la que llevamos tantos años hablando y los pasos todavía son lentos, y, por último, algunas reflexiones sobre la gobernanza y la cohesión en el conjunto del Sistema Nacional de Salud.
En primer lugar me gustaría señalar que la presentación que voy a hacer, las reflexiones que yo les voy a trasladar tienen que ver fundamentalmente no tanto con el COVID, el COVID para mí ha sido una alarma, una alerta para darnos cuenta de que el sistema sanitario español es un buen sistema pero requiere medidas para mejorarlo, sino para abordar los problemas de salud que teníamos antes del 13 de marzo y que vamos a tener ya en los próximos años. Y les pongo como ejemplo, un poco para contrastar y poner las cosas en balance, y ya he dicho que considero que lo que ha ocurrido con el COVID es una catástrofe, sobre todo por el número de fallecidos que ha habido, pero entendamos que si del COVID, a datos oficiales de ayer, había 27 000 fallecidos, la gripe del año 2017-2018 produjo 15 000 en España, y durante estos últimos meses ha habido 11 000 personas hospitalizadas en Cuidados Intensivos y en la campaña de gripe del año 2017-2018 hubo 3000, por tanto, podemos decir que el COVID ha sido una gripe especialmente virulenta, pero el problema que ha habido, fundamentalmente, ha sido su concentración en muy poco espacio de tiempo, lo que ha hecho colapsar a muchos hospitales. Sin embargo, mientras tanto, las personas siguen muriendo por otros motivos. Esta diapositiva que yo les muestro aquí les permite ver que durante los mismos meses en los que en el mundo han fallecido 237 000 personas por COVID, pues por cáncer han fallecido diez veces más, han fallecido 2 740 000, y así podríamos hablar de otras enfermedades que no afectan a una sociedad desarrollada como la española, pero en el mundo han muerto en estos mismos meses más personas por suicidios, por malaria o por accidentes de tráfico, y todo eso son problemas de salud que van a estar vigentes después de que concluya, y ojalá que sea pronto y para siempre, la transmisión del coronavirus.
Ustedes saben, seguramente no soy el primero que les trae esta gráfica de la izquierda que dice que hemos pasado una primera oleada, que son las personas afectadas por el coronavirus, pero ahora vienen las personas que, teniendo otras patologías, no han sido atendidas durante estos tres meses y por tanto van a estar en las puertas de nuestros hospitales por cáncer, por ictus, por enfermedades respiratorias, etcétera, y vamos a tener una tercera ola de consecuencias, secuelas del coronavirus en personas que tenían patologías crónicas. Por tanto, tenemos que estar preparados para estas nuevas olas que vienen después, y ojalá que no haya ninguna que tenga que ver exclusivamente con el coronavirus.
Esta es la tabla recientemente publicada, creo que fue hace una semana, del Ministerio de Sanidad con la situación de listas de espera en España a 31 de diciembre de 2019, poco antes de empezar el COVID. Llegamos a la cifra de 704 000 personas en lista de espera quirúrgica en España, de los cuales, un 20 % esperan más de seis meses. Si a esto sumamos (venía un artículo ayer en un periódico de tirada nacional) las personas que no se han intervenido quirúrgicamente durante estos tres meses, posiblemente hoy estemos en una lista de espera quirúrgica superior al millón de personas. Claro, hay que hacer frente a esto, por tanto, tenemos que poner en marcha no solamente recursos adicionales que inyectemos en el sistema sanitario, sino que tenemos que ir a las causas estructurales de estos problemas de desajuste que han existido siempre en la sanidad española.
Existen unos desafíos externos, ya muy conocidos: el reto demográfico, las desigualdades en salud, la soledad no deseada, los impactos del cambio climático sobre la salud, los problemas de resistencias a antibióticos; les recuerdo que el problema de la resistencia a antibióticos está calculado que tiene como consecuencia la muerte de 23 000 personas al año en España, que viene a ser prácticamente lo mismo que la tasa de fallecidos por coronavirus. Y tenemos unos desafíos pendientes, hablaremos ahora precisamente de estos desafíos, como son la solvencia, sostenibilidad y suficiencia del gasto sanitario o la inversión en salud, los problemas de acceso a la innovación, retrasos y desigualdades, el déficit y la falta de motivación en muchos casos de nuestros profesionales, o la falta de integración y efectividad de muchos de los cuidados que prestamos en nuestros hospitales y centros de salud.
¿Qué es lo que podemos hacer? Pues voy a ir muy rápido porque luego, ya en el coloquio, podremos profundizar en aquellos aspectos que a ustedes les parezcan más importantes.
Respecto a la salud pública, yo creo que se ha demostrado, tristemente, que la salud pública española no estaba a la altura de un país como el nuestro. No hemos sido capaces de afrontar el coronavirus con la contundencia que deberíamos y esto ha sido porque nos hemos encontrado con una salud pública debilitada, de la cual muchas sociedades científicas profesionales, incluso grupos políticos, hemos estado llamando la atención durante mucho tiempo. Falta el desarrollo de la Ley General de Salud Pública, aprobada por amplísima mayoría en 2011. Falta esa Estrategia Nacional de Salud Pública, seguramente relacionada con esa Estrategia de Seguridad Nacional, que señalaba entre una de las amenazas la posible pandemia. Falta el Consejo Asesor de Salud Pública, el Centro Estatal de Salud Pública, que desde mi punto de vista debería ser una agencia nacional de salud pública. Falta el desarrollo de legislación autonómica. Fíjense, solamente seis de las diecisiete comunidades autónomas tienen una ley de salud pública aprobada, las otras once no tienen una ley de salud pública como tal. Tengo la relación aquí si alguno tiene interés en saberlo. Y son relativamente recientes, la legislación más temprana fue la de Cataluña en 2009, todas las demás son posteriores, pero hay once comunidades autónomas que no tienen su ley de salud pública. Es necesario recuperar el Instituto de Salud Carlos III para el Ministerio de Sanidad. No tiene ninguna lógica que centros como la Escuela Nacional de Sanidad, el Centro Nacional de Epidemiología o el Laboratorio Nacional de Microbiología estén en un ministerio que no sea el Ministerio de Sanidad, esto es algo que también se ha venido diciendo y que no se ha hecho hasta ahora. Y falta poner en marcha y modernizar y renovar los sistemas de información sanitaria de salud pública, otro de los elementos que viene en la Ley de Salud Pública no desarrollado, o una vigilancia epidemiológica más moderna. Existe un proyecto de real decreto de la Red de Vigilancia Epidemiológica que pasó el trámite de audiencia pública en 2018 y todavía está sin aprobar y sin entrar en vigor.
Respecto de la financiación y la cartera de servicios, también habrán pasado por delante de mí personas que les hayan hecho saber la diferencia que existe en lo que es la inversión en salud en España respecto de otros países y, más específicamente, la inversión pública, el gasto sanitario público. En términos comparables, como hacen los organismos internacionales, en poder de compra en dólares, España gasta 3300 millones de dólares, mientras que prácticamente todos nuestros socios europeos están por encima de 4000, y algunos llegan a los cinco mil y pico, como Francia y Alemania. Por tanto, hay una brecha enorme de financiación sanitaria y además, curiosamente, España es uno de los países donde, de todo el gasto sanitario, un porcentaje significativamente mayor es gasto sanitario privado y no gasto sanitario público.
Por lo tanto, tenemos que dar un avance en la financiación sanitaria, pero no tiene que ser simplemente regar con más dinero un sistema que no funciona todo lo bien que debería. Hay que introducir reformas. Una de las reformas en la cartera de servicios es, por ejemplo, por eso esta siguiente gráfica, la introducción de la salud bucodental en la cartera común de servicios sanitarios. Todos los estudios que hay, y les puedo profundizar con números en el coloquio si les interesa, demuestran que es una de las grandes desigualdades en salud que existen en España. Un 20 % de las personas en clase social VI tienen caries y refieren problemas económicos para poder acceder a un dentista o a un tratamiento preventivo. Pero creo que hay que revisar la Ley de Cohesión, alterada por el Real Decreto 16/2012, refundiendo las carteras de servicios y yendo, seguramente, a una cartera común, igual en todo el territorio español, y una cartera complementaria, donde las comunidades autónomas que lo deseen porque quieren hacer un esfuerzo adicional puedan complementarlo, pero eliminando esas carteras suplementarias y accesorias, que, sinceramente, no se entienden si no es, y no es la primera vez que lo digo, probablemente en esta misma sala, si no es una antesala para introducir copagos sanitarios.
Creo que hay que reformar también los copagos farmacéuticos yendo hacia un sistema de copago estrictamente basado en renta y no en ninguna otra condición, topados para asegurar que los pacientes con muchas patologías, con alto consumo de medicamentos, no tengan que hacer un desembolso que no puedan hacer y seguramente sean evitables si el medicamento es altamente coste-efectivo. Y es necesario controlar las condiciones de calidad y acceso de esa cartera de servicios. Igual que el Ministerio consolida los datos de lista de espera para saber cuánto tiempo se tarda en cada comunidad autónoma en acceder a un especialista de esta o aquella especialidad, tenemos que evolucionar a ese sistema y saber en qué condiciones las personas acceden, en cuanto a tiempos, en cuanto a calidad, en cuanto a resultados, a las distintas prestaciones sanitarias que se incluyen en la cartera de servicios. Y, por cierto, también seguimos pendientes de terminar un mandato de la Ley de Cohesión que es la transferencia de la sanidad penitenciaria y su integración plena en el Sistema Nacional de Salud, hoy solamente realidad en Cataluña y el País Vasco.
En cuanto a los profesionales, se puede hablar mucho de los profesionales o se puede ser muy sintético. Yo les diría que en noviembre de 2018 nos pusimos de acuerdo en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados en encargar un libro blanco a tres expertos que nos arrojara luz sobre toda una serie de temas que tienen que ver con: cuál es la organización y la gestión del trabajo asistencial, cuál es el grado de autonomía que deben tener los profesionales en su trabajo diario, cómo van a afectar a las nuevas generaciones de profesionales aspectos tan importantes como la robotización o la digitalización, cuál es el número de profesionales de las distintas profesiones, de las distintas categorías, de las distintas especialidades que se necesitan pensando no en el hoy de la medicina sino en el mañana de la atención sanitaria, hablar de la validación de competencias (España es un país donde no se validan las competencias de manera periódica en los profesionales, salvo algunas iniciativas que vienen de las corporaciones), cuál es la relación jurídico-laboral, cómo mejorar los sistemas de selección de los profesionales, cómo se evalúa su desempeño, cómo se mejora su motivación, cómo se concilia el trabajo en el sector público y en el sector privado de nuestros profesionales, otro tema tremendamente importante, o cómo se compatibiliza la carrera docente y asistencial con la carrera de investigación en nuestros servicios sanitarios. Bueno, pues todo eso está en una resolución, en una proposición no de ley aprobada por la inmensa mayoría de los grupos parlamentarios. Acordamos entre todos los grupos políticos las tres personas independientes a las cuales se les debería encargar este trabajo, se dio un plazo de diez meses, y esto fue en febrero de 2019, han pasado dieciséis meses. Yo les diría, retomen ese trabajo y encárguenlo de nuevo.
En cuanto a la gestión y reforma del sector público sanitario, yo leí hace poco un artículo suscrito por seis o siete autores de primerísimo nivel que incluía a Víctor Lapuente, a Eloísa del Pino, a Paco Longo, a Guillem López Casasnovas y a otros académicos, fundamentalmente, que hablaban por un sector público capaz de liderar la recuperación. El artículo establece una serie de recomendaciones, es un artículo además que se lee rápidamente, en torno a cuatro ejes: innovar y evaluar de modo transparente, internalizar en el sector público la inteligencia y externalizar los trámites, diversificar y flexibilizar el empleo, y liderar y gestionar lo profesional. Ahí tienen las condiciones para llevar adelante una reforma del sector público. Por cierto, sé que el Gobierno encargó, y se le encargó a Jordi Sevilla, una propuesta de reforma del sector público español, ya saben que la sanidad es uno de los sectores con mayor número de empleados públicos que existe, y eso está pendiente de realizar. Yo creo que necesitamos cambiar el modelo de gestión pública, no nos sirve para el sector sanitario la administración tradicional. No es lo mismo ser policía o ser juez que prestar servicios sanitarios en un centro de salud o en un hospital, los sistemas de concurso o de remuneración no pueden ser los mismos. Hay que tener en cuenta que necesitamos, cada vez más, profesionales de alta competencia, con un alto nivel competitivo, y nuestro sistema retributivo público se queda escaso para poder reclutar a los mejores profesionales, por eso muchos se nos van. Y necesitamos también mejorar la calidad de la dirección pública, entre otras razones, porque se paga mal a los directivos públicos. Si ustedes alguna vez han gestionado o han tenido responsabilidades en las administraciones públicas, sabrán que encontrar un director médico de un hospital es muy difícil, es muy difícil porque la mayoría de los directores médicos de los hospitales que han estado organizando la respuesta al COVID ganan menos como directores médicos que como profesionales asistenciales. En esas condiciones es muy difícil gestionar adecuadamente un hospital o un área sanitaria.
Y, por último, los temas que tienen que ver con la gobernanza y la cohesión del Sistema Nacional de Salud. Necesitamos, por tanto, financiación suficiente, necesitamos unos profesionales motivados, bien retribuidos y bien elegidos, necesitamos también hacer que estos hospitales, estos sistemas de servicios autonómicos de salud trabajen de una manera solidaria, y para eso es imprescindible en el conjunto del Sistema Nacional de Salud tener un ministerio de sanidad fuerte y competente. Desde mi punto de vista, no se entiende que la Secretaría General de Sanidad no sea una secretaría de Estado. El Gobierno actual tiene 28 secretarías de Estado, ninguna de ellas sanitaria, este es un déficit histórico que ha tenido el Ministerio de Sanidad español. Dirán que, bueno, es lo mismo. No, no es lo mismo, ni se está en los mismos niveles de decisión, ni se tiene la misma capacidad de iniciativa política que desde una secretaría de Estado. Y hay que organizar un sistema de agencias públicas adscritas al Ministerio de Sanidad, con diferentes funciones, desde luego, una agencia de salud pública y control de enfermedades, como lo tiene Francia o como lo tiene Inglaterra u otros muchos países. Necesitamos recuperar el Instituto de Salud Carlos III para llevar adelante esas funciones asignadas al instituto, fundamentalmente relacionadas con la investigación y el desarrollo. Necesitamos una agencia de calidad y de evaluación de tecnologías, y la tuvimos, está en la Ley de Cohesión, Agencia Española de Calidad Asistencial; con la crisis de 2008 se eliminó. Cuántas veces se ha hablado en España de que necesitamos un HISPANICE o un ESNICE, una agencia de evaluación de tecnologías como la que tiene Inglaterra, que nos permita evaluar mejor cómo metemos, cómo introducimos, cómo evaluamos las prestaciones en la cartera de financiación pública. Necesitamos una agencia de salud alimentaria y nutrición; creo que la AESAN, transferida desde el Ministerio de Sanidad al Ministerio de Consumo, debería permanecer en el Ministerio de Sanidad. Necesitamos una agencia de digitalización y transformación de la sanidad pública con fondos y con proyectos y con capacidad para llevar adelante una agenda de transformación digital como la que necesitamos. Desde luego, necesitamos reforzar el INGESA no solamente para administrar Ceuta y Melilla, sino también para llevar adelante servicios compartidos, como las compras centralizadas y otros servicios compartidos más que se podrían realizar para el conjunto del Sistema Nacional de Salud, ganando en eficiencia. Y necesitamos reforzar la Agencia Española del Medicamento para que no haya los retrasos que hay en la evaluación de medicamentos. Y, por último, un sistema de gobernanza del Consejo Interterritorial que entienda que el sistema sanitario español es un sistema federal y que por tanto la capacidad de iniciativa debe ser no solamente del Ministerio sino del conjunto de las comunidades autónomas y que tenga también participación de todos los actores que tienen algo que ver con la sanidad, y estoy hablando de considerar la participación de los pacientes, de las corporaciones profesionales y de otros agentes en las decisiones y en los debates del Consejo Interterritorial.
Simplemente, para ponerles una comparativa, y con esto termino mi primera presentación, esta es la página web del Ministerio de Salud y Servicios Sociales del Gobierno inglés de Reino Unido, donde pueden encontrar que adscritas al Ministerio de Sanidad hay 29 agencias e instituciones públicas, desde una comisión de calidad de los cuidados hasta una comisión de educación sanitaria, una autoridad de investigación, por supuesto, la ONT inglesa, una agencia de digitalización, el NICE, para hacer la evaluación de las tecnologías, etcétera. Por lo tanto, necesitamos dotarnos del tejido técnico y de competencias necesario para llevar a la sanidad española a los mejores estándares, que es lo que queremos y lo que nos merecemos.
Y por mi parte terminaría ahí, señora presidenta, y seguro que en el coloquio y respondiendo a las preguntas puedo incidir en algunas otras cosas que quizá, por la premura de tiempo, he dejado sin desarrollar.

Preguntas de los grupos parlamentarios

Vallugera-Balañà,-Pilar--(GR)

Pilar Vallugera Balañà

GP Republicano
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Medel-Pérez,-Rosa-María

Rosa María Medel Pérez

GP Confederal UP
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Gestoso-de-Miguel,-Luis

Luis Gestoso de Miguel

GP Vox
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Velasco-Morillo,-Elvira

Elvira Velasco Morillo

GP Popular
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Ana-Prieto

Ana Prieto Nieto

GP Socialista

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Pilar Vallugera Balañà (GP Republicano)

Estaba relativamente relajada pensando que iba Ciudadanos. Buenas tardes. Muchas gracias por su comparecencia. La verdad es que es la última comparecencia del día. Llevamos desde las nueve escuchando a expertos y nuestra principal función aquí es escucharlos, aprender, que nos den pistas, a ver si podemos llegar a un acuerdo de cómo mejorar ahora mismo la sanidad en este Estado.
Un par de cosas, solo le haré creo que tres preguntas. Una previa, la diapositiva que nos ha pasado sobre salud dental, ¿es posible que no estuviera incorporada en la presentación? (…) Perfecto. Era pedírselo.
La segunda, creo que en la diapositiva donde habla de gobernanza y cohesión, el primer punto y el último punto son un poco antitéticos. Es decir, una de las cosas que ha pasado durante esta pandemia es que, a pesar de tener, yo creo, el Gobierno interiorizado correctamente que había diecisiete sistemas de salud, que conformaban, si quiere, un sistema de salud en un territorio determinado que es el Estado español, no se ha funcionado con criterios de federalización o federalizantes, sino que se ha apostado por el mando único. Entonces, bueno, yo soy de Esquerra Republicana, y cada vez que leo “refuerzos de recursos y competencias del Ministerio de Sanidad”, me suena a la cancioncita de “vamos a recentralizar”, además de una cosa que para todos creo que es peor, y es que si homogeneizamos, por ejemplo, estándares en cuanto a estadísticas, en cuanto a indicadores, en lugar de hacerlo intentándonos integrar en los que estén estandarizados para Europa, no lo hagamos con los propios, y como toda crisis es oportunidades, creo que el refuerzo de los recursos y competencias del Ministerio de Sanidad en este caso no tocaría.
Dos observaciones más, bueno, de hecho, tres. La primera, que se lo he preguntado a todos los ponentes, respecto del big data, de la trazabilidad de datos y del discurso o del debate ético que abre respecto a los derechos individuales, los temas de pasaporte y demás, me gustaría saber su opinión y si realmente puede hacerse una regulación ya directamente o debemos abrir este capítulo.
Segundo, ha introducido usted temas de copago y temas de cartera, por tanto, le voy a hacer una pregunta vinculada con la función terapéutica del cannabis, y la pregunta es la siguiente. Hemos estado mirando comparaciones y vemos que en algunos estados cercanos y del entorno estaba considerado como servicio esencial y aquí no lo tenemos ni regulado, por tanto, lo han pasado muy mal los pacientes que están haciendo un uso terapéutico de esta sustancia. Le quería preguntar: ¿Cree usted que es una oportunidad para entrar a una regulación que permita su uso terapéutico?
La tercera, respecto a salud mental no se ha comentado demasiado o nada en esta presentación. Quisiera saber si usted cree, junto con el tema de las listas de espera que vamos a tener que resolver porque es uno de los efectos secundarios serios de la crisis, si ha de ser uno de los aspectos significativamente reforzados en esta salida de la crisis.
Y la última. Bueno, la verdad es que no lo recuerdo, por tanto, muchísimas gracias, y si me puede contestar a estas tres cuestiones.

Rosa María Medel Pérez (GP Confederal UP)

Buenas tardes y bienvenido. Después de tantos comparecientes, cada uno con sus ideas, muchas de ellas comunes, lo que está claro es que una de las cuestiones clave es la financiación del sistema y otra es que hay una pandemia que es cierto que ha puesto en tensión al sistema, pero que había problemas estructurales previos a la pandemia.
La cuestión que dice de la necesidad del fortalecimiento del Ministerio de Sanidad y en cuanto a competencias, es una cuestión, me imagino, que no solamente es por la pandemia, que también es previa a todo esto. Yo estoy de acuerdo con lo que ha dicho y no creo que sea contradictorio con las comunidades autónomas. Yo creo que eso se puede vertebrar, a fin de cuentas, un sistema federal tiene sus estados pero tiene unas leyes federales que cohesionan el sistema.
Perdone, pero me he acordado cuando ha dicho lo del problema de la salud dental. En la campaña de hace años de Schröder, presentaron en la campaña electoral de la socialdemocracia alemana un cartel con un niño sin dientes, y ponía debajo: “No permitas que se sepa la clase social del niño por esta fotografía”. Esto llamó la atención porque Vicenç Navarro lo contó en una rueda de prensa cuando estaba asesorando al Partido Socialista, que un periodista le dijo que esa idea de la clase social era muy anticuada, y Vicenç Navarro le contestó: “No, es antigua, no anticuada, como la ley de la gravedad, que es antigua pero no está anticuada, y lo puede usted comprobar si se tira por la ventana”. Quiero decir que estamos infravalorando una cuestión vital como si la salud dental no fuera del cuerpo. Me parece muy importante esa puntualización.
Y quería hablarle del problema de las listas de espera. Sabemos que han aumentado las listas de espera por la pandemia, pero también había una causa estructural previa porque ya teníamos las listas de espera. ¿Qué ideas tiene usted, si tiene alguna idea, para disminuir las listas de espera? Me refiero aparte de poner a todo el sistema en funcionamiento. Quiero decir, ¿por qué derivar, por ejemplo, pacientes a los planes de choque cuando están, por ejemplo, los quirófanos cerrados por la tarde? Imagínese pacientes, yo soy oftalmóloga, pues de cataratas, ¿por qué, por qué no ponerlo en su pleno funcionamiento? Básicamente era eso.

Luis Gestoso de Miguel (GP Vox)

Buenas tardes, doctor. Quería decir, pero no quiero que se lo tome como nada personal, sino porque es una cosa que se estaba diciendo habitualmente desde mi grupo parlamentario. Porque, bueno, nosotros hicimos una serie de propuestas para traer una serie de expertos que todos los grupos de izquierda, en masa, denegaron, y, bueno, aunque no quiero poner en duda su valía profesional, pero sí por lo menos poner de manifiesto que usted viene aquí nombrado por el Partido Socialista y que además fue diputado del Partido Socialista.
Le quería preguntar en primer lugar si usted ha participado o ha realizado a lo largo de toda la crisis del virus chino, de enero hasta ahora, algún tipo de informe o ha elaborado algún tipo de protocolo o algo así para el Gobierno o para alguna de las instancias del Gobierno o del Ministerio.
También quería preguntar a propósito de lo que ha dicho y de lo que he visto en la presentación, cuántos de los muertos por gripe cree usted que tenían un diagnóstico molecular, o si simplemente cree usted que los contabilizaron por un cuadro compatible. Afirma con firmeza que los muertos que se atribuyen a la gripe no precisan diagnóstico molecular, como me ha parecido oírle, y entonces preguntarle si está de acuerdo con el Ministerio en utilizar el mismo criterio para el COVID-19. Y lo mismo, o sea, también si usted sabría decirme qué código utiliza España para el COVID-19.
También me gustaría preguntarle qué ha aprendido usted respecto a la toma de decisiones de los organismos internacionales y si cree usted que la definición actual de pandemia es la adecuada o cree que deberíamos volver a la definición de pandemia previa a 2013. Antes de 2013 se declaraba automáticamente la pandemia si había contagio sistemático entre humanos de una comunidad en dos países de una misma región y en una nación de otra región, y a partir de 2013 ya no hay criterios que cumplir, sino que basándose en las evaluaciones nacionales de expertos de emergencias, que a su vez valoran la información disponible, calculan los riesgos y estiman la necesidad de declarar o no una pandemia mundial. Es decir, de facto la pandemia se declara cuando les interesa a los gobiernos y creemos que desde un punto de vista técnico no debía ser así, por tanto, en este caso, le pregunto qué opina usted de esto.
En segundo lugar, si se fía usted de la Organización Mundial de la Salud, porque acabamos de oír al doctor Padrós decir que China primero negó y luego minimizó la epidemia y que la Organización Mundial de la Salud tiene que hacer autocrítica. En esto nosotros pensamos que se debería haber actuado antes y de forma independiente.
También queríamos preguntarle en qué casos tendríamos que obedecer a la Organización Mundial de la Salud si emitiese recomendaciones que a nuestros microbiólogos y epidemiólogos les pareciesen descabelladas, o sea, hasta qué punto habría que tener obediencia ciega si vemos que puede perjudicar a la salud de los españoles. Porque aquí al principio hemos visto que la Organización Mundial de la Salud ha hecho una serie de recomendaciones incluso contradictorias entre sí, quitando la de “test, test, test”, que esa estaba muy bien y compartimos, pero ha habido algunas que eran un poco así.
Esto eran básicamente un poco las inquietudes que nosotros teníamos. Y decir que independientemente de usted, a nosotros nos parece que esta Comisión, bueno, lo que se ha creado no es una comisión de reconstrucción de España, sino creemos que es una comisión de reconstrucción de la verdad o de una verdad oficial que pueda servir al Gobierno para disipar el negro horizonte penal que creemos que le espera tanto al Gobierno general como, especialmente, también al señor vicepresidente, al señor Iglesias. Muchas gracias por su presentación.

Elvira Velasco Morillo (GP Popular)

En primer lugar, darle la bienvenida a don Jesús María Fernández a esta Subcomisión y a esta, en definitiva, que siempre será su casa.
Por un lado, agradecerle la presentación y, en primer lugar, compartir con usted cuando hablaba de la Ley de Salud Pública y que no estaba desarrollada, pero es que tampoco los artículos, que tenemos muy definidos, que asumen la responsabilidad sobre todo en el tema de las alertas pues tampoco los hemos tenido muy en cuenta. Por tanto, al final, yo creo que este es un motivo que nos tiene que llevar a la reflexión y a preocuparnos para, de alguna forma, cumplir el marco normativo en situaciones, estamos hablando ahora de la pandemia, pero en otras situaciones también los tenemos contemplados, aunque luego no los llevamos a cabo o están pendientes de una regulación posterior.
Con respecto a la crisis o a la pandemia del COVID, yo creo que en un principio minimizamos la situación, optamos por comparar con un efecto semejante a la gripe y posteriormente hemos visto que esto era mucho más grave de lo que es la gripe en sí. Yo esto lo voy a relacionar con respecto a los registros. Usted nos ha presentado un balance, el balance del COVID, con los datos que conocemos, y compara con los datos de la gripe, la posible vacuna, la vacuna que tenemos en la gripe comparando con la posible vacuna o el tratamiento con respecto a la COVID, tan esperado y anhelado por todos, pero yo aquí le hago una pregunta sobre el tema del tratamiento de los datos y le pregunto sobre los registros. ¿Cómo considera que han funcionado? ¿Qué propuestas propone para que en la era de la tecnología no estemos sometidos a permanentes cambios o, incluso, no tener claro si estamos hablando de casos contagiados, confirmados por PCR o por test de anticuerpos, o no sabemos cuántas personas fallecidas como consecuencia del COVID tenemos a día de hoy? Usted aquí nos pone los 27 136 que aparecen en la página del Ministerio, pero llevamos cinco días sin actualizar datos. Entonces, esto genera un caos también en el mundo de la investigación, de los investigadores, de los epidemiólogos, que dicen, bueno, si tenemos que aprovechar todo nuestro cúmulo de datos para poder hacer una investigación a posteriori y dar resultados que luego puedan beneficiar a nivel de salud, pues los datos, desde luego, requieren una mejoría bastante evidente. Entonces, por eso le pregunto qué opinión le merece.
¿Qué opinión o cómo considera que deben registrarse estos datos para que sean fiables y, sobre todo, coordinados con los organismos, tanto la OMS como el CDC? En este sentido podríamos hablar también de cómo tenemos la digitalización y la tecnificación de la sanidad, cómo hacerla plenamente posible o acelerarla tras el COVID en el Sistema Nacional de Salud. El ministro, en su primera comparecencia aquí, nos anunció un libro blanco, que puede ser una opción, pero luego no consiste solo en tener libros blancos, que tenemos muchos de muchas áreas. En esa línea también de la tecnología, yo le preguntaría qué colaboración debe existir con la industria tecnológica y el Sistema Nacional de Salud.
Otra de las cuestiones que a nuestro entender consideramos que ha fallado es la participación y la colaboración con las empresas españolas. ¿Cómo considera que debemos implicar más a todas las empresas españolas de cara a una mayor cooperación y coordinación con el Sistema Nacional de Salud?
Sobre el papel de la industria farmacéutica, hemos tenido al presidente de Farmaindustria antes de su comparecencia, y con respecto a cómo hacer posible una mejor relación, ¿qué tenemos que hacer con respecto a la modificación del Plan Profarma? Con respecto a los acuerdos, y usted es conocedor del acuerdo marco con Farmaindustria, con los genéricos o con los biosimilares, o sea, después de la pandemia del COVID, ¿considera que se deben incluir criterios que han afectado o que hemos visto durante la pandemia? ¿Cómo valora esos acuerdos de colaboración?
Con respecto al fortalecimiento del Sistema Nacional de Salud, usted ha destacado la importancia de la Ley General de Sanidad, y en esta pandemia no se ha planteado la necesidad de fortalecerla y modificarla. Yo no sé si vamos a aprender de lo que ha pasado. En su opinión, ¿qué necesita el Sistema Nacional de Salud para ser fortalecido y modernizado? ¿Son necesarias nuevas leyes, un nuevo marco de financiación, un consejo interterritorial más vinculante? ¿Qué opinión le merece?
Y luego (La señora presidenta: “Señora Velasco, tiene que ir terminando”), los españoles están esperando que logremos un acuerdo con respecto a los trabajos de esta Comisión. ¿Cuáles deberían ser a su entender los aspectos mínimos que deberíamos contemplar en ese acuerdo? Si no, sería un gran fracaso de cara a lo que esperan los españoles.
Y, por último, los profesionales sanitarios yo creo que ya se merecen medidas concretas. Libros blancos, acuerdos puntuales en distintas legislaturas, yo creo que ya hay mucho, pero aparte de la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias y el Estatuto Marco, yo creo que necesitan medidas claras en cuanto a formación, retribución, estabilización de la situación laboral. Yo creo que ya es momento de pasar de los libros blancos, que hay muchos, a medidas más concretas y específicas con respecto al ámbito de los profesionales, que han sido los grandes héroes de esta pandemia. Muchas gracias, y perdón por el exceso de tiempo a la presidenta.

Ana Prieto Nieto (GP Socialista)

Muchísimas gracias. Voy a intentar ser breve para que el ponente pueda contestarnos a todas las preguntas.
En primer lugar, muchísimas gracias por su presencia hoy aquí, en el Congreso de los Diputados, que además es su casa, y en esta Comisión de Reconstrucción Económica y Social de España, que estamos hoy en el Grupo de Trabajo de Sanidad y Salud Pública. Quería agradecerle su presentación, las ideas que nos ha plasmado. Quería decir también que llevamos varias jornadas escuchando a diferentes personas, diferentes comparecientes que en este grupo de trabajo hemos acordado por unanimidad, por aclamación, todos hemos dado el visto bueno a todos los comparecientes que ha propuesto cada uno de los grupos. Todas las opiniones y todos los análisis que se vierten aquí son interesantes, nos ayudan a tener una visión más amplia y más global de lo que es el mundo sanitario y de lo que necesita nuestra sanidad y la salud pública para mejorar y para que la podamos construir todavía muchísimo mejor. Por eso nuestro Grupo Parlamentario Socialista está aquí, con el ánimo de buscar acuerdos, de llegar entre todos a un consenso, porque todos los españoles y todas las españolas nos están mirando y aquí no venimos a hacer ni juicios políticos, ni buscar culpabilidades de nadie, sino que venimos a construir y venimos a hacer una sanidad mejor.
Dicho esto, le voy a hacer, bueno, tengo muchas preguntas, pero me voy a remitir solo a una, y no es pregunta, es un tema interesante que ha planteado usted en la cartera de servicios, el tema que se refiere a la reforma de los copagos farmacéuticos, copagos basados únicamente en renta, topados y evitables. Me gustaría pedirle que desarrollara un poquito más este tema en el tiempo que tiene para su réplica. Muchísimas gracias.

Respuestas

Muchísimas gracias por todas sus preguntas, que son todas muy útiles, y me encantaría poder estar, o sea, yo podría estar hasta las seis de la tarde dialogando con ustedes, señorías, pero entiendo que son ustedes los que llevan ya mucha mañana, por tanto, trataré de ser breve y responder a todas las preguntas, empezando por su señoría de ERC, que acaba de entrar.

Yo creo, y aquí apoyo la intervención que ha hecho la señora Medel, que no es antitético recentralizar, perdón, reforzar el Ministerio de Sanidad y tener un sistema nacional de salud que trabaje como una federación de servicios autonómicos, todo lo contrario, el Ministerio de Sanidad tiene que estar al servicio de ese Sistema Nacional de Salud. Hay una serie de competencias que están perfectamente establecidas en el marco legal español como son la ordenación de profesiones, la ordenación farmacéutica y otras cuestiones, o la sanidad exterior, donde necesitamos tener organismos centrales fuertes, que no van para nada en detrimento, yo le diría que todo lo contrario, de tener también organismos fuertes en las autonomías para llevar adelante todas las competencias, que son muchas e importantes, sanitarias.
Yo creo que en ese sentido el marco constitucional español en materia sanitaria es perfecto y dice cuáles son competencias centrales o centralizadas o del Ministerio y cuáles son competencias de las comunidades autónomas. Fue el primer sector público que se descentralizó a las comunidades autónomas, y le puedo decir que yo soy uno de los grandes defensores del sistema autonómico sanitario español, que me parece que ha sido uno de los grandes logros del nuevo marco constitucional español.
Respecto a la trazabilidad de los datos, también me preguntaba algo la señora Velasco, yo creo que estamos en una sociedad de los datos. El COVID ha demostrado que a veces el marco legal en el uso de datos sanitarios, que es en Europa extraordinariamente riguroso, mucho más riguroso que en otras regiones del mundo, tiene un valor incalculable, tiene un valor incalculable para el control de las epidemias y tiene un valor incalculable también, fuera de situaciones epidémicas, para la investigación, para encontrar nuevas moléculas, para mejorar y precisar el tratamiento que damos a las personas y no darles venenos a las personas que se van a beneficiar de ese medicamento, etcétera, y necesitamos repensar ese marco legal. A veces somos demasiado estrictos y creo que necesitamos una regulación. Yo escribí hace un mes, mes y medio, un artículo, que está publicado en redes, precisamente sobre lo que necesita Europa para desarrollar su espacio común europeo. Acaba de publicar, hace un mes y medio, la Comisión Europea el Libro Blanco de la Inteligencia Artificial en Europa y una Estrategia Digital para Europa. Necesitamos, y creo que de esto somos todos conscientes, empezando por los organismos europeos, repensar el marco legal y decidir, no solamente garantizar los derechos de seguridad y de privacidad de los datos, pero también asegurar que esos datos, que tienen un gran valor, están al servicio del desarrollo de las sociedades, están al servicio de mejorar la manera como tratamos las enfermedades, al servicio también del desarrollo económico, para que Europa pueda competir con los países asiáticos o con Estados Unidos en una carrera que estamos perdiendo, y esto los organismos europeos lo saben. China tiene una estrategia de big data sanitario enorme y nos llevará la delantera, y si no hacemos algo en Europa, como ya está ocurriendo, donde la pérdida de presencia en el desarrollo de nuevos medicamentos es enorme desde hace quince o veinte años, pues los ensayos clínicos se irán a China porque será más fácil hacer investigación clínica allí que hacerlo en España. Y creo también que tenemos que regular, y ustedes en Cataluña de esto saben algo con el proyecto del VISC+, que se puso en marcha y se paralizó, etcétera, hay que regular cuál es el propietario de esos datos, porque, claro, el propietario de los datos sanitarios es la persona, pero el que los custodia y el que los administra es la administración pública, es el hospital que tiene la historia clínica digital, pero el que luego los utiliza es el investigador para desarrollar una molécula que , al final, la comercializa una empresa farmacéutica. Claro, tenemos que conciliar esos derechos de propiedad sobre los datos, y eso no está claro. Por tanto, en esta Estrategia Digital Europea, España tiene que ponerse a la cabeza y liderar ese nuevo marco legal, además de poner en marcha también proyectos nacionales de digitalización en todos los sectores pero, desde luego, el sanitario uno de los primeros.
El tema del cannabis. Caray, no pensaba que me iban a preguntar sobre esto, pero, en fin. Lo debatimos en la legislatura decimosegunda, en la Comisión de Sanidad. Lamento, le digo al representante de Vox, que me haya llamado la atención por haber sido diputado, lo digo coloquialmente. Pero quiero decir que tuvimos ese debate, tanto en la Comisión de Sanidad como en la Comisión Mixta de Drogas, y se acordó crear una subcomisión para estudiar el cannabis en España y su posible regulación. Yo creo que aquí hay que conciliar varios aspectos. Es evidente, lo dicen todos los estudios científicos, que hay unas indicaciones terapéuticas claras de los derivados cannabinoides para determinadas situaciones de salud: espasticidad, caquexia, dolores, etcétera. Tampoco tenemos resuelto cuál es la disponibilidad de productos derivados del cannabis, el único medicamento que existe comercializado y autorizado tiene una serie de problemas, de vía de administración, de efectos secundarios, etcétera, con lo cual una gran mayoría de personas que usan cannabis por estos problemas de salud que tienen se van a otros circuitos no regulados. Pero es verdad también que el cannabis tiene otra serie de riesgos, tiene unos riesgos que hay que tener en cuenta, entre otros, pues la reducción en la percepción del riesgo que pueda haber cuando se hace una regularización del cannabis y se facilita o se puede facilitar el acceso al cannabis, hay otros riesgos asociados con accidentes, con alteraciones mentales, etcétera. Y hay que hacer, como en todo, un buen análisis coste-beneficio y beneficio-riesgo de estos productos. Es verdad que hay muchas personas en España que necesitan y usan habitualmente estos productos para resolver o aliviar sus problemas de salud. Yo creo que hay que evaluar bien estos beneficios y estos riesgos y, seguramente, ir a una regulación, como ya se ha hecho en otros países, que, desde mi juicio, debe ser una regulación lo más cercana posible a la regulación farmacéutica española, tanto en cuanto al control de su producción como a la autorización, como a los mecanismos o los circuitos de dispensación.
Salud mental. Es parte, efectivamente, de esa tercera oleada de efectos del COVID, pero, bueno, la situación en España es la que es, hay muchos aspectos de salud que hay que atender y que están mal atendidos. Hablábamos de la salud dental, y el otro, sin ninguna duda, es la salud mental, que aunque está incluida en la cartera de servicios, sin embargo, no tiene todos los recursos necesarios para atender la enorme variedad de problemas de salud mental que existen en España. Hay una estrategia de salud mental pendiente de actualizar, ojalá se actualice cuanto antes y la podamos llevar adelante.
Y aquí voy a pasar al tema de financiación. Me han hecho, yo creo que casi todos ustedes, desde luego, la señora Medel, la señora Velasco y la señora Prieto, preguntas sobre los temas de financiación. Yo creo, ya lo he dicho, que la sanidad española necesita más recursos públicos, esto es evidente. Podemos utilizar múltiples parámetros y veremos que estamos por debajo de lo que necesitaríamos. Ahora bien, no consiste solamente en introducir recursos en un sistema que tiene grandes oportunidades de mejora en el uso de estos recursos. Creo que es de todos conocido las dificultades y los conflictos que hay con el sistema de financiación sanitaria en España, sobre el nivel de solidaridad o de equidad entre comunidades autónomas que existe, y la señora Medel me dice que sí, que naturalmente, como buena valenciana que es. Por tanto, yo creo que antes necesitamos ponernos de acuerdo en un sistema de financiación autonómico y en cuál es la parte sanitaria de ese sistema de financiación autonómico, que, les recuerdo, es un 40 % de media en nuestras comunidades autónomas. Por eso, y es algo que no he desarrollado en mi presentación inicial, creo que es necesario renovar ese sistema de financiación autonómico, algo que está pendiente desde hace muchos años. Hay un informe de expertos que se encargó, aunque haya algunos aspectos que a mí particularmente no me gustan respecto a cómo trata la financiación sanitaria, pero, bueno, es un inicio para poder hacer un debate sobre cuál es el nivel de suficiencia, cuál es el nivel de solidaridad, cuál es el nivel de solvencia y cuál es el nivel de autonomía y de responsabilidad que queremos sobre el gasto sanitario en España. Yo creo que necesitamos hacer esa reflexión específicamente para la financiación sanitaria dentro de la revisión del sistema de financiación autonómico, por eso creo que sería muy bueno que se encargara, porque también me decían, deberes, qué cosas hay que hacer para poner esto en marcha, pero lo que yo creo es que hace falta encargar un estudio de financiación sanitaria que ponga sobre la mesa cuál es el gasto sanitario por persona protegida equivalente que necesita el Estado español y cuáles son los mecanismos de cálculo de la población cubierta, ajustada en cada una de las comunidades autónomas, y que nos pongamos de acuerdo también sobre la suficiencia dinámica del sistema de financiación. Porque a veces acordamos un sistema de financiación pero luego se van introduciendo más medicamentos o nuevas prestaciones en la cartera de servicios y esa financiación no sube, y entonces entramos en ese dicho que muchas veces se han echado unos partidos políticos a los otros, dependiendo de quién está en la oposición y quién está en el gobierno, diciendo “es que usted invita acordando introducir esta o aquella prestación en la cartera de servicios, pero luego somos nosotras, las comunidades autónomas, las que lo tenemos que pagar”.
Por lo tanto, un acuerdo de financiación sanitaria autonómico, más recursos, pero también nuevos instrumentos de financiación en ese sistema de financiación autonómico. Yo creo que además de llegar a un acuerdo sobre cuál es el gasto sanitario por persona que queremos tener en España y cómo lo vamos a repartir entre comunidades autónomas, tenemos que poner en marcha una serie de instrumentos financieros que vayan en beneficio de la cohesión y de la transformación y la mejora del Sistema Nacional de Salud. Desde mi punto de vista, esos fondos son el Fondo de Cohesión Sanitaria. Ustedes saben que existió en este país, existe legalmente, pero no existe presupuestariamente porque se eliminó. Hay que recuperarlo. Hay que recuperar el Fondo de Garantía Asistencial y desarrollarlo, que está todavía desarrollado parcialmente, para garantizar que las prestaciones de servicios que se hacen unas comunidades autónomas con otras se compensen. Hay que desarrollar fondos finalistas vinculados a objetivos compartidos del Sistema Nacional de Salud, por ejemplo, para financiar una estrategia de medicina genómica en España o para financiar una estrategia de digitalización. Desde mi punto de vista, hace falta un fondo de innovación tecnológica que permita a las comunidades autónomas resolver situaciones como las que han existido en el pasado reciente con la hepatitis C, que costaba 2000 millones de euros y las comunidades autónomas no tenían capacidad financiera para absorber ese coste en tan poco espacio de tiempo. Por tanto, yo, y lo he defendido también en esta casa, soy partidario de un fondo de innovación que permita abordar esos grandes gastos en medicamentos que pueden ser necesarios, porque aparece un medicamento disruptivo que tiene un alto coste pero una gran eficacia y hay que pagarlo, o para aquellos medicamentos que tienen tan alto coste (saben que estamos hablando de medicamentos que cuestan cerca del millón de euros por paciente) que para comunidades autónomas pequeñas es inasumible con sus propios presupuestos, por tanto, tener un fondo de solidaridad, si quieren ustedes, para pagar estos medicamentos de alto coste. O para financiar, por ejemplo, las terapias tuteladas, es decir, tenemos unas determinadas terapias que parece que son útiles, pero no están plenamente evaluadas. A lo mejor con el tema del COVID ocurre que empezamos a incorporar medicamentos antes de que hayan pasado una evaluación reglada de su efectividad y seguridad para determinadas indicaciones. Bueno, pues esto, que también se contemplaba entre las posibles financiaciones del Fondo de Cohesión, podría financiarse desde un fondo de innovación, terapias que son prometedoras pero que no están evaluadas completamente y por tanto todavía no forman parte de la cartera común de servicios.
¿Qué más me preguntaban? El representante del Partido Vox me preguntaba mucho sobre la gestión de la pandemia. Yo, sinceramente, creo que es un tema en el que no quiero ni debo entrar, ni entiendo que es el objetivo de la Comisión, pero sí comentaré algunas cosas respecto a la Organización Mundial de la Salud. Mire, a mí me da mucha confianza. Yo entré de viceconsejero del Gobierno vasco el día 9 de mayo de 2013, un día antes de que la Organización Mundial de la Salud declarara pandemia nivel 6 por la gripe A, y a mí me dio mucha seguridad saber que la OMS estaba estudiando la situación global y que daba protocolos y recomendaciones, sabiendo que ante epidemias por microbios que son nuevos, que no conocemos, el riesgo y la probabilidad de equivocarse es muy alto, porque no tenemos terapias, no tenemos vacunas, no sabemos ni siquiera diagnosticar. Muchos de los problemas, señora Velasco, problemas de PCRs y tal, han sido porque los tests de diagnóstico serológico no estaban preparados, por eso ha habido tantos problemas con las pruebas y con los números, porque la sensibilidad y la especificidad de esos tests no estaba suficientemente evaluada; después, es verdad que en poco tiempo han mejorado las cosas, y mucho. Pero yo creo que la Organización Mundial de la Salud es una organización imprescindible. El COVID, como otras pandemias anteriores, ha demostrado que las enfermedades no tienen fronteras, por lo tanto, no basta con tener buenos ministerios de sanidad, señora de ERC, sino que necesitamos también organizaciones internacionales fuertes. Por tanto, fortalecer la OMS, confiar en la OMS, evaluar cómo toma las decisiones la OMS y obedecer a la OMS, claro que sí.
La señora Velasco me hacía muchas preguntas, todas muy atinadas, pero difíciles de contestar en quince minutos. ¿Hay que acelerar la digitalización? Claro que hay que acelerarla, hay que hacer ese marco, y España necesita ese libro blanco de la digitalización que prometió el ministro y, además, tiene que formar parte de la Estrategia Europea de Digitalización, que ya está en marcha. Hay 12 000 millones de euros, si no recuerdo mal la cifra, en Europa para apoyar a los países a desarrollar sus planes de digitalización. Tenemos que estar a la cabeza en presentar proyectos de digitalización de la sanidad, del turismo, del medio ambiente, de la movilidad, etcétera, pero también de la sanidad.
¿Cómo es la colaboración con la industria tecnológica? Yo creo que una de las facilidades que da el tener una estructura del Ministerio de Sanidad basada en agencias es que las agencias permiten una mayor facilidad para establecer modelos de colaboración público-privada, que me parece imprescindible en la transformación de la sanidad y de otros sectores porque se pueden hacer proyectos cofinanciados por el sector público y el sector privado, porque se puede atraer y pagar adecuadamente o remunerar adecuadamente a científicos o a expertos que, de manera temporal, nos puedan ayudar a poner en marcha determinadas estrategias de transformación. Por eso creo que esa estructura que yo planteo, que es la que están utilizando en otros países, también socios europeos nuestros, es la más adecuada precisamente para facilitar, entre otros objetivos, esa colaboración.
Sobre modificaciones del Plan Profarma o el acuerdo con Farmaindustria, creo que son temas que requieren más espacio, si me lo permite, señora Velasco, para discutir. Pero es evidente, y yo he escuchado un rato al señor Sellés, creo que España necesita una industria farmacéutica fuerte, que Europa necesita una industria farmacéutica fuerte. Europa está perdiendo el tren de la competitividad farmacéutica, lo dicen todas las cifras. No hay más que leer los informes de la Asociación Farmacéutica Europea. Cada vez se desarrollan más medicamentos nuevos en Estados Unidos, en China o en países asiáticos, cuando Europa, hace veinte o veinticinco años, era líder mundial, y para eso precisamente también Europa ha puesto en marcha una Estrategia Farmacéutica Europea, que, por cierto, lo sacó a audiencia pública hace una semana. Yo creo que España, junto con los socios europeos, tiene que apostar por el sector farmacéutico español, pero por el sector farmacéutico español de calidad. A veces yo me asusto un poco cuando escucho decir “tenemos que fabricar mascarillas en España”. Hombre, yo no sé si en España lo que tenemos que fabricar son mascarillas o, más bien, dotarnos de los almacenes suficientes de mascarillas. Yo creo que lo que España tiene que fabricar son vacunas y tiene que fabricar tratamientos frente al COVID, y no estar tan preocupados con fabricar batas o mascarillas, que tienen un valor añadido, permítanme la comparación, pues mucho menor y, como se ha demostrado además, es mucho más fácil improvisar una línea de fabricación de mascarillas en una línea de fabricación de tejidos que improvisar una fábrica de vacunas. Por tanto, creo que nos debe preocupar la fabricación, como digo, de vacunas y de medicamentos.
¿Qué hace falta para un sistema nacional de salud más fuerte? Hace falta lo que le he dicho, señora Velasco, financiación con estos fondos. Hace falta entender mejor cuál es la política de profesionales que se debe llevar adelante. Yo entiendo su posición, entiendo la presión de los profesionales, pero creo que los temas son suficientemente complejos como para que le demos una pensada y si hace falta un libro blanco más, lo hagamos. Tenga en cuenta que la motivación del profesional no solamente es una motivación de pagar un mejor salario, es saber que tiene una carrera profesional o científica por delante, es saber que puede conciliar mejor con su familia, es saber que puede salir al extranjero y volver sin que se le penalice, como está ocurriendo. Tengo cercanos a médicos que, recién terminada su especialidad, tienen la duda de si irse al extranjero a pasar unos meses o un año o dos para superespecializarse porque saben que, si dejan el hospital donde han terminado la residencia, seguramente ya no les van a contratar. Estas cosas no pueden ocurrir en España, no pueden ocurrir. Tenemos que darle una vuelta, las cosas son complejas, igual que es complejo, como les decía, el tema de la doble dedicación de los profesionales al sector público y al sector privado, que está bien, se tienen que dedicar al sector público, pero a un gran profesional, si quieres que solo se dedique al sector público, hay que remunerarle bien, y no sé si estamos dispuestos a remunerarles como merecen. Por tanto, yo creo que el tema de los profesionales hay que darle una vuelta. Y las competencias profesionales están cambiando mucho. No tiene nada que ver la enfermería que tenemos hoy con la que teníamos hace veinte años, por tanto, tenemos que pensar las necesidades de médicos del futuro pensando que muchas de las cosas que hoy hacen los médicos las pueden hacer enfermeros. Por lo tanto, son temas complejos y hay que dedicarles tiempo y pensamiento.
Y voy a terminar con la pregunta, bueno, me queda la señora Prieto y luego termino con usted, señora Velasco, sobre el tema de los copagos. Más allá de lo que he dicho, señora Prieto, yo creo que se puede decir poco más. Yo creo que se han ido dando avances en cuanto a eliminar copagos a determinados colectivos de bajas rentas, como todos aquellos que tienen una pensión no contributiva o un ingreso mínimo vital o aquellos que tienen unos ingresos hasta cierto nivel, en algunas comunidades más que en otras (Valencia, País Vasco, Navarra), pero no hay un modelo único como existía antes. Yo creo que estamos siendo demasiado lentos en producir un cambio del sistema del copago farmacéutico español, que es necesario, y creo que lo que nos debe preocupar es garantizar el acceso al medicamento de las personas que lo necesitan, por tanto, tenemos que establecer un sistema de participación en el coste de los medicamentos, mientras no se pueda eliminar por completo, que esté basado en la renta y no en una situación de ser pensionista o no. La comparación es muy fácil, no tiene sentido que una persona pensionista con una pensión de 2500 euros pague un 10 % de los medicamentos y una persona que tiene un salario de 800 o 900 euros pues tenga que pagar el 40 % de sus medicamentos, no tiene sentido.
Y terminaré con cómo hacemos, porque era un tema que me preocupaba, señora Velasco, al preparar esta presentación. Vamos a imaginar que esta Comisión hace sus deberes, que estoy convencido de que los va a hacer y los va a hacer bien, y hace un maravilloso dictamen. Pero con ese dictamen no se resuelven las cosas, las cosas no ocurren porque se escriban el Boletín Oficial de las Cortes Generales. Por eso, yo, si me permiten, digo, bueno, ¿cómo hacemos el camino después del dictamen que, seguro, ustedes harán? Pues yo creo que, además de ese dictamen que seguro que harán ustedes con mucha sabiduría y espero que con mucho diálogo y mucho acuerdo, que hace falta mantener este espíritu de reconstrucción de la sanidad española en las Cortes. Por eso yo les sugeriría, si me permiten el atrevimiento, que se cree una comisión mixta Congreso-Senado para mantener el debate y poder seguir evaluando al Gobierno y al resto de administraciones públicas en cómo se van operativizando esas recomendaciones que ustedes mantienen en el dictamen final. Creo que hay que encargar una serie de estudios a expertos que permitan hacer recomendaciones concretas a las cuales seguramente ustedes, por falta de tiempo o por lo que sea, no van a poder llegar. Creo que al menos haría falta ese estudio sobre la financiación autonómica sanitaria y haría falta ese estudio de profesionales que les mencionaba antes. Hace falta también una estrategia –si la hace el Ministerio, genial, si no, la pueden encargar ustedes desde el Congreso– de transformación digital. Y, por supuesto, no he hablado nada en mi comparecencia porque me parecía que hubiese sido necesario dedicar dos o tres horas al tema de la integración y la colaboración sociosanitaria, que es una necesidad inmediata tanto del Sistema Nacional de Salud como de Servicios Sociales.
Creo que necesitamos llevar este plan de reformas al Consejo Interterritorial y que el Consejo Interterritorial debería también habilitar, dentro de su conjunto de comisiones, algún espacio para poder debatir, acordar y acompañar esta estrategia de reconstrucción del Sistema Nacional de Salud. Y hace falta un gran acuerdo social y político en torno a la sanidad. Está muy bien que ustedes se pongan de acuerdo, ojalá lo hagan por consenso, pero aquí faltan muchos más actores. Yo creo que hace falta un acuerdo donde estén también las corporaciones profesionales, las organizaciones de pacientes, los sindicatos, las sociedades científicas, que nos pongamos de acuerdo en las bases de ese nuevo sistema nacional de salud que tiene que surgir después del COVID-19. Muchísimas gracias.

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